La gratitud de muchos no es más que
la secreta esperanza de recibir beneficios nuevos y mayores
François de
La Rochefoucauld
Solo hay dos formas
de vivir la vida: una, es pensando que nada es un milagro y la otra, es creer
que todo lo es.
Albert Einstein
La videopolítica se ha
consolidado desplazando las viejas formas de hacer política y relegando los
discursos escritos. La segunda fase de la videopolítica ya está aquí y se
caracteriza por la preeminencia de los actores en detrimento de los discursos y
programas. En los últimos meses proliferan
los videos protagonizados por personas que forman parte de la contienda por la
conquista o la retención del gobierno. Algunos son cargos representativos y
otros tertulianos experimentados. En este flujo de videos, una buena parte de
los mismos difumina el mensaje político ensalzando la imagen del protagonista.
En anteriores entradas he comentado algunos que me suscitan bochorno, y, a
pesar de la dura competencia, Marta Lois, devenida en una portavoz del
marxismo-parapentismo, consigue encabezar este oscuro ranking con sus vuelos filmados
en parapente y el vaciado de sus bolsos.
Pero, entre la generación de
líderes políticos nacidos de la victoria del PP en las pasadas elecciones
autonómicas uno destaca inequívocamente: Carlos Mazón, Presidente de la
Comunidad Valenciana. Este representante
político, heredero del ínclito Eduardo Zaplana y Camps, se ha lanzado a la
producción de videos que registran toda su ajetreada actividad social. Todos
los días sube a TikTok decenas de videos que muestran encuentros personales con
falleros, industriales, trabajadores, policías, amas de casa, niños,
estudiantes y todo tipo de gentes.
La línea que sigue Mazón es la
despolitización. En los videos se presenta como una persona normal que pregunta o apoya a su
interlocutor en alguna cuestión que se muestra como una actividad no sujeta a
opciones o deliberación alguna. Las recientes Fallas han sido hiperexplotadas
por este ascendente histrión. De este modo transita por distintos escenarios de
la vida cotidiana para desproblematizarlos consagrando la normalidad. En no
pocos casos, este apoya manifiestamente a sus interlocutores. El caso de los
toreros es paradigmático. El resultado de este activismo desenfrenado en el que
se sustenta su política de comunicación es el de la potenciación de su imagen
de presidente investido por la normalidad y relativamente distanciado de su
función convencional, que tiene que ejercer en un campo en el que siempre
existen varias opciones entre las que hay que dirimir.
Mazón construye una imagen de que
se corresponde con el vetusto y sabio precepto enunciado por Franco y dirigido
a sus ministros “Les recomiendo que no se metan en política”. Es menester
reconocer la maestría en este arte de la persuasión indirecta del presidente
valenciano. Reconozco que sus dotes teatrales lo sitúan en el grupo de cabeza
de políticos en el tormentoso y declinante régimen del 78. Disfrazado de
fallero, en una entrevista en la televisión catalana, conversando con personas
mayores… el presidente-actor muestra sus competencias en la fabricación de su
imagen de persona que se encuentra por encima del bien y del mal. En este
sentido, su modelo referencial es el que durante tantos años practicó el Rey
Emérito Juan Carlos.
Esta forma de ejercer la
representación política implica una priorización de las actividades de
producción y refuerzo de su imagen en la perspectiva de las siguientes
elecciones en detrimento de las actividades de dirección política y
administrativa derivadas de su cargo. En estos años de restauración de la
normalidad en el sistema político español tras la irrupción de opciones
críticas en 2014, son practicadas por todos los partidos, cuyas intervenciones
se orientan a descalificar las actuaciones del adversario, menoscabando las
propuestas en la definición e implementación de políticas públicas. En este
caso, asistimos a la emergencia de un nuevo populismo de derechas de gran envergadura.
Parece inevitable recordar el antecedente de la señora Rita, antigua alcaldesa
de Valencia y maestra en el arte de disolver la política en un conjunto de
imágenes profusas.
Cuando veo algún video de Mazón,
recuerdo que en los interrogatorios que sufrí en la Dirección General de
Seguridad, ejecutados por los policías de la Brigada Social, ellos siempre
recurrían a la idea de normalidad. Se presentaban a sí mismos como gente normal
y se esforzaban en definirme como un bicho “anormal”. Con posterioridad, me he
encontrado en la vida con muchas personas perniciosas que se calificaban a sí
mismos como normales. Tengo que reconocer que Mazón alcanza casi la perfección
en sus comparecencias públicas con distintos paisanos. Su capacidad de
disfrazarse es extraordinariamente sutil. Así ha cristalizado en una suerte de
Trump valenciano, dotado de la proverbial calma asociada a la apacible vida
mediterránea.
Entre los numerosos videos que he
visto protagonizados por este compulsivo activista audiovisual, uno me ha
llamado poderosamente la atención, en tanto condensa el espíritu prevaleciente
en los distintos gobiernos del régimen del 78. En este, aparece en un despacho
oficial con varios de sus técnicos, anunciando que va a sortear varias entradas
para presenciar la mascletá de las Fallas en las primeras filas. De este modo,
redistribuye las posiciones privilegiadas de las primeras filas, introduciendo
un pequeño grupo de personas resultantes del premio en el sorteo, a los que
califica con el término de “agraciados”. Estos podrán compartir con las élites
permanentes estas privilegiadas posiciones, para retornar en la próxima edición
a la masa concentrada en la retaguardia.
Mazón, con mucha pompa se dirige
al ordenador y teclea este para discernir el número agraciado. Este aparece
sobre una gran pantalla en la pared. Ese número y los siguientes, hasta
completar el cupo de agraciados, son los afortunados que disfrutarán de un
privilegio por un día. El presidente aprovecha el sorteo filmado para presentar
su mano como dotada de la virtud de agraciar a varios de los inscritos en la
lista de candidatos. Termina felicitándolos y concluye aprovechando hasta el
último suspiro su imagen benevolente.
La mecánica del sorteo y sus significaciones
implican la glorificación del azar. Desde el comienzo de la flamante democracia
española, ha tenido lugar un largo proceso de reestructuración social, por el
que grandes contingentes de personas, desde los años noventa generaciones, han
sido desalojados de posiciones estables, configurando una sociedad definida por
las inestabilidades resultantes de la confluencia entre la precarización y la
asunción de la condición central de inquilino. Este proceso de reclasamiento ha
caminado paralelo al auge de los juegos de azar. Grandes contingentes de
personas asumen las contrapartidas negativas de la debilidad de las posiciones
sociales en las que se encuentran, compensándolas con las ensoñaciones
promovidas por los juegos de azar, que suscitan energías mentales polarizadas a
las esperanzas.
En la nueva sociedad española, la
institución central de las Apuestas Mutuas y los locales en las que estos se
encuentran enclavados, representan un tráfico de ilusiones monumental, que
termina, en muchos casos, por articular temporalmente la vida cotidiana en
ciclos temporales establecidos entre los sorteos. En este contexto, el juego se
ha expandido a todas las esferas de la vida. Mazón sintetiza magistralmente su
proyecto de acción política seleccionando los agraciados entre la enorme masa
de no agraciados, por no decir desgraciados. Para la gente joven, el largo
camino entre los años setenta y hoy, se puede representar en que, en aquél
pasado. No pocos accedieron a una vivienda en propiedad, que entonces costaba aproximadamente
quince o veinte salarios mensuales.
Ahora, tras la larga
reestructuración social, las cosas están en bastante más de doscientos
cincuenta salarios para adquirir la propiedad. No es de extrañar que el orden
social y político se base en la debilidad de los dos grandes contingentes de
inquilinos e hipotecados, cruzados con los continentes laborales de los
becarios, precarios, interinos y otras especies amenazadas por la caducidad.
Esa gran sociedad de (des)graciados celebra las ceremonias instituidas por los
poderes estatales de constituir pequeños grupos de agraciados. En cualquier
caso, intuyo que Mazón va a dar mucho juego a este blog.
No hay comentarios:
Publicar un comentario