Este blog cumple dos años desde que publiqué el primer post “Del cero al uno” el 29 de diciembre de 2012. En este texto inicial contaba la tensión entre los dispositivos de gobierno de esta época y mi persona. Estos trataban de reducirme a un valor estadístico, que deviene inevitablemente en el cero, situación que expresa la recurrente sentencia de “tú no eres nadie”. Por el contrario, expresaba mi voluntad de ser uno, sólo uno, nada más que uno, pero nada menos. Eso es diferente a no ser nada. Pues bien, en este tiempo algunas cosas se han modificado. Uno de los cambios más importantes es que algunas personas que respondían resignadamente al guión imperante de los ceros a la izquierda, carentes de valor efectivo, se han fugado de ese espacio inerte en el que fueron confinados, en el que imperaba el precepto de votar y callar. Ahora se han incrementado los decires.
Mi experiencia en este tiempo ha sido muy positiva. La puedo sintetizar como una larga marcha hacia el uno, el abandono del estatuto del nadie, del arte de callar, que tan certeramente analiza el abate Dinouart y que alcanza la apoteosis en este tiempo. En este predominan los coros de voces sincronizadas, repetitivas del discurso que se presenta como única posibilidad. Me siento bien cuando presento mis lecturas de las situaciones y mis reflexiones, que, como se puede comprobar, no se encuadran en el menú programado por los poderes establecidos. Para quienes sigan este blog, no habrá pasado inadvertido que mi posición constituye un disentimiento profundo con el modelo de sociedad asociada al proyecto dominante, en cualquiera de sus versiones.
Me encuentro bien cuando puedo escribir sin intermediarios ni editores que puedan intervenir en el proceso, porque me siento relativamente libre, en tanto que con mi autocensura ya tengo suficiente. El argumento más importante es que no tengo presiones para ajustarme a los criterios industriales de acumulación de lectores. No estoy de acuerdo en convertir la operación de contar en el fundamento del blog. Quienes me hayan conocido en la clase, Tránsitos Intrusos es una prolongación de la misma. Lo principal es pensar y decir algo original. Ser autor, trascendiendo todas las constricciones, esta es la cuestión.
El entorno en el que se inscribe Tránsitos Intrusos es una situación inestable, asociada inequívocamente a tensiones vinculadas a cambios sociales. Desde el poder se entiende el cambio como evolución, en el que se conserva lo esencial y la previsión constituye el límite de todos los procesos. Sin embargo, lo que realmente aparece es un juego de factores muy complejo, que se acompaña de la emergencia de lo imprevisto. Celebro el advenimiento de lo inesperado en este 2014, de aquello que con anterioridad parecía imposible o impensable. Aquí radica la esencia de la libertad. Porque el proceso social siempre se encuentra abierto y ningún futuro está escrito. Este ha sido un año de perplejidad.
Entiendo que el formidable complejo de empresas e instituciones políticas, junto a sus terminales mediáticas, se asientan en un principio de realidad congruente con sus intereses. El poder de este complejo estriba en definir lo que es posible y sus límites. Así, cualquier cambio social se encuentra con los techos establecidos por los guardianes de las fronteras de lo que entienden como sensatez o sentido común. Desde esta perspectiva no hay nada posible que no se encuentre en la previsión realizada desde las coordenadas de este complejo de poder.
Pero, así como este conjunto de instituciones y grupos generaba un crecimiento inclusivo, que repartía moderadamente los beneficios entre numerosos sectores sociales, ahora no es así. La intensificación de la reestructuración abre el camino a una sociedad que se desentiende de numerosos sectores sociales, que retroceden en su estatuto de ciudadanía. Los desempleados, los precarizados, los que se encuentran en espera del primer trabajo, los jubilados, así como múltiples sectores con desventajas sociales son convertidos en una masa homogénea y desprovista de especificidad, que desaparece en los discursos, las estadísticas oficiales y las políticas públicas. Son los que se han extraviado en el camino de la senda de la recuperación del crecimiento. Una situación así se puede definir inequívocamente como un nuevo autoritarismo intolerable desde cualquier punto de vista.
En este contexto converge la exclusión gradual de amplias capas de la población con la ausencia de representación en las instituciones políticas. La crisis del sistema político nacido en la transición es patente. El vacío y la ausencia de los vulnerables, transformados en un montón de materiales de reciclaje, ha generado una reacción inesperada, que adquiere formas singulares, como es común en los fenómenos históricos. La configuración y emergencia de Podemos, así como las formas de acción colectiva que los acompañan, no se pueden definir desde las perspectivas convencionales, sino que se trata de un evento singular, que sólo es inteligible en su integralidad inscrito en las condiciones de la gran reestructuración neoliberal global. Podemos es la emergencia de lo imprevisto, de lo impertinente para los pilotos del proceso económico y político programado desde las instancias del poder.
Celebro la aparición de un evento inesperado que cuestiona los esquemas conceptuales desde los que se realizan las previsiones. Los procesos de contestación a la implacable maquinaria de la reestructuración proponen soluciones inclusivas para los intereses de sus participantes, que se encuentran subrepresentados en las instituciones políticas vaciadas. Así, suscitan la descalificación de los representantes políticos del régimen, sus economistas y expertos de guardia, así como sus portavoces mediáticos. El argumento radica en recordar, desde un saber autorreferencial de los nuevos expertos en gobernabilidad, que no es posible otra cosa que aceptar la situación de penuria de los sectores penalizados por la reestructuración.
Pero, el principio de realidad que referencia las posiciones oficiales tiene un fundamento político más que técnico. Lo resumo en trazos gruesos. Quieren decir que sus beneficios crecientes se basan principalmente en abaratar el trabajo, reducir las cargas del estado asistencial y obtener ventajas fiscales sustantivas. De lo contrario, si no se acepta esa premisa, rompen la baraja, no invierten y generan un estado de catástrofe. Esto es así. Los grandes intereses devienen en una nueva versión de sansones que muestran su voluntad de derribar el templo si sus intereses son afectados. En estas condiciones, la democracia es imposible. No es posible cuestionar los intereses dominantes y sus economías desrteguladas. Cualquier propuesta se encuentra con el límite de los intereses de los intocables.
La frase estereotipada que sintetiza muy bien esta situación es “es mejor un contrato ínfimo que el paro”. Así se enuncia el principio de realidad imperante, que define una frontera tras la cual se encuentra la amenaza del caos. La verdad es que no se quiere distribuir nada con los vulnerabilizados, que al ser enviados al exterior de las políticas públicas son degradados pública y mediáticamente. El mensaje es que tienen que conformarse esperando su turno en la cola del desempleo, aceptando contratos humillantes o esperando la beneficencia como sustituta de derechos respaldados por el estado de antaño.
Esta es la razón por la que, en mi fuga del cero y el camino hacia el uno, me permito destituir a este complejo de poder que se funda sobre este principio de realidad. Los destituyo en mi esquema mental. Puede parecer un acto de pretenciosidad, pero se trata de una decisión llena de sentido. Quiero afirmar que en estas condiciones no es posible negociar con los chantajistas. Tanto los severos gobernantes como con su leal oposición, entretenida en generar espectáculos de actividades de riesgo o travesuras con apariencia de transgresión. No es posible negociar con ellos salidas parciales. Esto tiene que desembocar en una refundación general del sistema político, que recupere la representación de la sociedad relegada.
Por eso, yo, Juan Irigoyen, mayor de edad, por la presente destituyo a las instituciones restrictivas y excluyentes, que sólo representan a los sectores con beneficios desproporcionados en detrimento de los expulsados de la denominada sociedad del bienestar. Esta es una forma de violencia que inicia un proceso en el que la Ley de Orden Público es la siguiente estación en el camino hacia formas explícitas de autoritarismo. Así me recupero como algo tan importante como es ser uno, un ciudadano.
No soy ingenuo y advierto que mi pronóstico es que se está gestando un proceso de grandes turbulencias e intensificación de los conflictos sociales. Pero de forma inequívoca, atribuyo la responsabilidad a las élites rectoras del sistema que han dado el primer paso excluyendo a grandes contingentes de población del estatuto completo de ciudadanía. Las violencias mediáticas contra las voces críticas que han comparecido, las distintas mareas, los conflictos laborales múltiples, las movilizaciones en apoyo a los desahuciados, de los becarios e investigadores, de las víctimas de las estafas bancarias, así como otros sectores penalizados, y su efecto en el campo político con la irrupción de Podemos.
Este 2015 me posicionaré en contra del cruel proyecto de la reestructuración y el principio de realidad en que se inspira. El espectáculo de la descomposición del régimen del 78 es insólito. El silencio trágico de Rajoy; la decrépita decadencia de Esperanza Aguirre; la corrupción general; la irrupción del pequeño Nicolás; los desvaríos mediáticos múltiples; las proezas atléticas de Pedro Sánchez, en proceso de decisión de su entrada en la casa de Gran Hermano Vip; las presencias televisivas del señor Cayo en busca de su redención imposible; el patético mensaje y puesta en escena del rey Felipe (no me acuerdo ya del número).
Tengo unas dudas enormes que no quiero hacer públicas, puesto que no es la primera vez que me encuentro sumido en una situación de cambio político y mi experiencia ha sido negativa. Pero es reconfortante contemplar cómo muchos de los ceros a la izquierda amontonados en el vertedero de la basura política, emprenden el camino hacia su recuperación como unos. La verdad es que desde hace muchos años no voto, pero esta situación me hace replantearme esta cuestión. En las elecciones europeas me interesó mucho la propuesta del partido X. Antes apenas había estímulos pero este año todo es distinto. Ahora aparece la posibilidad de que se haga factible que sí se puede.
En tanto que celebro la aparición de lo imprevisto y le doy vueltas a mis dudas, la vida continúa sucediendo todos los días de forma fantástica. También en espera de lo imprevisible, que nunca es imposible.
Gracias por tus palabras. Son el apósito perfecto para las heridas que acumulamos diariamente... Aunque parezca algo raro leer tus análisis muchos de ellos llenos de crudeza alimentan nuestra sed de realidad....
ResponderEliminarGracias Juan por tus palabras y a todos aquellos que con sus comentarios siempre lúcidos nos ayudan a muchos a suguir hacia un lugar indeterminado...
Joaquín Córdoba....
Gracias a ti Joaquin por tu comentario. Si no hacemos algo que lo impida nos dirigimos hacia un lugar muy bien determinado: la sociedad neoliberal avanzada, en su versión castiza española. Estoy convencido de que la vida es peor en esa sociedad.
ResponderEliminarUn abrazo
Amén, amén y amén.
ResponderEliminarUn saludo y feliz 2015.
Pedro Valdés.
Gracias Pedro. Espero que tengas un buen año.
ResponderEliminarSaludos
Seguiremos leyéndote con entusiasmo. Gracias y energía de la buena para el 2015.
ResponderEliminarUn abrazo, Ana.
Parece claro que el bipartidismo salta por los aires y con ello ese “turnismo” que había diseñado la segunda restauración borbónica en la transición. Quién gane las elecciones y quién gobierne será otra cosa. Dependerá de quién tenga más legitimidad para formar gobierno. Hay una cuestión clara para la izquierda si tomamos como referencia la encuesta de Metroscopia o la de Celeste-TEL. Según ellas, el PSOE quedaría por delante y a Podemos le quedaría la opción de pactar con Sánchez la formación de gobierno o apoyos puntuales externos en función de las medidas de gobierno. Esta situación es peligrosa porque se podría volver a dar una política neoliberal, con algún matiz, aplicada por el PSOE con el apoyo del PP en lo económico aunque no se produjera la “gran coalición”.
Sin embargo, en las dos encuestas la suma de Podemos e IU (y otros) en una propuesta electoral unitaria daría mayoría a la izquierda y cambiaría las posibilidades de formar gobierno. Si realmente Podemos quiere aspirar al poder debe ir de la mano con el resto de la izquierda. Otra cosa es que los sectarismos, viejos o nuevos, se impongan. Es lógico que las élites hagan todo lo posible por evitar el cambio político, algo que vamos a ver este mes de enero en Grecia. No lo es tanto que sea la propia izquierda con sus errores quien lo impida. Y no olvidemos que, históricamente, la izquierda gana cuando entusiasma y cuando se teme excesivamente a la derecha. Ahora se dan las dos circunstancias: profunda indignación y esperanza de cambio. No las desaprovechemos porque millones de personas no pueden esperar.
Agustín Moreno
Gracias Ana por tus palabras. Respecto a la referencia sw Agustin Moreno mi posición es distinta. En síntesis, lo cual puede generar equívocos, pienso que IU y Podemos son incompatibles, están hechos de materias distintas. IU forma inequívocamente parte de la casta y del régimen del 78, al que contribuyó y contribuye sin disimulo. Se trata de una organización desprovista de energía, contagiada por el ritmo de las instituciones y con la impotencia para el cambio asumida. Por el contrario, Podemos es un movimiento emergente, lleno de energía y que ha logrado suscitar esperanzas, en muchas ocasiones poco fundadas. Si se coaligase con IU perdería su vigor y su vocación de ganar. Sería su defunción asegurada.
ResponderEliminarNo quiero que se confundan mis palabras pero Podemos es sólo una posibilidad, en tanto que IU es un residuo histórico que sobrevive en un medio extraño.
Me llama la atención contemplar la furia de los políticos y periodistas contra Podemos en tanto que con Iu se deshacen en elogios y reproches en tono de padres permisivos. Saben que no hay verdadera voluntad de dar una batalla. Decir esto en Andalucía es mucho más evidente. El proyecto es el mismo que el del psoe, en el caso de Rafael Rodríguez, el consejero de turismo es apoteósico su neoliberalismo.
Podemos puede ser una posibilidad de generar una inestabilidad, pero iu no. El argumento principal es cómo en los últimos años, su oposición ha permanecido constante en tanto que la reestructuración genera múltiples víctimas.
Seguimos y un abrazo