Un grupo de profesionales de atención primaria hacen público este manifiesto contra la precariedad. En el proceso de elaboración del mismo he podido leer algunos testimonios de historias profesionales insólitas, que me han conmovido. Parece como si hubiera una guerra planificada contra la inteligencia y la cualificación profesional. Personas que se preparan durante muchos años superando distintas pruebas son tratadas como piezas intercambiables de un dispositivo de atención sanitaria menguante. Esta sí que es una causa en la que me siento bien, porque el sistema público sanitario es lo mejor del potfranquismo. En él muchas personas han experimentado la ciudadanía.
LA PRECARIEDAD LABORAL SANITARIA
ES UN SÍMBOLO DEL DESMANTELAMIENTO DEL
SISTEMA SANITARIO PÚBLICO EN ESPAÑA
Quienes firmamos
abajo denunciamos con este manifiesto la deriva política que llevará al
desmantelamiento del sistema sanitario público en España. Este sistema, de
cobertura universal, ha sido y es ejemplo mundial. Es un sistema que responde
eficazmente y a un coste razonable a los problemas de salud de poblaciones y pacientes.
El sistema
cuenta, además, con la estima social y la aprobación general y de profesionales y pacientes. Cabe su mejora, y
el introducir cambios que incrementen su eficiencia. Pero, hasta ahora, todo lo
que se ha hecho ha sido recortar sin tino, con un objetivo ciego que disminuye
el gasto sin tener en cuenta su impacto ni en calidad ni en salud.
En la gestión se
ha implantado una cultura sin fundamento humano ni científico que considera al
personal como pieza intercambiable. Son sistemáticos los contratos eventuales,
incluso por horas y para cometidos diversos. Es lo que llamamos precariedad
laboral (en el sentido de enorme temporalidad, gran vulnerabilidad, bajo nivel
salarial y falta de derechos sociales).
En el sistema
sanitario los servicios son servicios personales, en los que es clave la
confianza entre profesional y paciente. Es cruel y deteriora la calidad la
falta de continuidad/longitudinalidad que se expresa bien con expresiones tipo:
"¿Otra médica? ¿Tengo que volver a repetírselo todo a usted?". De la
misma forma, en espejo, el pensamiento profesional que se expresa con preguntas
tipo: "¿Quiénes serán mis pacientes mañana? ¿Con quién formaré
equipo?" y que llega a decir: "No me coja cariño que me voy
mañana".
La cuestión atañe
a todo el sistema sanitario público en aspectos que se mezclan con la
precariedad. Lo expresa bien la externalizacion innecesaria de servicios
incluso en áreas de especial riesgo, como la atención a pacientes con problemas
graves de salud mental. La situación precaria se repite en la atención
primaria, incluyendo centros de salud y sectores comunitarios, sociales, de
rehabilitación y otros, donde es imprescindible la continuidad de cuidados. Lo
mismo sucede en los hospitales, tanto en consultas externas como en urgencias y
en plantas. También en las cárceles, donde es perentoria la mejora de la
continuidad por la presencia de problemas infecciosos, de salud mental y de
drogadicción. La precariedad también lesiona los aspectos de salud pública que
cubre el sistema sanitario y que exigen equipos consolidados capaces de
enfrentarse, por ejemplo, a las inevitables crisis de salud pública.
La precariedad
disminuye la calidad clínica e incrementa los errores sin disminuir el coste.
La precariedad daña la salud de pacientes y profesionales. La precariedad es,
de hecho, una forma de maltrato y una falta de respeto, una indignidad para
profesionales y pacientes. La precariedad sanitaria afecta más a mujeres jóvenes y, por ejemplo, en su impacto
vital global modifica/impide planes de maternidad/paternidad. Entre el trabajo
"en propiedad" y la precariedad hay soluciones al tiempo científicas,
humanas y racionales que mejoran el resultado en salud en pacientes y
profesionales.
Parece que se
hubiera decidido el desmantelamiento del sistema sanitario público. Es parte de
una ideología que considera que "la sociedad no existe, existe la
persona" y a la persona individual se pretende servir destruyendo lo
público y beneficiando los intereses privados de industrias y organizaciones
varias. Se rompen con ello la equidad y la solidaridad que sustentan a la sociedad
(ese "hoy por ti, mañana por mí") que generan salud por sí mismas en
los que hoy precisan la atención sanitaria de calidad y en quienes la
precisarán mañana.
La precariedad
profesional sanitaria daña la salud y en defensa de la equidad y de la solidaridad,
manifestamos:
1.
La precariedad laboral sanitaria es un símbolo del
desmantelamiento del sistema sanitario público que concierne al conjunto de la
sociedad. Por ello animamos a sumarse a
este manifiesto a las personas individuales y a las organizaciones colectivas.
2.
La precariedad laboral sanitaria incumple en
muchos casos la legislación laboral, introduce inseguridad jurídica y es un
abuso justificado por intereses particulares y/o privados. Por ello
recurriremos a la vía legal en todos los niveles.
3.
La precariedad laboral sanitaria responde a un
gerencialismo sin categoría, que convierte en "gestores" a
simpatizantes del partido en el poder y cuya formación, si alguna, es muy
deficiente. Por ello exigimos la profesionalización de quienes gestionan el
sistema sanitario público.
4.
En muchos casos se pretende una desreguralización
arbitraria pues no se cumplen ni las más mínimas normas pactadas respecto a las
bolsas de trabajo, convocatorias de plazas, situaciones de excepción y
reposición de puestos de trabajo. Además, falta toda planificación a medio y
largo plazo de necesidades de personal que permitan dar respuesta a los
problemas de salud de pacientes y poblaciones. Por ello pedimos el cumplimiento de los pactos y la visión de
futuro que precisa la gestión del personal sanitario.
5.
Puesto que la precariedad laboral sanitaria es un
símbolo del desmantelamiento del sistema sanitario público elaboraremos
propuestas concretas sobre sus causas y soluciones, para presentar a los
partidos políticos de forma que se pronuncien ante las mismas.
6.
La precariedad laboral sanitaria no es
una situación transitoria ni nueva pero sí muy intensificada durante los
últimos años. Forma parte de un diseño que busca el deterioro del sistema
público para reducir su aprecio social y favorecer que los ciudadanos opten
cada vez más por la sanidad privada. La intensa precariedad laboral en la
sanidad pública es letal para la calidad y repercute en la salud de
poblaciones, profesionales y pacientes. Por ello, para mantener la salud, llegaremos
a tomar todas las medidas posibles, incluyendo el ejercer los derechos de
protesta, manifestación y huelga.
FIRMANTES
(a 20 de mayo de 2015)
Antoni
Agustí Martí, Guillermo Álvarez López, Beatriz Aragón, Juan Diego Areta
Higuera, Vicente Baos, Mikel Baza, Sara Belinchón, Clara Benedicto, Raúl Calvo
Rico, Manuel Carretero Matas, Salvador Casado, Fernando Casado Campolongo, Rafa
Cofiño, Txema Coll, Carlos Coscollar, Mounir Diouri, Patricia Escartín, Carmen
Fando, María José Fernández de Sanmamed, Patricia Ferre, Marta García Caballos,
Luis García Olmos, Juan Gérvas, Irene Gonzalo Sanjosé, Mariola Gracia, Mariano
Hernández Monsalve, Juan Irigoyen, Marian Jiménez de Aldasoro, Mónica Lasheras,
Miguel López del Pueyo, Rosa Magallón, Gorca Maiz, Iván de la Mata, Miguel
Melguizo Jiménez, Félix Miguel, Sergio Minué, Carolina Morcillo Ródenas, Abel
Novoa, Leticia Núñez Queijo, Isabel Núñez Lozano, Alberto Ortiz Lobo, Javier
Padilla, Jesús Palacio, Luis Palomo, Pastora Pérez, Carmen Pérez-Crespo Gómez,
Mercedes Pérez-Fernández, Pablo Pérez Solís, Ana Rico, Ana Rivera, Elena
Serrano, Juan Simó Miñana, Pablo Simón Lorda, Gemma Torrell, Ana Vall-llosera.
ASOCIACIONES,
ORGANIZACIONES Y ENTIDADES (a 20 de mayo de 2015)
Equipo
CESCA, Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública
(FADSP), Fòrum Català d'Atenció Primària (FoCAP), NoGracias.
2 comentarios:
Enhorabuena por este nuevo post.
Completamente de acuerdo. Celebro que haya un sentimiento colectivo de repulsa ante tanta majadería y tanto negocio obsceno con la salud.
El punto 3 me parece especialmente relevante porque apunta a algo que con frecuencia no se tiene en cuenta: la complicidad de muchos médicos afines a este sistema cruel o que se pasan a ser sus servidores por ese plato de lentejas en forma de promoción. No son sólo políticos que ocupan altos cargos los que desmantelan el sistema. Y tampoco son TEL o celadores. El desmantelamiento precisa de médicos traidores a su sagrada profesión.
Yo no soy médico de AP. Soy médico analista, pero si esto está abierto a todos los médicos... ¿dónde hay que firmar?
Gracias Javier. En el final del manifiesto hay una dirección de gmail para firmar.
Saludos cordiales
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