Desde mi infancia me he cruzado con el Cantábrico. Esta es de las mejores cosas que han sucedido en mi vida. Es un mar especial para mí. Ha obsequiado generosamente a todos mis sentidos. Me ha regalado sus colores, que visten los paisajes del litoral tan diferentes y llenos de matices. La gama de grises tan diferentes e intensos: los de los días de viento sur, los nublados en transición, los del chirimiri, los de las lluvias intensas, de los temporales y de los intervalos. También los colores claros de los días de verano con viento del nordeste. Sobre mi piel los vientos permanentes que cambian todos los días, anticipando los estados meteorológicos y sus colores. Sobre mis oidos el ruido de las olas sereno de las noches de verano, que se alternan con los de los vientos encrespados en las marejadas. También una gama muy amplia. Pero es el olfato el sentido más perjudicado viviendo en el interior. El fuerte olor a salado me encanta. En distintas etapas de mi vida, al llegar desde Madrid a Santander o Bilbao, me embriagaba de su olor especial. Aunque en los últimos años mis fugas son a Canarias, el Cantábrico sigue siendo un recuerdo estimulante.
En los días de temporal o galerna, veo las imágenes en las pantallas que me rodean y me lleno de nostalgia. El grandioso espectáculo del Cantábrico me retrotae a mi mejor pasado. Por eso paso dos videos del Cantábrico en acción en Santander y San Sebastián. En las dos ciudades he disfrutado de días de temporal. Podéis encontrar muchos videos buenos.
Después de vivir una jornada de furia del Cantábrico es recomendable complementarla rindiendole un homenaje mediante la movilización del gusto, el sentido que faltaba. He elegido un manjar de este mar prodigioso, un pescado que me gusta mucho y que evoca a Carmen. En nuestros viajes a Cantabria en automóvil, cada cien kilometros aludía a ellas. Se trata de las rabas. Ante tan prodigioso producto no tengo muchas palabras. Sólo recomiendo comerlas. Paso un video elocuente
2 comentarios:
Y las mejores rabas las he comido en Bermeo 🍻😋😉
Gracias Ana. Imagino las de Bermeo y las de cualquier lugar en las orillas de ese mar
Publicar un comentario