He pasado
una gran parte de mi vida profesional en el campo de la salud, desempeñándome
como sociólogo. En este blog he escrito varios post con el significativo título
de “Memorias de la extravagancia”, con el que quería afirmar mi posición
marginal en un campo cerrado y blindado al exterior como es el de la profesión
médica, y también la enfermería. Contar con la presencia de un sociólogo, era
de facto una extravagancia que remitía a fugaces viajes al exterior del campo,
para retornar a la pétrea realidad organizada en torno a la salud. Los esquemas
referenciales compartidos por los habitantes de este mundo, se agotan en las
densas realidades implicadas en la atención a la salud. El resultado es que lo
exterior, el entorno, queda drásticamente reducido por el fulgor emitido por la
salud-sol que reina en esta galaxia.
La crisis
del Covid-19 ha reforzado la sectorialidad de una forma inquietante, de modo
que incluso los segmentos profesionales más abiertos al más allá de la salud,
han experimentado una conmoción que les ha hecho retornar al centro de la
tierra-salud. Así, la mayor parte de los profesionales progresistas, piensan
las estrategias de afrontamiento de la crisis sanitaria en términos
radicalmente sanitaristas, haciendo abstracción de otras dimensiones de sus
decisiones. Profesionales progresistas hasta hace pocos días, propugnan medidas
de intervención que implican la supresión de las libertades y la conformación
de un poder médico-epidemiológico aplastante, que ocupa una posición central en
el estado, interviniendo brutalmente sobre la población, que es reducida a un
agregado de personas rastreables y vigiladas. Cualquier desviación es
considerada como un acto penalizable, que es remitido a la policía para ser
sancionado.
No. El
confinamiento no es solamente una estrategia de control de la expansión del virus. Esta no ocurre en el vacío social, tal y como vuestras percepciones e
interpretaciones afirman. Por el contrario, el confinamiento implica un
fortalecimiento sin precedentes de la razón de estado en una estructura social
dual, dominada por varios complejos económicos en los que brillan distintas
empresas que tienen objetivos manifiestos que se ubican más allá de su propia
producción. El confinamiento y la desescalada es un experimento de control político
y social que carece de antecedentes, y que puede considerarse como
irreversible, siendo un componente de lo que con enjundia se denomina “la nueva
realidad”.
En el último
número de Le Monde Diplomatique, en su edición en español, viene un interesante
artículo de Félix Tréguer con el título de “Frente a la emergencia sanitaria
apuesta por la seguridad". Este inscribe la crisis sanitaria y el confinamiento
en un escenario histórico caracterizado por la implementación de un nuevo
control digital de masas, realizado por un complejo de empresas globales. Este
es el complejo tecnológico-securitario. Históricamente supone un tránsito
acelerado a una situación en la que la seguridad se sobrepone manifiestamente
sobre la libertad. Esta crisis
precisamente, supone un hito en la consolidación de un nuevo capitalismo de la
vigilancia, en el que el dispositivo médico-epidemiológico ensaya un
experimento de control masivo legitimado por el miedo colectivo, debido
justamente a la ausencia de un tratamiento para esta peste posmoderna.
El primer
párrafo es altamente elocuente: “ En Australia Occidental, el gobernador tiene
ahora potestad para imponer brazaletes electrónicos a las personas
potencialmente infectadas por coronavirus y puestas en aislamiento. En China,
la temperatura corporal de los repartidores de comida a domicilio aparece junto
a su geolocalización en el Smartphone de los destinatarios; a estos también se
los rastrea para evaluar su riesgo de contagiosidad y deducir de él un código
de color que condiciona el acceso a los centros de trabajo, al transporte o a
las zonas residenciales. Los agentes de policía chinos también van provistos
con gafas de realidad aumentada. Conectadas a unas cámaras térmicas que llevan
en el casco, les permiten detectar a las personas febriles entre las
multitudes. Mediante una aplicación instalada en los teléfonos móviles, los
residentes polacos puestos en cuarentena deben autentificarse ante la policía
enviando con regularidad un autorretrato digital(selfie) tomado en casa. Y en cuanto
a Nueva Zelanda, la policía ha puesto en marcha una plataforma digital de
delación, en la que se invita a los ciudadanos a denunciar los incumplimientos
de las medidas de contención que pudieran presenciar”.
El núcleo
argumental de Tréguer es resaltar que la emergencia sanitaria del Covid-19
implica un colapso del sistema sanitario, que no puede responder por la
ausencia de un tratamiento. En esta situación se recurre al confinamiento para
proteger a la población de sí misma, es decir, de aquellas personas infectadas.
Pero este deviene en un mecanismo gigantesco de vigilancia, que es realizada
mediante la movilización del complejo industrial securitario. La OMS, en
colaboración con la Fundación Bill y Melinda Gates, apostaron por los
algoritmos y el Big Data, en la creencia de que el análisis de datos masivos
puede anticipar las respuestas.
Pero estas
tecnologías han mostrado sus limitaciones para el control del problema. Sus resultados tienen como contrapartida la
supresión radical de las libertades. El modelo chino, polarizado en aislar la
población, localizar a los infectados y rastrear sus relaciones, se impone en
todas partes como paradigma de la eficacia, haciendo abstracción de las otras
dimensiones de este formidable dispositivo de control. Tréguer afirma que esta
apoteosis de intervención estatal se funda en las experiencias previas de
control de lo que se entiende como “desviación social”. Los métodos aplicados
en el control de delincuentes, rebeldes, psiquiatrizados, marginados y otras
categorías estigmatizadas, ahora se aplican a escala de toda la población.
También los aplicados al terrorismo.
La sólida
alianza entre la salud pública y la razón de estado se remonta al pasado. Todas
las anteriores pandemias reforzaron el poder de los estados, inventaron nuevas
prácticas policiales y métodos para el fichaje y vigilancia de los
ciudadanos. Ahora, la obligación de
convivir con el Smartphone dotado de aplicaciones de rastreo, permiten a los
poderes públicos visibilizar y conservar el historial de contactos de cada
individuo. Esta intervención constituye una sofisticación totalitaria sin
precedentes. Me permito decir a los médicos y salubristas progresistas,
fascinados por su posición de control sobre la población, que es imposible
pensar el cambio en una sociedad así. Con esta tecnología de control hubiera
sido imposible el movimiento sindical, feminista, ecologista o pacifista. Las
posibilidades de cualquier proyecto de cambio se cierran en una situación así.
Tréguer
subraya que este posicionamiento por estrategias de control perjudica a las
estrategias convencionales de intervención, basadas en la obtención de
influencia en la población. Las terribles imágenes del epidemiólogo-monarca,
ubicado en el centro del plató, y rodeado de varios severos uniformados
portadores de discursos coercitivos y amenazadores, son elocuentes. Quien
disienta es un incumplidor y caerá sobre él peso del estado, este es el mensaje
emitido por las autoridades del estado de alerta (excepción). Me invade un
sentimiento de vergüenza, en tanto que varias personas que he conocido
personalmente se encuentran involucradas en esta situación a alto nivel, ajenas
a sus consecuencias extrasanitarias.
Esta apuesta
por la securitización favorece a las empresas globales del sector digital, que
devienen en los beneficiarios netos y consolidan sus proyectos empresariales.
Google, Facebook, Microsoft, Apple, Amazon y otros nobles de la digitalización,
se convierten en los nuevos señores del aire. El capitalismo de la vigilancia
triunfa contundentemente, legitimando sus proyectos económicos y sociales.
Ahora son los socios preferentes en la tarea providencial del nuevo estado
epidemiológico de controlar severamente a la población. En el artículo se
destaca la paradoja de que esta santa alianza con las empresas del complejo
securitario debilita los servicios públicos mediante la evasión fiscal, las
lógicas de gestión y subcontratación ensayadas en estas empresas, y que
terminan por importarse al nuevo estado de la vigilancia. Así se construye la vulneración
de las libertades públicas asistida por ordenador.
La galaxia
de la salud manifiesta su descentramiento radical, contribuyendo activamente, e
involuntariamente en la mayoría de los casos, a la conformación de un nuevo orden de
vigilancia totalitaria, que pone en manos de los estados y sus socios del
complejo empresarial securitario, unas herramientas que les permiten
neutralizar en el presente y futuro cualquier movimiento de disidencia. Tras tantos años como compañero
de viaje, ahora la bifurcación es inevitable. El sesgo sectorial conduce a una catástrofe civilizatoria. Lo peor radica, paradójicamente, en que los más perjudicados en este gran ensayo de control son, precisamente, los enfermos y los mayores. Estas son las víctimas de la no-vida congelada y confinada, que les espera por el efecto de la gestión del Covid-9. Hoy he leído en un periódico asturiano que la mitad de la población, mayores sobre todo, no se atrevía a salir a la calle todavía. Propongo que les concedan el próximo premio de Princesa de Asturias por su autosacrificio e internalización del miedo, que los hace precursores de la vida vaciada y enjaulada imprescindible para mantener tan alta esperanza de vida.
8 comentarios:
Al hilo de algunas de tus reflexiones merece la pena leer las de Naomi Klein en:
https://theintercept.com/2020/05/08/andrew-cuomo-eric-schmidt-coronavirus-tech-shock-doctrine/
Saludos,
Antonio Escolar
Saludos cordiales Antonio, es un placer verte por estas páginas. Noami Klein es un ejemplo de una visión general de las sociedades del presente, lo que le permite no extraviarse en senderos sectoriales. Sí, confinamiento en las nuevas casas carcel transparentes al poder y vigiladas las 24 horas del día. En una situación así me pregunto si se puede seguir hablando de democracia.
Con gran belleza describe una realidad de la cual no dejo de asombrarme cada vez más a la par que el círculo del poder se cierra sobre nosotros. Estoy triste.
Pues estar confinado no es agradable y el control por parte de los estados tampoco, ¿pero eso es una novedad? desde que nos dieron el DNI estamos controlados, pero son las mentes que mediante las televisiones basicamente están controladas a mi ese es el que me da miedo y no es de ahora mismo, viene de lejos. Por otra parte desde luego no me mato por salir, soy junto con mi computadora extraordinariamente casero, otros desde luego ni computadora ni casa ni nada de nada, eso también me da miedo y esto que me mandan y me consta que es verdad también me da miedo, lo confieso: "Todavía después de tantos fallecimientos, la gente no se toma en serio esto, que por desgracia nos está pasando, a ver si explícalo de esta manera lo entienden de una vez.
Se habla de reanimación o ventilación pero mucha gente no sabe lo que en La verdad es trata.
No se trata de una máscara de oxígeno puesto en la boca mientras usted disfruta acostado pensando en su vida ...
La ventilación invasiva para el COVID19 (intubación que se hace bajo anestesia general) consiste e n quedarse 2 a 3 semanas sin moverse, muchas veces boca abajo (decúbito prono) con un tubo en la boca hasta la tráquea y que le permite respirar al ritmo de la máquina! a la que está conectado.
Usted no puede hablar ni comer ni hacer nada de manera natural.
La molestia y el dolor que siente necesitan de la administración de sedantes y analgésicos para garantizar la tolerancia al tubo. Durante el tiempo que el paciente necesita la máquina para respirar todo esto durante un coma artificial.
En 20 días de este tratamiento en un paciente joven, la pérdida de masa muscular es del 40% y la reeducación será de 6 a 12 meses, asociada a traumatismos de la boca o de las cuerdas vocales.
¡Es por esta razón que las personas mayores o ya frágiles no aguantan!
"Si llegaste hasta aquí, te agradecería compartimientos para que entre todos tomemos en serio esto, ahora que se va a volver a salir ... que sigan por favor las indicaciones y se lo tomen más en serio". Un abrazo al personal de riesgo :-))
Hola Juan,
¿Podriamos aplicar el concepto de institución total al conjunto de la sociedad en la situación actual?
Según Goffman en INTERNADOS (1961:13):
“lugar de residencia o trabajo, donde un gran número de individuos en igual situación, aislados de la sociedad por un periodo apreciable de tiempo, comparten en su encierro una rutina diaria, administrada formalmente”
Gracias Lirón. La situación de la sociedad en confinamiento presenta analogías con el concepto de Goffman, pero también diferencias. La institución total tiene un localización definida, así como su población. La población confinada lo es de modo provisional, para ser subjetivada para un confinamiento abierto y más flexible, y quizás intermitente. Cambia el tipo de control ejercido y la finalidad, que es vigilar y aislar a varias categorías de sujetos, y no a la totalidad, como en los internados.
Pienso que el experimento del confinamiento es la invención de una nueva institución que se puede definir como un campo de concentración abierto, en el que habitan distintas clases de confinados. Los enfermos (patologías previas) y los ancianos, tienden al confinamiento total, y los demás son gobernados por otras lógicas.
Saludos Juan, efectivamente asi es. El virus NO EXISTE, los gobiernos están asesinando a la gente envenenando el agua con una sustancia radioactiva secreta y con el 5g en algunos sitios... Esto afecta a la INMUNOGLOBULINA y concretamente al grupo histiologico H2.00.04
Ese agua contaminada no es necesario beberla para enfermarse, entra por oos OJOS... por eso la gente con covid tiene los ojos asi... los médicos están confundiendo el EFECTO con la CAUSA... estudian esos virus que son el efecto del ataque previo por medio del envenenamiento y 5g que son la CAUSA... siendo atacados los virus y bacterias de la biota que convive dentro del ser humano. El plan del covid lo diseñó el director de cine stanley KUBRICK y nos lo cuenta y denuncia todo de forma oculta y hermética en su última película EWS... justo antes de ser asesinado por esta mafia masónica. Saludos
Karolo: Se te fue la olla, pero no cites a una persona tan respetable como Kubrick
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