El acto de
presentación de la candidatura de Yolanda Díaz ayer en Madrid ha constituido un
acontecimiento semiológico-político de primer orden. La presidenta de su propio espacio político, avalada por el
PSOE y su constelación de medios de comunicación, compareció ante los enardecidos
congregados movilizando las emociones de estos, en un espectáculo que ofreció
un variado repertorio de lenguajes visuales y catálogos de gestos, que
contrastaban con un discurso político manifiestamente parco y convencional. En
este sentido, este fue un acto muy representativo de la videopolítica vigente,
en el que la puesta en escena se sobrepone a los discursos, que comparecen en
términos inequívocamente líquidos, según el enunciado de Bauman.
No me voy a
tomar muy en serio el análisis del acontecimiento, porque las contradicciones
en el ecosistema de la izquierda en el gobierno alcanzan tal magnitud, que
nadie con cierto sentido puede tratar de interpretarlas racionalmente. Por
poner un ejemplo, la lideresa ya se presentó públicamente en Madrid en el
Matadero, prohibiendo públicamente acudir a los líderes de los partidos
contiguos. Ahora se presenta como el cemento que aglutina a trece partidos,
dispuestos entusiásticamente a embarcarse en la nueva arca de Noé, ahora
tripulada por Yolanda.
Ha sido
inevitable recordar la magnífica película de Mike Newell “Cuatro bodas y un
funeral”, en tanto que allí comparecían trece candidatos, bien a casarse en
primeras nupcias, o a renovar los matrimonios tan felices materializados los
últimos tres años. Así que el acto adquirió la forma de una gozosa boda, en el
que lo más importante fueron los encuentros de la prolífica novia con los más
acaudalados pretendientes. Los realizadores de las teles estuvieron a la altura
capturando las imágenes y los primeros planos de los saludos y los abrazos. La
novia desplegó su repertorio gestual habitual, no defraudando a nadie.
Las trece
bodas no encubrieron, sino al contrario, el funeral de Podemos, que tuvo lugar
desde el mismo lema de las bodas múltiples: Todo empieza ahora. Este significa
la presentación de la lideresa borrando su propio pasado. En un acto prodigioso
proclamaba su autogénesis, borrando sus huellas dactilares en el pasado. Así,
Podemos, todavía presente en el gobierno mediante varios ministros, adquiere un
perfil manifiestamente zombi. De este modo el acto adquiría una naturaleza
prodigiosa, en el que tenía lugar una creación y una transubstanciación. Fue
inevitable establecer un vínculo con los prodigiosos evangelistas de los actos
del PP.
Este aspecto
de prestidigitación se maximizó con la intervención de un joven, cuya actuación
alcanzó un éxtasis comunicacional, en tanto que hablaba en nombre de un
referente político inexistente. La única alternativa era emocionarse, en tanto
que el orador remitía a la imaginación de un sujeto político desaparecido. Pero
que él mismo era capaz de invocar haciéndolo visible para la imaginación de los
movilizados por la magia de sus palabras y de su imagen. El ilusionismo se
apoderaba de la audiencia y catalizaba sus nostalgias de cuando fueron jóvenes
contestatarios en distintos tiempos.
Este
planteamiento elude cualquier argumento programático o estratégico. Los no
asistentes, caracterizados por la antológica Mónica García como “pesimistas”,
adquieren así la condición de malditos, en tanto que aguafiestas del acto
eucarístico de la unidad de la izquierda, obviando la cuestión de la definición
de la situación, las líneas estratégicas o los contenidos programáticos. Así,
los de Podemos son, en rigor, objeto de conjura y descalificación. En este
contexto, las palabras de la poliamorosa novia, dirigidas a Iglesias “las
mujeres no somos de nadie…..no queremos ser tuteladas”, adquieren una
significación que se aproxima a una condena judicial hermética.
Trece bodas
simultáneas, un funeral que conducen inequívocamente al eterno retorno de
Mancur Olson. Este economista que publicó en 1964 “La lógica de la acción
colectiva”, un libro que ha representado en mi propia biografía varios
retornos, en tanto que proporciona varias claves de explicación de
acontecimientos indescifrables desde otras perspectivas. La congregación de las
trece tribus de la izquierda política significa tiene una explicación
olsoniana. Resulta que los bienes públicos por los que laboran se especifican
en carteras ministeriales o de consejeros en autonomías, escaños, asesorías,
fundaciones, empresas públicas y otros semejantes. Este es el patrimonio que
ofrece la novia, sustentada en los magos de la opinión pública de las nebulosas
encuestas.
Así, todos
acuden reclamando su cuota de lugares en los que asentarse, esperando la
generosidad de Doña Yolanda en el reparto. Su afirmación de que “es preciso
dialogar, y dialogar más con quien no esté de acuerdo”, se va a especificar de
forma dramática en el futuro inmediato, cuando las bodas y los viajes de novios
concluyan y aparezcan las listas. En su inteligente interpretación de la acción
colectiva, Olson plantea el problema de la acción colectiva en términos que
atribuye el protagonismo a cada individuo, así como la espinosa cuestión de la
relación existente entre la aportación de cada uno y los beneficios que recibe.
En este proceso comparecen los free rider o gorrones, que se apropian de
beneficios que exceden su contribución.
No quiero ni
imaginar la situación de reparto de varias clases de sillones. Porque es
evidente que estos siempre serán muy inferiores, en cualesquiera de los casos,
al de los aspirantes. Los antecedentes en Andalucía fueron concluyentes. Todos
juntos obtuvieron menos escaños que un Vox menguante, y aún y así, no colaboran
entre ellos y se mantienen escindidos en tres partes, reinventando la
miniaturización parlamentaria. Los antecedentes de las municipales a día de hoy
son concluyentes. Cada grupo juega a maximizar sus intereses, aún a costa de
eliminar a sus rivales. El atormentado viaje de los sucesores de Carmena en el
Ayuntamiento de Madrid ilustra acerca de las tácticas autodestructivas de los
competidores y del desplazamiento de los fines, en tanto que lo decisivo no es
la materialización de un programa, sino la conservación y ampliación del poder
institucional.
Los partidos
políticos presentes en el insigne acto de los enlaces matrimoniales múltiples
no son partidos en rigor, dotados de dirección y organización estable, sino
redes de personas unidas por su vocación de instalarse en las instituciones. En
un ambiente así, se producen comportamientos institucionalmente perversos,
tales y como la reversión del poder de los pequeños, que exigen cuotas de
bienes públicos muy superiores a su aportación basados en el poder que les
otorga su condición de bisagras. Si los grandes depredadores son temibles, los
pequeños pueden estar representados por las pirañas en cuanto a su voracidad.
De nuevo se puede recurrir al Ayuntamiento de Madrid para comprender las
lógicas de la acción de las distintas fracciones en competencia.
Por estas
razones, si lo que fue representado ayer fueron varias bodas simultáneas no
quiero pensar en las desavenencias y los divorcios previsibles. El prodigioso
acto de ayer remite a la ficción política. El futuro es bastante crudo, aún
para la izquierda festiva imaginaria, en tanto que las elecciones autonómicas
y municipales pueden ser demoledoras. En los últimos días les he contado a mis
próximos, que lo mejor que podía haber hecho Díaz es anunciar el sorteo de un
escaño seguro allí. Esto habría suscitado, paradójicamente, menos desavenencias
que cualquier otra forma de reparto.
He leído con interés las tres últimas entradas del blog de Juan Irigoyen que, por otra parte, se complementan. Estamos asistiendo a la representación a cago de de Yolanda Díaz, de la enésima operación transformista de la izquierda reformista española, diría que camaleónica, una operación a mi juicio "pilotada" por Izquierda Unida que tiene muchas cuentas pendientes con Podemos(Juna I. habla del astuto Garzón, por otra parte un personaje gris, genuino producto de la coalición y también de su antecesor el PCE . Al hundimiento de Podemos, como dice el autor, contribuyeron en gran medida las incesantes luchas intestinas y el hecho de que no hayan "metabolizado" correctamente el éxito en las urnas. No creo que haya región española donde no anden a la greña. Lamentable! ¿Qué decir del proyecto aglutinador e "ilusionante" capitaneado por Yolanda Díaz que no haya dicho Juan I.? Un programa que aspira a "transformar la vida de la gente haciendo política con mayúsculas"???.El programa de la candidata que quiere ser la primera mujer presidenta de un gobierno en España se reduce a enviar besos, prodigar ternura desde el púlpito y poco más. La vacuidad más absoluta. Mientras grandes franjas de la población de este país lo están pasando francamente mal y siguen sin sentirse representados por toda esta tropa de trepas, me refiero a los que apoyan el gobierno más progresista de la historia de España. Un saludo,
ResponderEliminarCristina.