No puedo evitar recordar la película de Roberto Benigni “La vida es bella”, en la que la dura realidad es traducida a otra historia fantástica para iluminar los ojos de un niño cargado de ingenuidad: Josué. Este recuerdo se asocia a otro ocurrido hace algunos veranos, en el que se modificó drásticamente el guión de la historia colectiva en detrimento de los Josués. Ahora los mismos protagonistas retornan con otras narrativas para emular a los afectados mediante sus ficciones renovadas.
Paso dos videos muy ilustrativos de esta historia de transformación narrativa. Que cada cual haga su lectura. Por mi parte, lo más relevante es que los malotes que dan las instrucciones son tres (troika) y que los “ganadores” desfilan en fila india, como los desempleados y precarizados de hoy, en vísperas de su victoria y cuando la vida ordinaria retorne sin ruidos de fondo al estado semiológico habitual. Y los Josués a su lugar de rotación y de espectadores integrales.
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