En los años
setenta, conocí en la cárcel de Carabanchel, a un dirigente trotskista de la
cuarta internacional posadista. Conversamos en distintas ocasiones, en las que
me explicó su proyecto, dado mi interés por conocer los misterios de la cuarta
internacional. Recuerdo que me dejó un
libro con tres textos de ponencias de su
congreso mundial, en los que se argumentaban
sus posiciones. El primero se titulaba así: “La marcha hacia la revolución
mundial”. Ponente: Camarada J. Posadas. El segundo: “El papel que desempeña
América Latina en el proceso de la revolución mundial”. Ponente: Camarada J.
Posadas. El tercera y último tenía este
título: “Acerca de la gigantesca aportación del pensamiento del camarada J. Posadas
a la revolución mundial”. Ponente: Camarada J. Posadas.
El camarada
J. Posadas, trotskista argentino y dirigente de esta organización, reproducía la
caricatura de un modelo de liderazgo apoteósico, que, paradójicamente, había
encarnado en un estado su compañero y verdugo Stalin. En cualquier caso, todos
los liderazgos nacidos de las revoluciones inspiradas por la tercera
internacional, sin excepción alguna, han devenido en fenómenos que lindan con
lo patológico. En este caso, representa un modelo que ilustra el poder absoluto
de la figura del secretario general. Ciertamente, este tipo de liderazgo tóxico
paraliza a las organizaciones en las que se arraiga, imponiendo un clima cerrado
y disciplinario que impide la iniciativa y dificulta la facultad de conocer y
aprender a las personas insertas en este orden. La obediencia deviene en el
comportamiento obligatorio sin ambigüedad alguna, mutilando las capacidades intelectivas
de los militantes.
Esta clase
de liderazgo es coherente con el contexto del final del siglo XIX y de la mayor
parte del siglo XX, en los que domina el capitalismo taylorista y la empresa
jerárquica. El socialismo real reconstruye una estructura que presenta
semejanzas con las mismas. Pero, desde los años sesenta del pasado siglo, se generan
unas condiciones que limitan severamente esta clase de organización y liderazgo.
En los contextos en que esta se impone, el aislamiento termina por ser
inevitable, acompañado por la secuela de fenómenos mórbidos de distintas
clases.
En el caso
de Podemos, en el curso de sus primeros años de vida, el hiperliderazgo de
Pablo Iglesias se consolida simultáneamente al debilitamiento de su difusa
organización. En tanto que su figura monopoliza el discurso y la acción de
Podemos, decrece considerablemente la vida de los círculos y sus miembros
conforman una masa de votantes lista para avalar las decisiones del gran conductor.
Al tiempo, los posibles rivales de Iglesias son arrojados al exterior,
produciéndose un fenómeno de uniformización radical, que presenta analogías con
el modelo de los viejos partidos marxistas-leninistas. La actividad de la
organización la desempeñan en régimen de monopolio un grupo de dirigentes
fieles. Expresar cualquier diferencia, implica una intensa y supersónica
degradación de quien la protagonice, concluyendo con su salida.
En este
orden hermético, constituido en torno al líder providencial, solo cuentan
aquellos que puedan optar a ser candidatos para cargos públicos en las
distintas instituciones representativas. Los demás, los inscritos y las
inscritas, son conformados como una base
de votantes virtuales, que tienen la certeza de poder hacerlo, superando así la
condición probabilística de unidad muestral, que es la forma de participación
establecida en el nuevo capitalismo autoritario y mediatizado del presente. Así
se reafirma el modelo de militancia difusa en la videopolítica. El rol ejercido,
consiste en aclamar y aplaudir a los líderes en los actos públicos, formando un
conglomerado humano como fondo del tránsito del líder ante las cámaras. Lo
importante en este papel son las extremidades: Aplaudir con las manos, menear
las cabezas al ritmo de las explosiones de apoyo, así como otras expresiones
corporales que acompañen a la exaltación del líder. El inscrito también cumple
con su obligación de producir y difundir mensajes en las redes sociales.
Me asombra
la austeridad verbal y discursiva con la que se prodigan los dirigentes de
Podemos hacia sus bases. El áspero término de “inscritos”, habla por sí mismo.
En tanto que otras organizaciones hacen gala de discursos compensatorios
respecto a sus militantes, que comparten una situación de marginación
semejante, en este caso, son extraordinariamente enigmáticos. Sin embargo, la
coherencia de esta posición estriba en que la acción política descansa
fundamentalmente en los medios y las televisiones. En este contexto, los
militantes son prescindibles en buena parte de sus funciones. Compiten con
otros aclamadores e incondicionales en sus puestas en escena ante las cámaras.
En los meses
de permisos parentales de Pablo e Irene, me ha escandalizado la actividad de
baja intensidad del núcleo dirigente. En unos meses cruciales, necesitados de
posicionamientos, estrategias y comunicación pública, el silencio y la
parálisis de Podemos era insólito. Se asemeja a lo que las antiguas novias de
los tiempos del nacional-catolicismo practicaban cuando sus parejas se
ausentaban. Aquello se denominaba como “guardar la ausencia”. Nadie ocupaba el
nicho vacío de los dirigentes. El retorno de los mismos a la actividad pública
se realizó mediante actos públicos en los que los incondicionales fueron
colmados por los largos discursos de los felizmente retornados. La presentación
del acto de Pablo, fue verdaderamente antológica, en tanto que expresaba sin
tapujos el inconsciente organizacional.
La
confluencia del papel que la videopolítica confiere a los líderes, que acumulan
capital mediático en detrimento de los dirigentes intermedios, confirmando el
monopolio de la voz partidaria, con la vieja tradición de los partidos de la
tercera internacional, que se fundan sobre una jerarquía inapelable, conforma
una extraña realidad en Podemos. La aceptación de los discursos del nuevo
anticapitalismo, que apelan a la iniciativa, a la horizontalidad, a la amistad,
a las formas relacionales asociadas a los cuidados, así como a la influencia
del feminismo, contrasta con la existencia de una jerarquía intensa, que
implica formas de obediencia activa muy intensas.
Los
discursos de los afectos y los abrazos, se producen en un medio en el que las
luchas por las posiciones de la cúpula, adquieren una forma dramática, en la
que los perdedores son literalmente linchados mediante ceremonias de
degradación que remiten a formas eclesiásticas. El discrepante, es señalado
mediáticamente por el extraño demiurgo Monedero, ubicado en el exterior de la
organización, en el espacio de máxima visibilidad mediáticamente. Una vez
etiquetado, es sometido a un ritual de descalificación, aislamiento y
suspensión, que remite al modelo de una secta. La dureza gestual de los líderes
supremos y sus colaboradores, es manifiesto. Podemos ha perfeccionado el arte
de la degradación mediática.
Es asombroso
la cantidad de víctimas que este aparato postmediático nucleado en torno a
Pablo Iglesias e Irene Montero ha producido en los últimos años. La mayor parte
del núcleo de fundadores se encuentra fuera. Me impresiona particularmente el
caso de Carolina Bescansa, literalmente apartada y degradada con una violencia
simbólica inusitada. La dureza gestual de los líderes-conductores es
impresionante. Asimismo, numerosos líderes territoriales y equipos completos,
han sido devastados por el aparato
liderado por Echenique. En todas las autonomías se acumulan las víctimas de
conflictos que se resuelven como duelos al sol. También los líderes de
confluencias, los valencianos, los gallegos y otros.
Pero el caso
de Madrid, y de Carmena en particular, ilustra la dureza de este exótico
aparato, que practica la política de la tierra quemada, y que no vacila ni
siquiera ante las consecuencias de sus devastaciones humanas. Cuando el líder
local no se somete integralmente, es decapitado simbólicamente. Los hechos
hablan por sí solos. Han preferido asolar Madrid, por imponer a uno de los
suyos, el capitán-general, en la lista del ayuntamiento. Así instauran un
proceso que presenta rasgos autodestructivos. Nadie puede incorporarse a una
organización así, al tiempo que los que permanecen adquieren la condición de
incondicionales, atributo que solo puede cumplirse en un medio radicalmente
cerrado al exterior.
Los
candidatos a puestos de representación política, que constituyen la élite de
los inscritos, así como estos mismos, son conscientes del requisito de la
obediencia debida. Ellos son la fuerza humana de apoyo a la cúpula de la organización,
en la que Pablo e Irene luchan por conseguir el gobierno. En este ámbito se
encuentran con otros gladiadores de la uniformidad interna, Pedro, Albert o
Pablo. Todos juntos brindan un espectáculo morboso en la competición electoral,
en el que se escenifican sus egos infinitos. Los medios de comunicación son la
morada de estos dioses de quita y pon. La narración de sus maniobras suscita
pasiones mediatizadas y efervescencias intermitentes.
Así es como
Pablo se encuentra en el camino de emular, en otro contexto, al bueno de J.
Posadas. Recuerdo las autodefiniciones de otro maestro del hiperliderazgo y la
jerarquía total, como era el presidente Mao. “El presidente Mao es el gran
timonel de la revolución mundial. Él es el faro luz y guía que ilumina nuestros…”.
Tengo algunos amigos ilustres “inscritos” en Podemos. También algunas personas
que han sido referencia para mí en los últimos años. Solo citaré a uno: Marcelo
Expósito. Me pregunto cómo es posible que vivan en la conformidad esta
apoteosis neoposadista de Pablo/Irene, con las consiguientes depuraciones. Me hacen volver al controvertido y
misterioso posicionamiento favorable a la Unión Soviética de relevantes intelectuales europeos en el siglo XX.
Misterios de la condición humana.
Las fotos
son elocuentes acerca de la presión terrible ejercida sobre aquellos que se
distancian de la ortodoxia. No necesitan de más comentarios.
En todos los partidos políticos pasa exactamente lo mismo que describes en Podemos, incluso corregido y aumentado, de aquí el hiper-constructivo dicho popular y populachero de que "todos los políticos son iguales" que ni es verdad ni es mentira sino todo lo contrario, y es que yo me pregunto .... ¿puede una persona "normal", digamos que sin afanes de protagonismo excesivos, meterse en política? máxime en tiempos de medios HD y 4K. Un abrazo Juan.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo Futbolín. Además ese hiperliderazgo se tiende a profundizar. Me escandaliza contemplar como Sánchez, Rivera y Casado limpian sus ejecutivas de gentes que no les aclamen. Es todavía peor que en el principio de la "democracia". Pero la izquierda representa un conglomerado social heterogéneo, con estratos en distintas condiciones sociales y subjetividades. Es imposible ahora la homogeneidad del modelo comunista convencional. La uniformización interna es letal. Pero, además, cualquier futuro socialista requiere de plurualismo como principio rector, para adecuarse a la heterogeneidad y la creación social.
ResponderEliminarPor eso considero ahora a Podemos como un factor de bloqueo y frustación. Es algo que se contrapone a cualquier proyecto liberador.
Si el primero que dijo aquello de "Una imagen vale más que mil palabras" cobrara un euro por cada decisión que se toma en el planeta Tierra aplicando esa ecuación, podría comprar todo el Universo.
ResponderEliminarY si cobrara también por la cantidad de veces que, siguiendo el mismo criterio, el protagonista de la imagen consigue perder relevancia, podría comprar igualmente algunos de los universos que rodean al que conocemos.
Cualquier actividad humana sostenida en el tiempo transforma pautas de comportamiento y escalas de valores. Lo de la deformación profesional, que siempre se ha dicho.
En conclusión, los líderes políticos, que están rodeados de cámaras por todas partes, terminan escribiendo textos tan breves como fogonazos.
Y al final todos. No es extraño el éxito mundial de una red social identificada más por el limitado número de caracteres que por cualquier otra cosa.
Gracias Domingo. El problema del hiperliderazgo radica en la degradación de los órganos dirigentes de los partidos. Vivir sin poder decir lo que se piensa; guardarse las dudas y las preguntas; estar atento a los giros del líder para posicionarse en cualquier estructuración; tener una estrategia para presentar la actividad propia como éxito; cultivar el arte de adular; ser indiferente con los perdedores de los congresos;saber alinearse con los ganadores...
ResponderEliminarTodo esto no puede ser considerado como democrático. Al eliminar a Errejón y la mayoría de los fundadores, Iglesias ha creado una organización monolítica. Eso se convierte inevitablemente en una ciénaga. Un partido que practica un método mayoritario con cadena perpetua para los perdedores, no puede aportar nada a una democracia.
La explicacion sobre Iglesias y Podemos es matematica: todos los factores de la ecuacion cuadran.El amado lider viaja hacia la irrelevancia y se despeñara junto con su rebaño de fieles ovejas cantando: Pablo Presidente!
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