En Le Monde
Diplomatique del mes de mayo, aparece un texto escrito por Sophie Eustache, en
el que desvela el próspero negocio organizado en Francia a propósito de “la
paciente informada”. En los últimos años, la intensificación de la reforma
sanitaria neoliberal, comporta un conjunto de renovadas estrategias fundadas en
la nueva gubernamentalidad, en las que el paciente es considerado como una
entidad activa que es preciso reconquistar. Así, en el espacio público asociado
a la esfera de la salud, comparecen distintas iniciativas que pretenden
establecer relaciones con los pacientes, con la finalidad de convertirlos en
los sujetos activos requeridos por un mercado tan singular como el sanitario.
Estas nuevas
estrategias son leídas en España, desde el interior del sistema sanitario como
el advenimiento de una democratización en las instituciones que regulan las
relaciones entre profesionales y pacientes. Los nuevos discursos son asumidos
por los profesionales, así como por la mayor parte de la izquierda sanitaria,
interpretándolos como un salto en el progreso sin fin de la institución. Así se
conforma el neoliberalismo progresista que domina los discursos en los foros y
congresos profesionales en este tiempo.
Pero estas
estrategias del paciente informado, el paciente experto y otras piadosas
formulaciones carecen de verosimilitud. Se trata de un episodio de la
recuperación de los pacientes como un vector imprescindible para el crecimiento
de un mercado de bienes inmateriales, cuya compra requiere la colaboración
activa de los clientes. He vivido en primera persona la llegada a los foros del
sistema público de estas entelequias conceptuales. La aceptación acrítica de
las mismas por parte de profesionales progresistas alcanza la condición de lo
patético en la mayoría de los casos. La mitología de la telemedicina adquiere
la condición de milagrería tecnológica extensiva. En el texto de Eustache se
analiza el devenir de esta patraña en Francia de manera convincente, desvelando
las actuaciones de los agentes más poderosos que articulan este mercado. El
resultado es la conformación de una patraña perfecta.
En los
primeros años del nuevo siglo surgen en Francia sitios web en salud dirigidos
al gran público. Estos se referencian en la finalidad de democratizar la
información médica, que se entiende como el requisito principal para la autonomía
de los pacientes. Pero el éxito inicial de estos, que atraen a millones de
visitantes, evidencia la verdadera finalidad de este proyecto, que utiliza el
conocimiento adquirido por las aportaciones de los usuarios, para conformar un
banco de datos útil a las empresas de este mercado, necesitadas de información
para producir campañas específicas para patrocinar sus productos. Estas
devienen así en anunciantes en los mismos sitios web que recopilan las
informaciones proporcionadas por los pacientes-blanco. Así se conforma un rasgo
específico del mercado sanitario: la coproducción perversa.
El texto de
Eustache analiza el caso específico de Doctissimo, pionero de información en
línea sobre salud. Valeérie Brouchoud, su presidente afirma que “Dotar al
paciente de responsabilidad, considerando que un paciente informado puede
mantener un diálogo más constructivo con su médico y puede seguir mejor los
tratamientos, se convierte en dueño de su salud”. Esta expresión “Dueño de su
salud” fue el emblema de unas jornadas en Granada de Farmacritix, en las que
fui invitado. A alguno de los estudiantes organizadores, le hice saber mi
discrepancia con ese título ampuloso, que representa muy bien a la izquierda de
la primera reforma sanitaria en aquella época, y al neoliberalismo progresista
de la presente.
El éxito de
Doctissimo en los años siguientes fue manifiesto, al atraer a millones de
usuarios. El perfil dominante era el de una mujer cualificada, con alto nivel
de educación formal, dotada de un poder adquisitivo considerable, internauta
acreditada y que vive algún problema de salud. Las mujeres desempeñan un papel
crucial en la atención a la salud en los hogares. Así son la puerta de entrada
al consumo médico familiar. Este se
presentó asociado al de bienestar, higiene, belleza, así como la ascendente
psicología. Así se configuraron secciones activas en una pluralidad de campos,
en los que comparecen las empresas con sus comunicaciones publicitarias
sofisticadas.
Google
desempeña un papel esencial, mediante sus algoritmos derivados de la
observación de la navegación. Estas amparan las estrategias de captación y los
enlaces a las web de las empresas patrocinadoras. Pero el valor que aportan las
búsquedas de los usuarios es superado por la información derivada de los foros.
Estos constituyen la base para el desarrollo digital del mercado de la salud.
Los foros proporcionan información sobre las personas, sus perfiles
sociodemográficos, los hogares, los consumos, los centros de interés, los
juicios y opiniones, las patologías, los posicionamientos respecto a los
problemas de salud, las marcas, los productos y los servicios. En los foros
participan activamente setenta mil pacientes que aportan un material
indispensable para las empresas.
De ahí
resulta una base de datos que contribuye
a producir servicios personalizados de alto valor añadido. Esta fundamenta las
campañas selectivas de las empresas, así como a una segmentación precisa de
este mercado. Así se configura la versión médico-sanitaria del nuevo
capitalismo cognitivo, fundado en el conocimiento extraído de la colaboración
voluntaria y gratuita de sus propios consumidores. El nuevo poder dialógico
hace hablar a los pacientes-internautas, para comprender sus posicionamientos y
mentalidades, requisito esencial para colocar sus productos y servicios.
El texto
concluye con una frase demoledora: “Hay tantas maneras de decir que se vende
tiempo de cerebro humano disponible”. La conquista de la mente de los pacientes
en una nueva versión del próspero neuro-capitalismo del presente. Este formidable
despliegue del mercado sanitario, tiene como efecto la importación de parte de
sus discursos y lenguajes al sistema público. Los profesionales progresistas
los adoptan y elaboran versiones amables que constituyen una ensoñación que
contribuye al debilitamiento de la cohesión interna del mismo. Este sí que es
un requisito esencial para la instauración de la privatización asociada al
nuevo estado post-bienestar.
Los
discursos que circulan por los mundos sanitarios en los últimos treinta años de
reforma neoliberal, son manifiestamente engañosos, en tanto que ocultan sus
verdaderas finalidades. Así se conforman como patrañas de una envergadura
monumental. Es curioso constatar su aceptación por los incautos profesionales.
La multiplicación de patrañas tiene como resultado el descentramiento de los
piadosos receptores, desbordados por el flujo ideológico oculto presente en las
comunicaciones públicas. Así se hace posible el avance hacia la demolición del
viejo sistema semi-universal. En este estado confusional, no se percibe la
importancia de la denegación de asistencia a determinadas categorías de
personas inmigrantes. Las ideologías de la excelencia omnubilan.
Siempre sugerente y, por tanto, estimulante.
ResponderEliminarGracias libreoyente. Pero en un país como España, donde la casi totalidad de gentes se encuentran rigurosamente encuadrados y disciplinados, ser estimulante se asocia a la condición de bicho raro. Aquí impera el "nadie debe salirse del guión", al estilo de los argumentarios de los partidos. Así se construye un orden del decir manifiestamente perverso. Siempre he transgredido este orden, y el precio ha sido la soledad.
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