Esta
Nochebuena es un día de rememoración para mí, en el que las ausencias se
sobreponen a las presencias. Es inevitable que me invadan varias nostalgias.
Por eso quiero compartir con los lectores del blog algunas músicas que conducen
a mis imaginarios de tiempos anteriores. Si se trata de evocar pasajes de mi
vida, los antiguos amores aparecen en primer plano. Los pequeños, los medianos
y los grandes. Los fugaces, los intensos, los frustrados, los imposibles, los
imaginados… Los amores que llenan de sentido a las vidas. Esta es una música
amable que me hace sonreír hoy, y también soñar viajando a mis pasados.
Una de mis
ensoñaciones favoritas, que me han ayudado a vivir distintas situaciones
sórdidas, ha sido la posibilidad de fugarme. El descubrimiento de la Música de
Cesárea Evora estimuló mi imaginación durante muchos años. Cabo Verde sería el
lugar idóneo para vivir un amor, en consonancia con la naturaleza, y alejado de
las sociedades de control que me rodeaban, y que emitían señales cada vez más
perceptibles. El Atlántico, una sociedad no desarrollada, que percibía como lo
más cercano posible a las sociedades convivenciales que conceptualizó Ivan
Illich, o a las de la “austeridad compartida”, que imaginó Ignacio Ellacuría.
Este parecía ser el lugar idóneo para consumar una escapada, que me liberase
del terrible peso de ser profesor universitario en una universidad
fantasmagórica, así como sociólogo en el capitalismo global en el imperio
neoliberal. Soñé con el viento, la luz, el mar, y los seres humanos
desprovistos de esa fatalidad cuya primera versión fue “la motivación para el
logro”.
Pero, por varias
circunstancias combinadas, no fue posible esta evasión. Tuve que renunciar a mi
fantasía de desaparecer de mi agobiante medio y desembarazarme de todos mis opresivos
disfraces. El problema es que el paraíso caboverdiano ha sido disuelto por el
avance impetuoso del nuevo capitalismo global, que se ha extendido a todos los
confines mediante la generalización de la barbarie turística. Ahora, los
espacios que aparecen en los vídeos y los seres humanos que los habitan, han
sido reconvertidos, asignándolos un valor económico que disuelve la vieja
sociedad convivencial. Cabo Verde ya es un lugar inserto en el espacio de los
flujos turísticos. En este blog he presentado algún video que ilustraba mi
fascinación por las personas que vivían lentamente en congruencia con una
naturaleza privilegiada. De ese mundo solo quedan las nostalgias de sus músicas
y las imágenes de sus videos, ya sobrepasadas por los complejos hoteleros, su
corte de animadores turísticos y los arquetipos personales de los visitantes
fugaces en busca de una aventura industrialmente confeccionada, que alimente su
biografía digitalizada.
Armando Tito es un músico que siempre me ha fascinado. Es un excelente guitarrista de Cabo Verde que no se ha hecho rico. Ha vivido disfrutando de la música y de la vida, muy en consonancia con los que le rodean. Este es un video del famoso concierto de Cesaria Evora en la sala Bataclan de París, en la que actúa como músico de la banda y realiza un solo de guitarra antológico.
La celebración de cumpleaños del vetusto, entrañable y vital Armando Tito, en un ambiente en el que dominan las personas que ponen la vida por delante del dinero. En esta fiesta hay muchas personas que solo pueden calificarse como fantásticas, por su capacidad de gozar de los momentos de la vida, que se sobrepone en lo diario al afán de obtener logros económicos y de estatus. Me he perdido la posibilidad de vivir con ellas y con sus músicos excelsos.
Buenas fiestas y un abrazo para todos los lectores.
Lo mismo te deseo Juan unos días de felicidad que siempre conllevan algo de melancolía, ¡¡que le vamos a hacer¡¡ así es la vida de los que piensan y existen :))
ResponderEliminarMuchas gracias Juan. Preciosas canciones.
ResponderEliminarGracias a los dos. Se os echaba de menos en este desierto digital
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