En junio de 2013 participé en el 50 Congreso de Filosofía Joven, Horizontes de compromiso, en Granada. Presenté un trabajo sobre la evaluación en la educación, específicamente sobre la universidad. Ahora lo cuelgo en Tránsitos Intrusos, tal y como lo envié para su publicación, debido a la revalorización de la cuestión de la evaluación en las reformas universitarias de la actualidad.
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LOS SUPUESTOS Y SENTIDOS DE LA (SAGRADA) INSTITUCIÓN
DE LA EVALUACIÓN
JUAN IRIGOYEN
DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGÍA
UNIVERSIDAD DE GRANADA
RESUMEN
La evaluación siempre ha
formado parte del ciclo educativo, siendo
realizada por los profesores. En los últimos tiempos experimenta una
gran mutación. Ahora se extiende a todas las esferas educativas, es ejecutada
por expertos y agencias externas, afecta a todos los actores del proceso
educativo y es una herramienta fundamental al servicio de la gestión, que desempeña
el gobierno de los centros educativos. La expansión de la evaluación es el
resultado de la gran reestructuración global que opera en las últimas décadas,
configurando un nuevo capitalismo postfordista y global, que constituye una
nueva economía integrada, desde la que se remodelan todas las esferas sociales
y también la educación. Los sistemas educativos se transforman para ser
congruentes con los nuevos mercados de trabajo que resultan de la emergencia de
la producción inmaterial. La evaluación es el instrumento de la gestión, que es
una nueva institución que ejecuta el proceso de cambio, remodelando a los
docentes y a los estudiantes. La gestión y la evaluación representan el
advenimiento de una nueva gubernamentalidad, cuyo rasgo más característico es
el de producir y gestionar diferencias entre las personas, los centros y las
titulaciones. La gestión y la evaluación constituyen un nuevo sujeto
individual, visible y transparente, cuya trayectoria es escrutada por estas
instituciones, para ser valorada mediante la comparación con las demás. Así se
produce un disciplinamiento intenso de los actores, facilitando la selección de los recursos
humanos requeridos por el nuevo mercado de trabajo. La gestión y la evaluación alteran los
supuestos y los sentidos de la educación convencional, mediante una individualización y psicologización
extrema, transformando a los estudiantes
en capital humano para la producción inmaterial. Las agencias de la evaluación representan un
nuevo poder que desplaza a las burocracias.
ABSTRACT
Assessment, carried out by teachers, has
always been part of the educational cycle. In recent times, it has experienced
a substantial mutation. Nowadays, assessment extends to all educational
spheres, it is carried out by experts and external agencies, it affects
everyone involved in the educational process and it is a basic tool at the
service of management, which is executed by the administration of educational
centres.
The expansion experienced by assessment is the
result of the major global restructuring occurred over recent decades,
producing a new and global post-Fordist capitalism that represents a new
integrated economy, from which all social spheres, as well as education, will
be reshaped. Educational systems are changing to be consistent with new labour
markets coming from the immaterial production emergency. Assessment is the management tool. It is a new institution that performs
the process of change, reshaping teachers and students. Management and
assessment represent the advent of a new kind of governmentality, whose most
characteristic feature is the ability to produce and manage differences among
people, centres and institutions. Management and assessment
constitute a new, visible and transparent individual, whose progress is
scrutinized by these institutions for being assessed by comparison with others.
In this way, people who play a role within education are being intensively
disciplined, facilitating the selection of the human resources requested by the
new labour market. Management and assessment disturb assumptions and meanings
of conventional education through an extreme individualization and
psychologization, transforming students in human capital for immaterial
production. Assessment agencies
represent a new power that displaces bureaucracies.
EXPANSIÓN DE LA EVALUACIÓN
La
evaluación es un método que siempre ha desempeñado un papel esencial en los sistemas educativos. Desde sus
comienzos, el sistema escolar se encuentra asociado al examen. Este es un modo
de evaluación que se realiza mediante una técnica predominante en las sociedades disciplinarias. Los
docentes, mediante el mismo, ejercen una vigilancia jerárquica y un control
sobre los estudiantes, que son calificados comparándolos con un estándar que
define lo que es considerado normal. Del mismo resulta una gradación por los resultados
obtenidos, y, aquellos que no alcancen el nivel mínimo requerido, son
sancionados mediante el suspenso.
En
el final del siglo XX la evaluación experimenta una gran transformación. Ahora
se expande a todo el sistema. Los programas, las asignaturas, las titulaciones,
los centros educativos de todos los niveles, e incluso, se producen rankings
comparando los niveles de los estudiantes de distintos países en pruebas
comunes. Los docentes, antiguos evaluadores, ahora devienen en evaluados por
nuevos dispositivos expertos. Estos se ubican en las emergentes redes de agencias
externas. Los sistemas educativos son escrutados por los múltiples organismos
constituidos con esta finalidad.
La
nueva evaluación generalizada tiene una naturaleza diferente al viejo examen.
Ahora es una tecnología de poder que implica un control permanente, que tiene
la voluntad de proponer a los evaluados el ejercicio de su propio autocontrol,
haciendo de este un elemento continuo en la gestión de sus carreras. De este
modo, la evaluación, extendida a la totalidad de la trayectoria de los
evaluados, se configura como una técnica subjetivación, trascendiendo al examen
convencional.
La
emergencia y centralidad de la evaluación se encuentra determinada, no tanto
por transformaciones operadas en el interior del campo de la educación, sino
que, más bien, es el efecto de una transformación radical en el entorno del
mismo. En las sociedades del presente, el campo de la educación ha perdido su
autonomía tradicional, para convertirse en un espacio integrado en la sociedad
global. Las coherencias entre todos los campos constituyen un elemento
fundamental para el funcionamiento del conjunto. La lógica global se sobrepone
a la lógica sectorial. Este es el principio que inspira las reformas de la
época, y también de la educación, reestructurada para adecuarse al nuevo
paradigma tecnoglobal, así como a la gubernamentalidad emergente, cuyo emblema
es justamente la evaluación permanente.
Así,
la metamorfosis experimentada por la evaluación, en su tránsito desde examen
hasta los nuevos métodos generalizados, representa un elemento en el que se hace
patente la transformación del capitalismo fordista y su reconfiguración en un
nuevo capitalismo postfordista y global.
Los sistemas productivos, los tipos organizativos, las instituciones, la
estratificación social, los territorios, las subjetividades y las diferentes
formas de ejercer el poder. El conjunto
de estas mutaciones implican un nuevo modo de relaciones de poder en todos los
campos sociales, del que la evaluación es una tecnología coherente con su lógica.
NEOLIBERALISMO,
NUEVAS ORGANIZACIONES
Y EMERGENCIA DE LA INSTITUCIÓN DE LA GESTIÓN
Las
reformas educativas en las que se inscribe la nueva evaluación remiten a un
cambio de gran profundidad, que se encuentra en curso en las sociedades
globales. Existen distintos enfoques para caracterizar esta mutación global. En
síntesis, se puede afirmar que desde los años setenta emerge un nuevo modo de producción,
caracterizado por la flexibilidad en la configuración de los procesos y
mercados de trabajo y la norma de consumo. La nueva economía emergente establece las
bases de la reestructuración de todas las esferas sociales para adecuarse a sus
imperativos. Los cambios convergen generando una sociedad radicalmente
diferenciada de la inmediatamente anterior.
Existe
un consenso generalizado en torno a definir la nueva sociedad en relación al
término neoliberalismo (1). Este implica la centralidad incuestionable del
mercado, así como la reorganización de las instituciones sociales, y del estado
en particular, que se reconfiguran para cumplir con los imperativos del mismo. Para
ello es necesario realizar cambios que hagan posible el funcionamiento de la
economía de mercado de modo óptimo. La reforma de las organizaciones públicas,
para adoptar modelos de gestión privada, crea un contexto en el que las fuerzas
del mercado pueden actuar y expansionarse. Esta es la condición para cumplir
con el mandato del crecimiento económico continuo, así como con la
competitividad.
El
proyecto neoliberal implica la reforma radical de las viejas organizaciones
burocratizadas y profesionales que conforman el estado del bienestar. De este
modo, el advenimiento de la nueva gestión pública o el gerencialismo, adquieren
una importancia fundamental en la implementación de la nueva sociedad
neoliberal avanzada. La gestión, el management, es la nueva institución que protagoniza el
proceso de transformación de las viejas organizaciones. La gestión es más que
un nuevo tipo de dirección de las organizaciones y las empresas. Se trata de
una verdadera institución transversal, que
enlaza las organizaciones con los entornos tecnológicos y económicos,
así como con el proyecto global. La gestión es portadora de un sistema de
supuestos y sentidos que le confieren su identidad institucional.
La
nueva institución de la gestión importa el modelo institucional de la nueva
empresa postfordista. Los objetivos a corto plazo, la flexibilidad de las
estructuras, la innovación, la adaptación, el compromiso con el trabajo, el
aprendizaje continuo, el trabajo en equipo y la calidad entre otros, conforman
las nuevas culturas impulsadas desde la gestión. Así se conforma un imaginario,
un sistema de significación y de
valoración coherente con las nuevas finalidades, en el que la eficiencia se
configura como principio central.
Pero
el núcleo de la nueva institución de la gestión radica .en la desagregación de
los componentes de las organizaciones, que son descompuestas en múltiples
unidades. Las relaciones entre las mismas se encuentran articuladas mediante
contratos. Del cumplimiento de los
mismos se derivan incentivos y sanciones. Así se instituye una realidad que se
define por la competitividad, reproduciendo el modelo de mercado, que
constituye el fundamento de la propuesta neoliberal. Crear mercados en los
espacios donde no existen es el principio rector de la nueva economía y
política neoliberal.
Las
reformas educativas neoliberales, tienen como objetivo prioritario reorientar
la educación al servicio de la nueva economía, incrementar la capacidad
operativa de las empresas y los mercados, desagregar el sistema en múltiples
unidades para propiciar la competencia interna, e introducir un nuevo sistema
de supuestos y sentidos que reemplace a los convencionales. La educación se
configura como un sistema productivo definido por sus aportaciones a la
economía global, así como por un campo de consumos, que estimula el crecimiento
económico general. Este es el entorno en el que se produce la expansión y
reconfiguración de la evaluación, más allá del examen.
NUEVA FORMA-EMPRESA Y GUBERNAMENTALIDAD
El neoliberalismo es definido
en relación a la economía, el mercado y la nueva empresa por distintos autores.
En este sentido es un proyecto, una ideología o una estrategia. Pero, Foucault
(2) (3), aporta un enfoque diferente. La noción de gubernamentalidad, implica
una dimensión que se ubica más allá de los contenidos convencionales. Desde
esta perspectiva, el neoliberalismo es una tecnología de gobierno, que
instituye un modo nuevo de conducción de la población. El fundamento de este
enfoque radica en la configuración de un imperativo, que es dirigido a cada
sujeto, que Foucault define como “empresario de sí mismo”.
En la redefinición de
Foucault, lo importante es que la operatividad de la economía neoliberal se
logra mediante la producción de un nuevo sujeto autorregulado. Así, tanto las
necesidades como las formas de vida de los mismos sujetos, tienen que corresponderse con los códigos del
mercado y su racionalidad. Esta se extiende a todos los ámbitos de su vida y de
sus decisiones, incluida su propia vida privada, ocupando la totalidad de su
vida cotidiana, ahora constituida como espacio de cálculos.
Desde esta perspectiva, el
factor más singular y relevante del neoliberalismo es la expansión de la
forma-empresa. Esta trasciende a la producción para extenderse a los espacios
que con anterioridad se encontraban constituidos por otras lógicas y racionalidades.
Todos los comportamientos deben ser regulados mediante el modo empresarial por
los nuevos empresarios de sí mismos. Así, se instituye el autogobierno y la
asunción de la responsabilidad en la gestión de su propia vida, entendida en su
integralidad, abarcando a todas las esferas.
De este modo, el neoliberalismo
se conforma más allá de lo político-económico, como una forma de producir la realidad,
reconfigurándose como sentido común, como la forma de vivirla. Se trata de un emergente
e impetuoso modo de subjetivación. Más allá del convencional sujeto conceptualizado
por la microeconomía, el homo economicus,
ahora el sujeto se produce a sí mismo,
configurándose como capital que el mismo tiene que desarrollar y maximizar. La
conducción de su vida prioriza su propia capitalización, factor esencial para
afrontar su propia trayectoria.
En este contexto, lo decisivo
es producir su propia satisfacción fundada en su capital humano acumulado. Así,
la vida es principalmente un conjunto de inversiones para producir
autosatisfacción y felicidad corporal, profesional y económica. Aquellas personas
que no logren incrementar su capital humano serán consideradas como fracasadas
en su vida, que es su empresa individualizada. El éxito se configura como valor
absoluto modelando las vidas y todas las
actividades sociales. Así se desplaza la responsabilización sobre el estado de
su empresa individual a las personas mismas, minimizando el papel desempeñado
por las condiciones sociales.
La hegemonía de la
forma-empresa se hace presente en las nuevas organizaciones reguladas por los
preceptos neoliberales. El código genético de las nuevas organizaciones es la
hipercompetencia, instituyendo entre las personas una competitividad intensa y
permanente. Este es el factor más novedoso de las organizaciones resultantes de
las reformas neoliberales. Así se
consigue movilizar internamente a las personas para la producción de méritos,
para ganar frente a los demás, única forma de alcanzar y renovar el éxito. De
estos procesos resulta un nuevo poder molecular fundado en el moldeamiento de
la subjetividad. Todos los movimientos de la vida se entienden como
inversiones, cuyo valor se orienta a lo estratégico, y cuyo resultado es la
configuración de la persona como una maquinaria de producción y acumulación de
capital personal.
ADVENIMIENTO
DEL CAPITALISMO COGNITIVO
En
el final de los años setenta comienza una mutación de gran envergadura que
tiene un impacto fundamental en las sociedades. Se trata de la ruptura
tecnológica que instituye un nuevo sistema tecnológico, del que se deriva un
proceso intensivo de cambio tecnológico e industrial. Las nuevas tecnologías de
la información y la comunicación, recombinadas con otras tecnologías emergentes
generan una mutación industrial y organizativa muy relevante. La fábrica taylorista-fordista,
las grandes organizaciones jerarquizadas y piramidales, se desploman para abrir
el paso a un renovado sistema productivo, una nueva generación de
organizaciones, así como de instituciones, saberes, actores y escalas.
El
nuevo sistema productivo-industrial se encuentra determinado por lógicas muy
diferentes. Las tecnologías que lo nutren se encuentran en una fase de
expansión, de modo que reportan una capacidad de renovar los productos y
servicios en períodos muy cortos. Las posibilidades tecnológicas incrementan la
posibilidad de innovación industrial. Lo que se produce trasciende al producto
convencional, ahora es principalmente, un concepto inmaterial. La movilización
del sistema de ciencia, tecnología e industria adquiere una gran intensidad. Así
se configura lo que se conceptualiza como sociedad del conocimiento, en la que
la ciencia y la tecnología representan un factor productivo determinante.
Existen
distintas interpretaciones de la denominada sociedad de la información o
conocimiento, que proceden de perspectivas teóricas diferentes. La mayor parte
de las teorías al respecto ignora los impactos de la producción del
conocimiento en la estructura social. La sociedad-red de Castells (4), pone de
manifiesto algunas de las transformaciones sociales derivadas del nuevo
paradigma tecnológico y organizativo, que constituyen una sociedad diferente.
Una
de las teorías más sólidas es la del capitalismo cognitivo (5) (6). Se trata de
la emergencia de un nuevo tipo de capitalismo en el que se produce un nuevo
modo de acumulación. La información y el conocimiento adquieren una centralidad
incuestionable en los procesos de producción.
Este es un capitalismo intensivo que explota las capacidades creativas,
afectivas y relacionales de las personas. Los procesos de producción, el modelo
de la empresa, la norma del consumo y la
naturaleza del trabajo, se modifican radicalmente. Ahora la producción del
conocimiento y la gestión del conocimiento devienen en procesos centrales.
Desde
la perspectiva del capitalismo cognitivo, se redefine el conocimiento, así como
los procesos de su producción, se revaloriza a los trabajadores inmateriales, y
se problematiza su dificultad de encajar en los espacios mercantiles convencionales. Los procesos
de elaboración de los productos y los servicios resultan de la interacción
entre distintas actividades de múltiples categorías de trabajadores
inmateriales. La producción requiere de la interacción entre las posibilidades
de las tecnologías y la captura de las percepciones, valoraciones y usos de las
distintas personas que son requeridas desde procedimientos y fuentes múltiples.
De
este modo, el sistema termina por reapropiarse de la vida y no sólo del
trabajo. El lema de “poner toda la vida a trabajar” sintetiza el significado de
la producción inmaterial y el capitalismo cognitivo. Se trata de capturar la
vida para la producción mercantil. Los usos de los productos, las prácticas
sociales múltiples, las significaciones, las valoraciones, los modos de vida,
las formas de comunicación, las experiencias de habitar los espacios, las
movilidades, la sexualidad, las relaciones convivenciales, incluso las
imaginaciones. La institución central de la publicidad muestra la expansión del
capitalismo cognitivo en su reconquista de la vida para la producción.
El
capitalismo cognitivo y la producción inmaterial implican una nueva norma de
empresa y una nueva forma de trabajo, en la que la autoorganización, así como
la relación entre lo individual y colectivo,
adquiere una importancia fundamental. Su reverso es la precarización
generalizada de los trabajadores inmateriales. Además, la conducción de los
mismos se ejecuta según nuevos métodos, muy diferentes que los prevalentes en
el capitalismo anterior. La gerencia se configura como la institución central
según un modelo molecular (7).
La
relación entre capitalismo cognitivo y la educación es fundamental. El sistema
educativo, y, en particular la universidad, es remodelada drásticamente para
establecer las coherencias necesarias con la producción inmaterial. Las
instituciones educativas y académicas tienen que ser reconvertidas, para
adecuarse a las realidades de la nueva economía y su sistema de congruencias, así
como a los moldes organizacionales derivados del neoliberalismo. En la gran
mutación global, la educación deja de ser un sector dotado de autonomía para
adoptar un nuevo sistema de finalidades, métodos, supuestos y sentidos.
CONVERGENCIAS
Las tres perspectivas que se han considerado
hasta aquí convergen como los principales factores de la transformación neoliberal
de la universidad: la gestión, que asegura la integración de esta en el
conjunto de la nueva economía; la nueva gubernamentalidad, imprescindible para
gobernar eficazmente a los sujetos presentes en este campo, y la adecuación a
los imperativos derivados de la producción inmaterial. En todos los casos la
evaluación desempeña un papel fundamental al servicio de la gran transformación
en curso.
El
paradigma del capitalismo cognitivo implica la redefinición de la institución,
en tanto que productora de conocimiento para un mercado en rápida expansión. De este modo, la investigación
deviene en la finalidad operativa principal de la institución universitaria, y
el conocimiento obtenido se valora en función de su utilidad para los clientes
externos. Así se produce la asignación de valor a los productos resultantes de
la investigación, así como a las titulaciones y productos docentes, que se
inscriben en un nuevo mercado global de productores y consumidores de
conocimiento (8). Como tal mercado, su lógica radica en la diferenciación y la
renovación de los productos. Este resulta de la comparación, y, por ende, de la
posición ocupada en el ranking. Así se produce la activación de la competencia
en la búsqueda incesante de obtener una mejora relativa en la jerarquía
resultante.
El
mercado de los productos universitarios, de las publicaciones, las patentes,
los servicios de asesoría, los informes expertos, las titulaciones, los
postgrados, los cursos expertos y otros productos, moviliza una comunidad de
profesores e investigadores de todas las categorías, becarios, estudiantes y
otras especies cognitivas diversas, que es estimulada a desarrollar carreras
profesionales en el conglomerado de centros que componen el nuevo mercado,
cuyas posiciones siempre se encuentran en espera de la próxima evaluación, que
renueva el ranking, de modo que atrae subvenciones, ayudas y flujos de
consumidores.
La
movilidad es el elemento determinante de tan emergente y formidable mercado. La
aspiración a ser incluido en las titulaciones altas del ranking académico,
genera diásporas de aspirantes al éxito. De este modo se fragmenta a los
estudiantes, que se diseminan en sus múltiples trayectorias, disolviéndose así
como un colectivo social. Cada uno construye su propio currículo realizando su
itinerario singular en el laberinto de instituciones, titulaciones y ayudas.
Así se precarizan las relaciones existentes entre los habitantes de este mundo
en circulación perpetua.
La
precarización es la condición más determinante para la configuración del
capitalismo cognitivo. La educación deviene en el laboratorio de
experimentación de la precariedad. La ingeniería de las becas y las ayudas, los
contratos por proyectos, las contrataciones indirectas, los profesores
ayudantes y asociados, que tienen que acreditar su creatividad para cumplir con
los imperativos de la sobrecarga de la docencia, combinados con la acumulación
de su capital académico, y, también, las
actividades realizadas como “socios” en
el proceso de elaboración del producto, pero con exclusión de los beneficios de
los resultados, que en otros ámbitos se denomina “trabajo en negro”. Así se
experimenta su propio futuro en las
empresas postfordistas. La educación en sus últimos ciclos significa un ensayo
de la vida del trabajador cognitivo, en el que la línea de separación entre el
trabajo y la vida personal se difumina.
La
gubernamentalidad neoliberal es el modo de gestión de la masa de estudiantes y
docentes buscadores de su capitalización personal para competir por el acceso
al mercado profesional. El sistema
universitario global muestra las medidas de sus valores a los aspirantes. Así
se constituye en una maquinaria de producción de méritos. Los aspirantes tienen
que obtener y acumular sus méritos en el curso de su trayectoria. Así se cumple
el precepto de que el sujeto tiene que autoproducirse, así como realizar un
esfuerzo permanente para acreditar sus méritos y competencias en la puja con
sus iguales.
La
gubernamentalidad neoliberal es una maquinaria poderosa de producción de
subjetividades adecuadas para la reproducción del sistema universitario (9). El
valor supremo del éxito se alcanza mediante la innovación, creatividad,
movilización y capacidad de emprendimiento de cada sujeto. La implicación y la
motivación de cada cual se deriva de su propia persona. En estos procesos,
tanto la evaluación como las ideologías de la calidad y la excelencia
desempeñan un papel esencial. Los individuos subjetivados en estas
instituciones, generan una predisposición favorable a aceptar los controles, las
pruebas y los resultados, para volver a empezar en el camino hacia el siguiente
episodio de evaluación.
Todas
estas transformaciones se sintetizan en la institución de la gestión, que asume
la tarea de instaurar un nuevo orden organizativo desrregulado, en donde impere
la producción de méritos, de modo que
cada persona, centro, titulación u otra unidad mejore su productividad y
eficiencia, de modo que se incremente la productividad total y el valor
económico de los productos, contribuyendo así al crecimiento de la nueva
economía, concebida sobre las sinergias entre las antiguas áreas sectoriales.
RECONVERSIÓN EDUCATIVA
Desde
las tres perspectivas enunciadas, se puede constatar que la evaluación es una
tecnología primordial para la lógica del nuevo poder emergente, que sintetiza
la nueva institución-gestión. Esta conduce a los docentes y a los estudiantes
mediante la competencia permanente entre todos, que se ejecuta mediante
procesos de asignación de valor a los productos y la cuantificación de los
méritos. De este modo, cada unidad organizativa o cada sujeto se constituye,
siempre provisionalmente, mediante indicadores. Después se configura un espacio
público donde se hace visible los resultados de la competición.
Pero
la evaluación, no sólo es una pieza central en el dispositivo de la educación y
la universidad neoliberal. Además, desempeña un papel decisivo en el proceso de
transformación de las antiguas instituciones académicas. La autonomía de los
actores educativos, desde los profesores a los centros, departamentos o
titulaciones, es el obstáculo principal de las reformas neoliberales. Para
remover esta autonomía y someter a estos poderes autónomos, se ha establecido
una confrontación muy intensa, aunque escasamente perceptible, en el que el
arma más importante de los reformadores ha sido la modificación de las reglas
que generan el poder en todo el campo educativo.
En
este proceso de sometimiento de los poderes académicos, se ha desarrollado una
estrategia múltiple y escalonada. Sus elementos más importantes han sido las
actuaciones de las instituciones regionales europeas del sistema-mundo; la
acción legislativa gubernamental; la batalla del conocimiento, que ha utilizado
saberes expertos para recomponer el entorno de modo sesgado y favorable a la
reforma; la financiación desde los poderes económicos; la movilización del
poder mediático, y, la utilización intensiva de la evaluación en todos los
niveles, ejecutada por una red de agencias externas constituidas para tal fin.
El
nuevo estado postfordista y neoliberal deviene en un poder cuya base es la
auditoría. Así se configura un nuevo orden fundado en los números y magnitudes
que producen las agencias de evaluación, constituidas como prótesis organizativas.
Estas son organizaciones sobre las que no existe control alguno, como antaño
las instituciones académicas. De este modo constituyen un espacio social opaco,
misterioso e inaccesible a miradas externas, pero ensamblado con los poderes
estatales y mediáticos para ejercer una presión e influencia determinante en
las políticas públicas y las decisiones. Las agencias representan la esencia
del nuevo poder en el capitalismo global neoliberal (10).
La
concertación entre todos los elementos conforma una maquinaria institucional en
la que la institución-gestión desempeña un papel fundamental en la reconversión
de la educación y de la universidad. Ball (11) ha mostrado los mecanismos de
esta institución en la reconversión de los docentes. Estos son conducidos por
los gestores, que movilizan un poder derivado de la evaluación. Esta
herramienta tiene un impacto decisivo en los procesos de desprofesionalización
docente, así como en su reprofesionalización en las coordenadas de la nueva
economía y sus instituciones reguladoras.
La
gestión instituye un nuevo orden organizacional en las instituciones
educativas. Así las reinserta en un orden global, que genera exigencias a todas
las esferas sociales. El proceso de reconversión se encuentra en tránsito,
removiendo las resistencias corporativas que se encuentra a cada paso. Pero
estas son minimizadas mediante la acción concertada transversal en el campo
social global, que empuja en la dirección de las finalidades de las reformas
neoliberales (12). Las fuerzas externas comparecen como el dispositivo de
agencias expertas que se sobreponen a los intereses de los grupos académicos,
en proceso de desprofesionalización.
LA SAGRADA INSTITUCIÓN DE LA
EVALUACIÓN
La
gestión y la evaluación son las nuevas
instituciones fundamentales para asegurar la reconversión de las viejas
instituciones educativas y asegurar el avance en la dirección de una sociedad
neoliberal avanzada. La principal función que desempeñan radica en la
producción de la subjetividad. Así, el sistema de supuestos y sentidos de los
que son portadoras, erosiona y subvierte los imaginarios educativos y
académicos convencionales. La subjetivación de los docentes y de los
estudiantes, es la condición necesaria para tal transformación.
La
forma de operar de la maquinaria institucional neoliberal, es, mediante la acción concertada de las
instituciones políticas con las agencias expertas, primero la programación del
entorno, de la que resultan posibles cursos de acción con niveles de sanciones
y recompensas determinados. Cada sujeto o unidad debe seleccionar la opción más
adecuada a sus recursos y obrar en consecuencia. La segunda parte corresponde a
la institución-gestión, que opera como una instancia apostólica de conducción.
Se ocupa de gestionar la relación personal, principalmente con los rezagados o
quienes presentan más dificultades.
Así
emerge un nuevo tipo de poder que se asienta sobre la preponderancia de los
sujetos evaluados. La evaluación se conforma como una herramienta para la
producción de sujetos fragilizados. En todos los entornos organizacionales
donde se instaura se multiplican los malestares debido a sus efectos sobre la
subjetividad de los sujetos sometidos a la evaluación permanente (13).
Pero
la evaluación es también una herramienta
al servicio de la micropolítica, practicada por la institución-gestión, que
remodela los campos organizacionales en donde se hace presente. La
individuación tan rigurosa que instituye, implica el debilitamiento de las
relaciones horizontales entre las personas. Pero, además, debilita a los grupos
de interés, en tanto que de su operatoria se deriva la fragmentación. La
gestión y la evaluación son una verdadera máquina de cortar grupos y
colectivos. Así contribuyen a crear un orden colectivo en el que el tejido
social y las agrupaciones sociales se debilitan.
BIBLIOGRAFÍA
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(10)
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