El video de
Annie Leonard, La historia de las cosas (The story of stuff), presenta una
visión del mundo certera, lúcida y sin concesiones. Es un documento muy bien
presentado y elaborado. Durante muchos años lo he pasado en las clases de
sociología, de modo que es un clásico en las mismas. Me llama la atención la
distancia con que es recibido por parte de los estudiantes. Apenas se hacían
comentarios al mismo, lo cual despertaba mi curiosidad. Para estas generaciones
la única forma legitimada de comunicación pública es la publicidad.
Pero su valor es incuestionable. Lo recomiendo
vivamente a quien no lo conozca. Más en un tiempo en el que las olimpiadas,
producidas mediáticamente como acontecimiento total, invaden todos los espacios
y se filtran en nuestras intimidades. Junto a las competiciones y sus torrentes
de imágenes se hace presente la publicidad infinita, todo ello en unas dosis
letales.
En algunas
ocasiones lo utilizo como esquema de referencia para analizar acontecimientos críticos,
tratando de encajarlos en el puzzle que presenta Leonard. Por si alguien quiere
seguir esta pista, me pregunto dónde encajan las poblaciones de desplazados
sirios tras su óbito mediático audiovisual. El petróleo parece ineludible en cualquier explicación. Es estimulante ejercitarse en esta
tarea, que tiene más interés que el devenir olímpico de Nadal, Gasol y otros ídolos deportivos de quita y pon, reiterados hasta la saciedad en las televisiones.
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