El
documental On nation de Zavan Films es una aportación enriquecedora, en
particular en el menguado ecosistema comunicativo audiovisual imperante, que
contrasta con la envergadura y la densidad de los acontecimientos que se
producen en el presente. Desde mi perspectiva, es una verdadera experiencia
personal que ha movilizado mi memoria y ha estimulado mi intelecto. Ante la
inmediatez de un nuevo mundial de fútbol su contribución se acrecienta. Después
de ver el documental ha vuelto a reaparecer el espectro de Elias Canetti y su
libro Masa y Poder, que tanta influencia ha ejercido en mí en distintas etapas
de mi vida. Todas las masas que comparecen en el mismo tienen un nexo que este
texto pone de manifiesto.
En
particular me impresiona la guerra contemporánea desde el aire. Los pilotos y
los aviones representan una perversión insuperable. Me refiero a su capacidad
de destrucción inmensa, que junto con su invulnerabilidad, generan una
situación de no-combate. En este tiempo se pueden contemplar en el conflicto de
Siria. Los aviones y los pilotos representan un cuestionamiento integral de
cualquier ética o moral. En este documental las imágenes son elocuentes.
Primera parte: https://cortosfera.es/on-nation-entrevista-zavan-films-i/
Segunda parte: https://cortosfera.es/on-nation-entrevista-zavan-films-ii/
Me parece imprescindible ON NATION (AND OTHER DOGMAS)
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Zavan Films
es una productora audiovisual europea, especializada en cine-ensayo y
documental político, que hasta la fecha se ha encuadrado dentro de la corriente
del found-footage, y cuyos planteamientos basculan entre la reflexión política
y un cierto lirismo socio-urbano, alejándose del cine de entretenimiento
comercial para ofrecer una experiencia realmente transgresora. En esta línea
sus películas han sido definidas como “cine de no evasión”. Sus trabajos han
tenido una importante proyección internacional, con presencia en un gran número
de festivales de cine, y de ellos se ha destacado en repetidas ocasiones la
cuidada, laboriosa y arriesgada tarea de montaje, realizada generalmente a
partir de material de archivo, y que presta una especial atención a los ritmos
emocionales, incluso en las construcciones más conceptuales.
La
productora apuesta por una forma de entender el cine desde la independencia, el
compromiso social y la libertad creativa, eliminando el protagonismo social que
habitualmente se le concede a la figura del autor.
Algunos de
los ejes centrales de su trabajo son la reflexión sobre cuestiones políticas
(democracia, Estado, Nación, Pueblo...), de identidad social (religiosa, nacional,
comercial...) y de derechos humanos; sobre el tiempo (cronos versus Kairos,
ciclos de la vida, del año, o del día, relaciones entre el espacio y el
tiempo...). Tambien muestra un interés sobre las tendencias audiovisuales
contemporáneas y sobre la deconstrucción de la realidad mediática que se impone
a través de los mensajes televisivos y publicitarios. Todo esto sin perder de
vista el interés por la vida cotidiana y por la esencia de la realidad.
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Samuel
Alarcón: Hola Zavan.
On Nation me ha estremecido ahora aún más que cuando la vi por primera vez.
Tras Del Poder (On power) has elegido realizar un cortometraje, que
además firmas como Zavan Films, algo que parece tu productora, y no
con tu pseudónimo. ¿Por qué estas elecciones tras varios años transcurridos
desde Del Poder?
Zavan
Films: Hola Samuel.
Compartimos contigo que este trabajo es realmente estremecedor. Nos gustaría
que todas las imágenes con las que hemos trabajado fuesen de ficción, pero
lamentablemente no ha sido así. Eso es lo realmente estremecedor, la realidad;
que un ser humano considerado normal pueda asesinar a sangre fría a personas
inocentes con el respaldo legal de su país y que además se sienta satisfecho de
su proeza, orgulloso de sembrar dolor, injusticia y sufrimiento. También
resulta estremecedor que un gran número de ciudadanos no se subleven contra
esta realidad. Relacionado con esto, hay una escena de Chris Marker en la que
un grupo de personas se manifiestan en la calle a favor del bombardeo sobre
Hanoi. Han pasado 40 años y, como podría decir Italo Calvino, esas mismas
personas están sobre las mismas aceras clamando las mismas consignas. Ayer era
Hanoi, y hoy es Siria, Palestina, Iraq… Precisamente, el desconcierto que
produce todo esto está en el origen de este nuevo trabajo. En ningún momento ha
habido un acto consciente para elegir ni la duración ni la temática de la
pieza. Hemos partido de unas emociones que nos inquietaban, de unas cuestiones
para las que no hallábamos respuesta posible, y hemos tratado de ir
reflexionando con las imágenes, y entre las imágenes, hasta dar por terminado
el trabajo. Finalmente, ha durado 22 minutos, pero, a priori, hubiese sido imposible
saber que la duración iba a ser esa. Hemos ido trabajando poco a poco, quitando
lo prescindible y añadiendo lo necesario, convirtiéndonos en un mero
instrumento a través del cual sale la obra. Pero en realidad la obra ya estaba
ahí. Lo único que hemos hecho es materializarla. Luego, son los demás quienes
la definen como cortometraje. Por nuestra parte, pensamos que lo importante del
arte respecto al tiempo no es su duración sino su transcendencia.
Zavan
Films: Quizás el
problema no está tanto en las propias palabras o imágenes, sino en el uso que
se haga de ellas. Usamos las mismas palabras constantemente y eso no implica
que pierdan su capacidad de comunicación. Lo que empobrece el lenguaje es su
uso vacuo o manipulador. La repetición de las palabras es preocupante cuando lo
que se pretende es transformar su significado, desviando la fuerza de
determinados conceptos. Esto es un hecho muy habitual en las luchas por el
poder. Hay un libro magnífico de Kemplerer que se titula LTI; La lengua del
Tercer Reich, en el que se analiza la manipulación que hicieron los nazis
de los significados de determinadas palabras. Pero no hay que irse tan lejos.
Las fuerzas políticas y los medios de comunicación del presente están
constantemente resignificando las palabras. En Del Poder también se
hablaba de esta cuestión.
Es cierto
que gran parte del material con el que trabajamos ha sido usado con mucha
frecuencia, y en muchas ocasiones con una intención morbosa o de impacto fácil.
Los mismos noticieros de todo el mundo se dedican diariamente a la elaboración
de una especie de pastiche audiovisual cuyos objetivos parecen distar mucho de
lo informativo, de lo comprensivo y sobre todo de lo transcendente, y que
contribuyen claramente a la devaluación de las imágenes de la que tú hablas. En
On Nation hemos trabajado con este tipo de material, poniendo unas
piezas al lado de otras, tratando de recontextualizarlas, relacionando
múltiples niveles de la realidad y períodos históricos, en un intento de
construir una obra íntegra, capaz de ir mucho más allá de la inmediatez de la noticia.
Si las señales de alarma no funcionan, quizás no tenga tanto que ver con que
estas imágenes hayan perdido su poder, sino con que vivimos una época tan
sobrecargada de estímulos que no nos podemos permitir parar a reflexionar con
tranquilidad sobre ellas.
La verdad,
Samuel, es que no nos encontramos muy cómodos en ese traje. No creemos que
nuestras películas tengan que ver con una labor de contrainformación, ni con un
estudio de los fenómenos sociales. La función que desempeña Zavan Films quizás
tenga más que ver con la de los poetas. Usamos los recursos de nuestro
lenguaje, el audiovisual, para materializar sentimientos e intuiciones que nos
inquietan. Es una manera de hacer visible lo invisible. En Madrid 12-11-03
se reflejaban las emociones que produce la vida cotidiana en este espacio
urbano. En Del Poder se partía de los sentimientos de impotencia e
indignación que despiertan los sucesos en la ciudad de Génova en el 2001. A
partir de ahí se trataba de resignificar lo ocurrido, de dar forma a una intuición
y a un punto de vista. Decía Picasso que solo hay una manera de ver las cosas
hasta que alguien nos enseña a verlas de otro modo. Esa era una de las tareas
de la película, tratar de ofrecer una lectura distinta a la dada desde el
poder. Pero sin centrarnos en los datos. Por eso Del Poder no es ni
informativa ni contrainformativa. En todo caso sería resignificativa o
contrasignificativa. Algo muy parecido podría decirse de On Nation.
Frente al discurso dominante e inamovible que trata de estructurar la realidad
a partir de la identidad nacional o religiosa, la película aporta otro punto de
vista, uno que trata de alertar contra los comportamientos irracionales de
algunos individuos integrados de manera acrítica en una determinada identidad
social, política, religiosa, comercial… El problema no es tanto la identidad
social, sino cuando esta se antepone a los valores humanistas. Esto es lo que
trata de transmitir la obra y no tanto la proximidad entre los actos
religiosos, los acontecimientos deportivos y las manifestaciones, aunque se
sirva de este tipo de imágenes. Por otro lado, no consideramos que todas las
manifestaciones sociales sean igual de inquietantes, aunque algunas de ellas
tengan comportamientos fetichistas o dogmáticos fácilmente comparables.
Pero
insistimos, lo que nos preocupa no son las identidades sociales en sí, sino
cuando estas llevan a las personas a comportarse como una masa acrítica, que
llega a cometer, justificar o silenciar el asesinato. Hannah Arendt, en su
libro sobre los juicios al nazi Adolf Eichmann, nos habla de la dificultad que
puede tener una persona para distinguir entre el bien y el mal, siguiendo solo
su propio criterio, sobre todo cuando este está en contra del pensamiento
dominante en la sociedad. Por su parte, Stanley Milgram, en su estudio sobre la
obediencia a la autoridad, demuestra que una persona religiosa puede
enfrentarse a la injusticia anteponiendo sus propios valores a las consignas
del dogma. Sebastian Castellio, el humanista que en el siglo XVI se enfrentó a
Juan Calvino, es un buen ejemplo de esto. Suya es la frase que nos dice que
«matar a una persona por defender una idea, no es defender una idea; es matar a
una persona».
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