La mutación
científica que tiene lugar en el tiempo presente cuestiona que la realidad
pueda definirse como una entidad objetiva independiente del observador. Este es
quien la genera mediante su propia atención. Las ciencias sociales construyen
planos de realidad mediante sus propios programas de investigación. Estos son
condicionados por el contexto social en el que se producen, en el que la
distribución desigual del poder desempeña un papel determinante. La ciencia
social no está liberada de las condiciones sociales en las que se produce.
El resultado
del desarrollo de una ciencia social condicionada es la generación de un sesgo
de gran magnitud. La mirada de la ciencia, insertada en el campo de poder
vigente, determina una selección que sobrerrepresenta a una parte de las
realidades sociales frente a otras que son marginadas. La preponderancia de los
medios de comunicación sobre el pensamiento y la ciencia social, contribuye a
consolidar una distorsión de gran envergadura.
Soy sociólogo
y me invade un cierto sentimiento de inquietud cuando se mantiene, desde los
años cincuenta del siglo pasado, la subdisciplina de “sociología de la
desviación”. En ese saco terminan todas las marginaciones sociales, así como
las inadaptaciones que se han sucedido desde entonces, multiplicándose y
diversificándose de forma explosiva. La idea de que existe una sociedad
integrada, estable y normalizada que represente a una mayoría, que se
contrapone con las ‘minorías desviadas’, representa una deformación monumental
que conduce a una mirada mutilada.
La
existencia de distintas microsociedades es una de las realidades patentes del
tiempo presente. Su crecimiento y sus interacciones remiten a una mutación del
control social que trasciende a las sociologías desviacionistas, fundadas en el
vaporoso concepto de mayorías centrales. Los temores colectivos crecientes se
asocian a la existencia de las distintas microsociedades que se hacen presentes
mediante sucesos dramáticos que los media privilegian centrando su atención
sobre personas que son presentadas como seres patológicos emancipados de los
contextos sociales en los que habitan.
En los
últimos tiempos se acumulan y entrelazan varios tipos de marginaciones
vinculados inequívocamente a procesos sociales que alteran las estructuras
sociales. La desregulación laboral, la globalización, las migraciones y otros
determinan un amplio abanico de situaciones de marginación que afectan a
amplios sectores sociales
invisibilizados por los paradigmas que modelan las miradas oficiales.
Por eso me
ha impresionado la película colombiana “Paraiso Travel”, dirigida por Simon
Brand en 2008, cuyo guion se basa en la novela de Jorge Franco publicada en
2002. La película narra un viaje fatal de dos jóvenes desde Medellín a Nueva
York, en busca del sueño americano. La vi hace algunos años y aprovecho la
ocasión de que se encuentra en youtube para recomendarla. En particular a los
aprendices de sociólogos que estudian las migraciones como fenómenos que se
pueden reducir a guarismos y legislaciones.
La cámara
muestra las sociedades sumergidas que controlan el trayecto, así como el
destino final de Nueva York. Así se puede acceder a los mundos sociales en los
que viven los distintos tipos de fracasados, marginados y sobrevivientes. Los
personajes comparecen en estos contextos en los que predominan las relaciones
de fuerza, pero en los que la vida resiste y es posible encontrar amistades y
actos benevolentes, altruistas y magnánimos. También aquellos que terminan
cruzando las fronteras que consuman la autodestrucción.
La película
suscita muchas preguntas y una redefinición de lo que es lo normal. También una
ciudad diferente de las guías turísticas o las hermosas películas de Woody
Allen.La dirección de la pelicula completa
El trailer
Gracias Juan ,por el post y la película.
ResponderEliminarSaludos Joaquín.