domingo, 17 de abril de 2016
EL ALCALDE DE GRANADA Y LA LLUVIA DE CHAVICOS
El tragicómico final de Pepe Torres Hurtado, el eterno alcalde de Granada, es un acontecimiento previsible, dadas las características de la ciudad, que se combinan explosivamente con las del tiempo presente, en el que el gobierno se deteriora inevitable y fatalmente por la intervención de las élites empresariales de los beneficios sin techo. La misteriosa ciudad de Granada se define por un fenómeno metereológico prodigioso. Se trata de que sobre su misterioso espacio, el suelo adquiere un esplendor inusitado, de modo que genera casi la totalidad del valor total de las actividades económicas. Así termina por producir el milagro de la lluvia desde abajo hacia arriba, generando un flujo de chavicos (la proverbial moneda local) que sustenta la economía de la ciudad. En estas condiciones, cualquier autoridad municipal termina por verse afectada y empapada por este portentoso acontecimiento.
Granada es un espacio sobre el que se asientan edificios múltiples construidos en distintas épocas. La actividad económica descansa sobre la rehabilitación de los antiguos para intercalarse con los construidos en las sucesivas oleadas que comienzan en los años sesenta. Los conjuntos de edificios necesitan de infraestructuras para albergar la movilidad de sus residentes. Así, el aeropuerto, el ferrocarril, las autovías, las circunvalaciones y otras arterias de comunicación, adquieren una preponderancia absoluta en las agendas de gobierno de tan pasmosa ciudad, en la que los distintos partidos pugnan por su gobierno exhibiendo mapas y diagramas en los debates electorales mediáticos, testimoniando que se compite por el gobierno del suelo.
La lógica de la ciudad radica en cambiar los usos de los edificios que albergan las funciones principales, tanto los universitarios como los de la administración y servicios públicos, de modo que los cambios generan procesos de modificación de valor del suelo que los rodea. Este es el verdadero motor de la ciudad en la era del advenimiento providencial de los fondos europeos. El soporte de estas dinámicas de revalorización de los suelos es la existencia de una universidad dotada de un tamaño considerable, que se acompaña de un modesto complejo de actividades de investigación. Este conjunto universitario detenta la casi totalidad del sistema productivo de la ciudad. Apenas existen empresas insertas en las redes tecnológicas estatales o globales y orientadas a mercados externos. Las grandes empresas globales y sus franquicias detentan la mayoría del empleo, en detrimento del menguante comercio local, adquiriendo así la ciudad un perfil de carácter neocolonial.
La apoteosis del suelo se encuentra determinada por las actividades económicas esenciales, como son albergar a los turistas que comparecen ante los edificios del patrimonio monumental y los estudiantes e investigadores, que hacen una parada en la universidad en el curso de sus trayectorias por los circuitos globales del emergente capitalismo cognitivo. Esta contingencia tiene una consecuencia fundamental en la configuración de las élites locales. Los propietarios de pisos de alquiler y los empresarios de la hostelería constituyen el núcleo esencial de la ciudad. Su actividad tiene efectos redistributivos sobre grandes contingentes de la sobria población. La contracción del mercado inmobiliario ha frenado las actividades de producción de edificios e infraestructuras, castigando al tejido productivo granadino.
Una economía local de esta naturaleza constriñe el mercado de trabajo y crea una sociedad local marcadamente amorfa. Los beneficiarios de la convergencia de los tránsitos de los turistas y los estudiantes-inquilinos, se acompañan de los funcionarios y trabajadores de los servicios públicos, que adquieren una proporción desmesurada en el conjunto. Los grupos de propietarios de pisos y el complejo de explotación del turismo basado en los hoteles practican una estrategia basada en lo que aquí he denominado como la “almadraba de los inquilinos”. Sobre esta caza-pesca de arrendados se funda la débil economía granadina.
De este modo se conforma una población carente de iniciativa, que vive su día a día mediante las actividades de redistribución del flujo de chavicos que administran los huéspedes del poder de las instituciones locales y regionales. Granada conforma así, en el mejor de los casos, un capitalismo incompleto. En su sociedad se encuentran sobrerrepresentadas las instituciones estatales. El conjunto se orienta así al pasado que se hace patente en las fiestas locales, en las que el protagonismo del poder local, la iglesia o las fuerzas armadas se hace manifiesto. No es casualidad que el 2 de enero, la fiesta de la ciudad, conlleve tensiones, derivadas de las distintas interpretaciones del origen y el presente. Sobre estas ambigüedades las tradiciones ocupan el vacío que genera el presente estancado.
Desde estas coordenadas se puede comprender la relevancia de la alcaldía. Esta representa el poder efectivo de decisión sobre los usos del suelo, principal vector de las actividades productivas locales. Los grupos empresariales tales como promotores urbanísticos y hoteleros, se encuentran en una situación de dependencia de las decisiones urbanísticas del ayuntamiento. El alcalde es más que un poder fáctico. Se trata del centro del diagrama de intercambios entre los agentes que modelan la ciudad. El monopolio productivo de la explotación del suelo ha terminado con el procesamiento y la prisión de varios de los más destacados promotores locales. El cambio de ciclo político tiene como consecuencia un nivel mayor de intervención de los jueces en esta opaca trama de intercambios.
Pero, si bien cualquier prohombre local puede desempeñar este papel ejecutivo en el intercambio local de proyectos sobre el suelo, Don José está dotado de una especial competencia para representar a la ciudad en las fiestas locales, reavivando las tradiciones como contrapeso de la ausencia de un verdadero proyecto de futuro. El saber estar junto a las autoridades eclesiásticas y militares en los grandes días de las fiestas locales es esencial ante la población que sale de los edificios para concentrarse en las actividades simbólicas. Este es su punto fuerte. Su imagen forma parte del paisaje local. Su porte, sus frases antológicas que remiten al sentido común prevaleciente en el pasado. Porque esa posición de autoridad sólo puede ser ejercida por un cacique tradicional propietario de tierra. Cualquier advenedizo que acceda a esa posición no puede representar ese papel, siendo identificado como un impostor extraño a esa comunidad que revive su pasado con tanta energía.
Una economía y sociedad local de estas características tiene que competir por cada chavico con las provincias colindantes por inversiones o localización de las instituciones. También en ese papel Don José muestra su competencia. El vacío de proyecto se compensa por la reclamación de lo pequeño y la activación del sentimiento localista. Las ensoñaciones del granadinismo son imprescindibles para calmar a la población nutrida por las actividades de los suelos. Por eso, un hombre como él, parco en palabras y ambiciones colectivas, se constituye como la autoridad centrada en la administración de lo pequeño frente a la desmesura de los discursos de sus rivales, que se referencian en las retóricas de lo grande para anunciar el futuro en versiones en tecnicolor. Don José es un corredor de fondo en la confrontación con las autoridades regionales.
Pero el tiempo pausado del complejo de poder local, exacerba las ambiciones de sus adversarios y de aquellos que le acompañan. Esta es la verdadera causa de la intervención policial y judicial que ha padecido en los últimos días. Se trata de arrebatarle la posición central de la red local de administración de los suelos. La respuesta de Don José es consustancial a su condición de cacique local. Resiste numantinamente a ser desplazado de lo que considera su feudo. Considera el cargo como una propiedad hecha a su medida. Así se defiende su posición frente a los extraños forasteros y de los intrusos próximos. La fortaleza psicológica asociada al argumento de su cargo entendido como propiedad es inconmensurable. La alcaldía es su patrimonio y solo lo abandonará legándolo en herencia. Los que votan solo son la masa de fieles que comparece en las fiestas para ser bendecida. En esta narrativa, la traición es el argumento fundamental. Solo puede ser destronado por alguno de los traidores que pueblan su corte.
De ahí su fuerza insólita frente a cualquier adversidad. La contingencia de su detención solo puede ser una conspiración entre los distintos enemigos y los traidores, que se disputan su sillón. Así no se encuentra afectado por las imputaciones de los jueces. Ni siquiera las escucha. Entiende que el milagro de la diseminación de los chavicos nacidos en el manantial del suelo granadino no puede ser intervenido por ninguna institución exterior a la que emana del propio suelo. Esta tierra es mía, esta tierra es nuestra, de nosotros los propietarios legítimos. Es tan sólida esta idea que no comprende las señales de los movimientos fatales que se producen a su alrededor.
Mientras tanto, las imágenes de los policías registrando las oficinas municipales y los domicilios son acompañadas por un interés mediático que se disipa el día siguiente. El pueblo televisivo es una colectividad anestesiada. En el día después predomina la indiferencia. Solo los beneficiarios de su gobierno orientado a los amigos están inquietos. Pero todos comparten que, en definitiva, la sucesión se realizará a su estilo, es decir, gobernada por la sensatez y responsabilidad que acompañan al inmovilismo. El cambio de alcalde no es un signo anunciador de sequía y los chavicos van a seguir manando del suelo y diseminándose por el complejo que alberga a los beneficiarios.Me he fijado en los ojos que más brillan. Son los de los de algunos concejales del pepé y de Ciudadanos.
Buena descripción de la dominación rancia y machista del señoritingo.
ResponderEliminarAquí una misma, pero en versión del macho ibérico guapo:
http://ctxt.es/es/20160413/Politica/5437/Bertin-Osborne-TVE-ricachon-macho-Fauna-ib%C3%A9rica.htm
saludos, Ana.
Gracias Ana ¡vaya elemento que presentas¡ Bertín me fascina. Representa el cacique posmoderno enmascarado con su sentido común a cuestas.
ResponderEliminarNo podías haberlo caracterizado mejor. Pero voy a intentarlo yo también: Graná es un cortijo. Y su gobierno, la familia de señoricos que lo gestiona.
ResponderEliminarPor cierto, a Paquito Cuenca (vecino chanero, muy conocido por aquí) se le hacen los ojos de bolilla al saber que que tiene la alcaldía más cerca que nunca, su momento de (dudosa) gloria... Y cuando dice esto: http://politica.elpais.com/politica/2016/04/19/actualidad/1461068638_447722.html (...) En realidad está diciendo esto (a Ciudadanos): https://www.youtube.com/watch?v=QkMVscR5YOo
Sí, hay distintas formas de decirlo pero todas coincidentes. No quiero ni pensar el futuro incierto inminente de Cuenca gobernando en esa ciudad y con esa composición. Él viene de ser delegado de innovación, que en Andalucía significa ser el centro de la madeja del gobierno. Seguir la llamada regeneración municipal promete emociones
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