Tránsitos Intrusos se propone compartir una mirada que tiene la pretensión de traspasar las barreras que las instituciones, las organizaciones, los poderes y las personas constituyen para conservar su estatuto de invisibilidad, así como los sistemas conceptuales convencionales que dificultan la comprensión de la diversidad, l a complejidad y las transformaciones propias de las sociedades actuales.
En un tiempo en el que predomina la desestructuración, en el que coexisten distintos mundos sociales nacientes y declinantes, así como varios procesos de estructuración de distinto signo, este blog se entiende como un ámbito de reflexión sobre las sociedades del presente y su intersección con mi propia vida personal.
Los tránsitos entre las distintas realidades tienen la pretensión de constituir miradas intrusas que permitan el acceso a las dimensiones ocultas e invisibilizadas, para ser expuestas en el nuevo espacio desterritorializado que representa internet, definido como el sexto continente superpuesto a los convencionales.
Juan Irigoyen es hijo de Pedro y María Josefa. Ha sido activista en el movimiento estudiantil y militante político en los años de la transición, sociólogo profesional en los años ochenta y profesor de Sociología en la Universidad de Granada desde 1990.Desde el verano de 2017 se encuentra liberado del trabajo automatizado y evaluado, viviendo la vida pausadamente. Es observador permanente de los efectos del nuevo poder sobre las vidas de las personas. También es evaluador acreditado del poder en sus distintas facetas. Para facilitar estas actividades junta letras en este blog.
domingo, 7 de mayo de 2017
LOS MORENOS Y LAS VERDADES DEL TAMBOR
En el curso
de mi vida los distintos tipos de morenos se han hecho presentes en mi universo
personal con mayor intensidad. En mi infancia estaban ausentes, salvo la
excepción de algunos de los maestros del jazz, el soul u otras músicas que
comparecían en los programas de variedades de las noches de fiesta en la tele
de blanco y negro. Después se han multiplicado en todos los espacios y tiempos
de mi cotidianeidad. En los últimos años, los blancos parecían haber aceptado
su presencia. Pero ahora, en el umbral de mi senectud, emergen los blancos que
quieren retroceder a una versión similar a la del viejo sistema-mundo de la
colonización madura. Esta situación me perturba y me inquieta.
En alguna
ocasión, he elogiado en este blog a un músico de los años de mi juventud, Gato
Pérez. En una de sus principales canciones “Gitanitos y morenos” aborda esta
cuestión con su lucidez habitual. Dice el Gato “Gitanitos y morenos son los
ases del compás y en la sangre de sus venas late un pulso ancestral. Ahora
viene este cantante, forastero del sabor, que se mira en el espejo del sentir
multicolor…..Puede ser que te equivoques con tu pincel extranjero, pues también
sienten el ritmo todos los blanquitos buenos…..El repertorio no es genuino
según la pura tradición, pero respeta a su manera las verdades del tambor”.
Los ases del
compás, mediante sus músicas sublimes, abren el camino a los blanquitos buenos
que son capaces de sentirlas. Tras estos fragmentos musicales de la vida se
encuentran las verdades del tambor. Estas atañen a la sensibilidad, una
dimensión esencial en la vida. Este concepto sintetiza elocuentemente el
sustrato de las músicas morenas. Se trata de los sentires que acompañan las
efervescencias que tienen lugar en los espacios de la vida que no se encuentran
subordinados a las actividades regidas por el cálculo racional. En el presente,
los períodos vacacionales, los fines de semana y los espacios improductivos de
la cotidianeidad, son invadidos por esta poderosa fuerza musical que
proporciona sentido a las vidas cronometradas y racionalizadas, otorgando la
posibilidad de convertirse en un blanquito bueno.
Uno de los
músicos que ejerció cierta fascinación sobre mí en los años ochenta fue
Manzanita. Su estilo personal, su voz rasgada y sus músicas flamencas
hibridadas con otras diversas, consiguieron asentarse en la banda sonora de mi
vida. En 2002, poco antes de su muerte publicó un trabajo “Gitano cubano” en el
que interpreta viejos sones, guarachas y músicas cubanas. En este descifra
brillantemente las analogías espirituales entre los gitanos y los antillanos.
El pulso ancestral que late en las venas de los distintos morenos adquiere todo
su esplendor. Presento un video de una de las canciones de este “Hueso na má”.
El video es magnífico, pues se escenifica sobre Granada. El Albaicín y los
templos flamencos del Sacromonte sirven de soporte visual a la música,
otorgándole una majestuosidad insuperable.
El esplendor
de los misterios del tambor se hace presente en las calles en Cuba. Las
imágenes no necesitan de comentario alguno. La fuerza del pulso ancestral de
los morenos se hace apoteósica en la cotidianeidad. Me parece insólita la
asociación entre la risa y el baile de los danzantes. Dicho en una frase de una
célebre sevillana, el poderío de la
vida improductiva alcanza cotas sublimes.
Un trabajo que me fascina de un grupo cubano “Morena son”. Las chicas
se encuentran en un espacio limitado, pero permite observar sus rostros en una
distancia corta, desde la que es visible su estado de inmersión musical, que
alcanza cotas de gran magnitud en la esfera del sentir. En particular, el rostro
de la solista es una enciclopedia que expone un catálogo de sentimientos y
estados emocionales que se inscriben en lo que en este blog he denominado
alguna vez como “sublime menor”. Es
insuperable, sobre todo para una persona como yo que en las aulas me enfrento
cotidianamentea rostros y cuerpos radicalmente inexpresivos.
No puede
faltar en las músicas morenas Cesarea Evora. En este video se muestra la música vivida en grupo de modo fascinante. Los sentidos adquieren su magnificencia en el estado compartido que suscita la música. En particular, cuando entran en escena los instrumentos de
viento y aparecen las imágenes de las parejas bailando.
Este post es
un elogio de los morenos múltiples y sus aportaciones inefables a la vida. Sin
pretender ubicarlos solo en este ámbito, puesto que su presencia activa aporta
en todos los órdenes, más allá de la producción su preponderancia es
incuestionable. De ahí que en un tiempo de ascenso de blanquitos malos que
remiten a la colonización, ensalce a muchos de los blanquitos buenos. Algunos
imprescindibles son Eric Clapton, John Mayall o el excelso Keith Richards. Son
los que han acreditado vivir acompañados de las verdades del tambor y nos invitan a hacerlo.
Buen post, Juan, me alivia el cerebro este tipo de lectura entre obligaciones. Y como blanquérrima aficionada a los tambores, comparto dos de mis favoritas.
2 comentarios:
Buen post, Juan, me alivia el cerebro este tipo de lectura entre obligaciones. Y como blanquérrima aficionada a los tambores, comparto dos de mis favoritas.
Victoria Eugenia Santa Cruz - Me llamaron negra
https://www.youtube.com/watch?v=6l5yHweyqik
Estrella Morente - Dos chavicos
https://www.youtube.com/watch?v=De9sLhelFUI
Angie M.
Gracias Angie por acreditarte como blanquita buena y por las dos aportaciones.
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