La universidad, exactamente como la
empresa, está encargada de producir incompetentes sociales, presas fáciles de
la dominación y de la red de autoridades…El hecho de que la formación
universitaria pueda ser acortada y simplificada y que la empresa pueda
<<calificar>> en unas horas o en algunos días prueba simplemente
que cuanto más crece el acervo cultural y tecnológico, así como el propio
saber, tanto menos se debe enseñar y tanto menos se debe aprender. Ya que de lo
contrario, la universidad, y la educación, en general, ofrecerían a los sujetos
sociales algunas condiciones de control de su trabajo, algún poder de decisión
y de veto, alguna forma concreta de participación (sea en el proceso educativo,
sea en el proceso de trabajo).
Marilena
Chauí. La ideología de la competencia. De la regulación fordista a la sociedad
del conocimiento.
En estos
días recibo noticias de uno de los habitantes de las aulas en las que me hice
presente tanto años. Se trata de una persona muy inteligente, dotado además de
varias cualidades esenciales y de origen social bajo. En las clases y las
pruebas demostró una capacidad muy considerable, también una identificación con
las ciencias sociales mucho mayor que el común de compradores de créditos que
compartían con él el aula. Tras la conclusión de los estudios con un expediente
académico muy bien dotado, cursó el máster del departamento, también con un
resultado brillante. Después obtuvo en la Universidad Complutense una beca de
investigación bien dotada para cursar su doctorado. Su tutor fue uno de los
profesores más relevantes y originales de la sociología española.
Tras obtener
el título de doctor, ha habitado la jungla en la que se procede a la selección
de aquellos escogidos que tienen la oportunidad de seguir desempeñando tareas
de docencia e investigación en las escuálidas universidades de después de la
reforma neoliberal. Este es un territorio en el que las agencias impulsan la
competencia por la producción de méritos que se cuentan y se pesan según las
medidas establecidas por ellas mismas, guiadas por los criterios derivados de
la ideología de la competencia neoliberal imperante. En este hábitat se produce
una competencia desigual que favorece manifiestamente a aquellos que disponen
de recursos académicos fundados en su solvencia económica.
Así, los que
pueden financiarse varios años dedicados a la producción de méritos, que
incluye los desplazamientos a universidades del nuevo espacio académico global,
así como un capital relacional fundado en la solvencia de sus credenciales
económicas, sociales , que posibilitan “alternar” con élites profesionales y
académicas, adquieren unas ventajas fundamentales sobre aquellos que, como en
este caso, se encuentran en una situación de carencia de recursos, teniendo que
resolver problemas de sobrevivencia. La reforma universitaria refuerza
considerablemente la desigualdad.
Resulta que
mi amigo ha terminado por seguir la pauta de las víctimas de los depredadores
institucionales de la jungla de la aneca y agencias similares, que es el
retorno al origen, cargado de saberes, titulaciones y expectativas incumplidas.
Como en el caso de Superman, el retorno a su planeta desactiva sus
potencialidades adquiridas durante tantos años de trabajo académico exigente. Su situación laboral es crítica, en tanto que
sus credenciales representan utilidades para un mercado de trabajo académico,
del que ha sido descartado. Para cualquier otro mercado laboral, sus
acreditaciones representan una pesada carga en un mundo social en el que la
formación es mera instrucción. De ahí la pertinencia de la cita de Chauí que
abre esta entrada.
Este caso
ilustra acerca de un problema mudo que no es visibilizado. Se trata de los
numerosos descartados en las selvas académicas por la acción de los nuevos
poderes tecnocráticos de las agencias, que ponen en escena la última versión
del precepto de “muchos son los llamados, pero pocos los escogidos”. El
problema radica en que, transformada la universidad en una fábrica de méritos
autorreferencial, pone en marcha procesos en los que se despilfarran múltiples
recursos, resultando un contingente de descartados que adquieren la condición
de verdaderos residuos humanos. Me parece que la dilapidación de inteligencia y
saber que se origina en este siniestro proceso constituye una tragedia. El
problema de fondo es que el sistema productivo no los necesita. Este es el
argumento esencial de esta fatalidad de la inteligencia.
La reforma
neoliberal de la universidad se ha consumado sin contratiempos y con unas
tensiones mínimas. Ha conseguido todos sus objetivos con una facilidad pasmosa
y una resistencia escasa, dispersa y menguante. El motor de esta clase de
reformas es la reestructuración del espacio académico mediante una individuación
severa. Cada cual asume el imperativo de cumplir con los cánones de la carrera
profesional. De este modo se disgrega el tejido social, que se recompone
subordinado a las reglas de maximizar su aportación individual. El nuevo social
se encuentra representado por las coaliciones en la imperiosa maximización en
la producción de méritos. Así se construyen las complicidades necesarias para
asentar la reforma, que concita los apoyos tácitos de los sobrevivientes a la
misma, sustentados en la nueva razón de la maximización en la acumulación de méritos
facturados industrialmente.
La nueva
universidad, resultante de esta reforma, muestra impúdicamente el éxito rotundo
de su capacidad de subjetivación. Esta se sobrepone a las viejas ideologías políticas
y sociales. Todos asumen integralmente el principio de competencia neoliberal,
acomodándolo sin problemas a su cotidianeidad. El resultado es el
desvanecimiento de cualquier oposición efectiva. El avance inapelable de la
reforma en la vida académica y las cotidianeidades vividas, es simultáneo con
algunos conflictos en los que los actores regresan al universo del siglo XIX, poniendo
en práctica saberes, métodos y repertorios de acción radicalmente periclitados.
Recuerdo que
cuando escribí una de las entradas en este blog, en la que desvelaba una de las
formas del principio de competencia neoliberal, que es el currículum vitae
simplificado, una de las víctimas de los depredadores que habitan estas
junglas, envió un comentario afirmando que ese currículum era colaborativo y
compartido. Mi desolación alcanzó el nivel máximo posible al constatar el éxito
irremediable de la subjetivación neoliberal. Este amigo había sido construido
como un bambi para alimentar la leyenda de los triunfadores en la producción de
méritos, que alardean de su victoria en esa supuesta competencia.
El aspecto más
problemático de la nueva universidad neoliberal es el de la posición en la que
queda la vieja izquierda académica. El guion de la reforma exige
imperativamente y sin excepción posible, participar activamente en los procesos
de producción de méritos, así como en los de la selección y descarte de los
residuos humanos. El cinismo de las élites de la izquierda académica es
inevitable. Su acción compatibiliza el silencio con respecto a la propia
realidad académica, con sus posicionamientos con respecto a factores económicos,
sociales y culturales exteriores. Así su fervorosa adhesión a las
movilizaciones de los mineros asturianos, sancionados como héroes de la clase
trabajadora. Por el contrario, los descartados académicos, los residuos sólidos
humanos de la aplicación del principio de la competencia neoliberal, carecen de
cualquier discurso que los rehabilite como sujetos políticos y sociales. Se les
asigna de facto la etiqueta de sospechosos de incompetencia.
Los residuos
humanos de los procesos de competencia académica no tienen quien les escriba. Su
destino es agregarse a los grandes contingentes de precarios que rotan para
asegurar el funcionamiento de la producción inmaterial. Estas son historias sórdidas.
Por eso concluyo rompiendo con la pauta que sigue este blog de no utilizar
palabras chabacanas. Mierda de universidad y mierda de todos aquellos cómplices
en la producción de residuos humanos sólidos. Todavía no descarto vivir alguna revuelta que dignifique al pueblo de los candidatos imposibles del impúdico proceso de selección de la nueva universidad.
Me alegro por la ruptura. Ya era hora de decir verdades sin tanto adjetivo objetivo neutro...
ResponderEliminarLas revueltas ya sabes...son urbanas, hay más vida ahí fuera.
¡Qué buena está la mermelada de albaricoque recién hecha!
Un saludo de una vieja alumna de Granada que no quiso ser un residuo humano de la universidad, más bien, libre criatura creadora. Un abrazo Juan desde los campos cultivados.
Fuiste mi única inspiración en la universidad, siempre quise decírtelo, gracias.
Mercedes
Gracias Mercedes. Siempre he sido consciente de que la vida estaba fuera de esos muros terribles que encierran la universidad y cercan la inteligencia de los aparcados allí. He dicho mil veces en público que la universidad era mi segunda clandestinidad.
ResponderEliminarLibre y criatura creadora, ningún profe puede afirmar eso de sí mismo en las condiciones terribles de esta institución.
Un abrazo
Juan, gracias por tu reflexión que comparto al 100%. He recurrido desiertos y he sido residuo...Ahora a un coste muy alto salí de la precariedad pero estoy firmemente comprometida con la revuelta y con la idea de que otro modelo de universidad es posible. Hace unos años montamos la Plataforma del Profesorado Precario de la ULL en Tenerife y ahí seguimos en la lucha. Me gustaría poder hablar contigo más tranquilamente.
ResponderEliminarAbrazos, Esther Torrado