Oigo las
voces lejanas inevitables de las radios y televisiones, que consiguen colarse
en mi intimidad entre los resquicios de mis defensas personales, levantadas
para amortiguar el impacto de la conversación mediática ubicua e interminable.
Dicen que hoy es un día histórico para Andalucía, en tanto que se va a cumplir
el sagrado precepto del relevo en el gobierno regional tras tantos años de eso
que los nuevos expertos politólogos llaman monocolor.
Este acontecimiento
despierta en mí sensaciones ambivalentes. He vivido tantos años allí, que el acontecer
de la era del pesoe forma parte de mi propio paisaje biográfico. Se puede
afirmar que esta larga etapa tiene lugar mediante una inversión que privilegia
el tiempo pasado con respecto al presente. El esplendor de los primeros años
deviene en un declive sostenido inexorablemente, que conforma un deterioro
acumulativo que acaece fatalmente. Esta es la regla de oro de esta época, hoy
peor que ayer pero mejor que mañana.
Me invade un
sentimiento de alivio por el naufragio del entramado del dispositivo de poder
partidario del pesoe, que en este blog definí como el magma. “La clase dirigente española se encuentra
presente en los distintos órganos de gobierno a de todos los niveles, pero,
también en las cúpulas de las administraciones, empresas públicas y organismos
gubernamentales. En todo este entramado organizativo, la clase dirigente
conforma lo que me gusta denominar como magma. Este sería un fluido denso que
invade el medio interorganizativo. El magma crea un suelo sobre el que se
asienta cualquier proyecto nuevo. Este es un medio viscoso y pantanoso, que
interfiere las iniciativas y genera condiciones adversas que obstaculizan
su desarrollo. Así, los proyectos innovadores se encuentran en un territorio
blando, que impone un movimiento lento, agotando los impulsos al cambio. Nadie
puede librarse de él. El magma, es así, el magma directivo que dificulta los
proyectos, que tienen que adaptarse a las condiciones que impone, dilapidando
las fuerzas que los sustentan en tareas de mantenimiento requeridas por ese
duro medio. Se trata de una forma local de burocracia devastadora que cerca a
la inteligencia”.
Pero, al
mismo tiempo, no puedo evitar un sentimiento de contrariedad, en tanto que el
final de esta época remite a su mismo comienzo, en tanto que el relevo tiene
lugar mediante la restauración de la derecha convencional, que en esta tierra
adquiere la condición de inverosímil en torno a la imagen de “gachós trajeados”.
La derecha andaluza es como aquellos novios del cine de Berlanga, que el largo
y tedioso noviazgo los ha desgastado fatídicamente, convirtiendo el desenlace matrimonial
en un acto degradado y rebajado.
Por eso
viene a mi recuerdo inevitablemente Carlos Cano, cuya obra ilustra acerca de la
circularidad histórica de este proceso. Se trata de un extraño retorno al
origen, que la galería de personajes que pueblan los partidos de la mayoría que
hoy se constituye, ilustra con una elocuencia encomiable. Los líderes de la
derecha andaluza se liberan de su perfil humano para constituirse en
estereotipos perfectos. Me impresiona el nuevo presidente, acerca del cual dudé
de su verosimilitud. Parece un robot fabricado para el consumo simbólico de sus
públicos votantes.
La
constitución misma del gobierno ha sido pactada con un protagonismo impúdico de
los líderes nacionales, siendo ubicada en Madrid. Las imágenes de la firma
final, muestran la tutela de estos sobre los líderes regionales en un conjunto
de imágenes y retóricas de una elocuencia obscena. El imaginario de “Las
Sevillanas de Chamberí” ha convocado a mi memoria inevitablemente. El fondo de guitarras y el replique de
palillos que escolta a la tierra que
sigue cantando sus penas, adquiere una verosimilitud incuestionable el día
de hoy. Los magistrados, banqueros,
diputados y señoritos de postín, en la versión low cost de 2019, va a
protagonizar el espectáculo de la sesión de hoy, que es una escenificación de cómo luce y reluce ¡viva Madrid¡ a bailar sevillanas
de Chamberí y a correrse una juerga en la feria de abril.
Así, un
acontecimiento que sanciona el relevo en el gobierno en la necesitada Andalucía
deviene en una inquietante versión de Al
compás del pasodoble, cantando por tierra extraña, la pandereta de España,
buscaba su salvación. Así, tras casi cuarenta años de sueño se disuelve la
premonición de Carlos Cano: Pero un día
de febrero, verdiblanca, la alegría, el alma de Andalucía de pronto se levantó.
Y mandó parar la juerga, con acuse de recibo, cá mochuelo pá su olivo que aquí
se acabó el carbón. El fulgor de los primeros tiempos se disuelve
gradualmente para neutralizar su significación. Así se crean las condiciones de
su reemplazo por una versión portadora de varios rasgos esenciales del pasado.
En una
canción premonitoria, La metamorfosis, Cano advierte acerca del proceso en
curso iniciado tras la algarabía fundacional de la autonomía. Hoy puede leerse
desde otros contextos
¿Dónde va ese muchacho
con el triunfo en la cara
subiendo como un gamo
la invisible montaña?
¿Qué gloria se reparte?
¿Qué será lo que dan
que hace perder el culo?
Señor, ¡qué barbaridad!
¿Y ese chico de barba?
De todo se ha olvidado,
tiró por la ventana los
sueños del pasado.
El mismo que decía:
¡compañero a luchar!
en la gastronomía
encontró su, ideal.
¿Qué queda de aquel
tiempo?
¿Qué fue de la ilusión?
¿Dónde está la
esperanza de nuestra generación?
Entera a su servicio.
No hay problema zeñó,
para lo que usted
guste,
dispuesta, en posición.
Tiempo de los enanos,
de los liliputienses,
de títeres, caretas, de
horteras y parientes,
de la metamorfosis y la
mediocridad
que de birlibirloque te
saca una autoridad
Esta tarde
me situaré frente a la pantalla y
silenciaré el sonido para escuchar las canciones de Carlos cano. Las imágenes
activarán mis recuerdos entremezclando el antes y durante, e imaginando el
después. Vivo un tiempo que revaloriza inquietantemente el revival y el
diferido
Como siempre, gracias por sus estimulantes comentarios.
ResponderEliminarCreo que le imitaré, y repasaré con nostalgia las canciones de mi admirado y añorado Carlos Cano.
Un cordial saludo, y mantendremos la esperanza.