Conocí a Juan Gérvas cuando hacía mi tesis doctoral sobre la crisis del sistema sanitario en España. Explorando la bibliografía acerca de la reforma de la atención primaria, me encontré con una uniformidad aplastante en los discursos. La mayoría de los textos aceptaban la reforma en su totalidad y sin matización ni problematización alguna. En esta situación, el azar hizo que me encontrase con un texto suyo, que exponía una posición diferente, distinguiendo entre distintos aspectos de la reforma y proponiendo alternativas originales.
En el final de los años noventa coincidimos en un congreso de médicos de familia de Cataluña en Andorra. Tuve la oportunidad de saludarle personalmente y de contemplarle en acción. Recuerdo que participaba en una mesa en la que se producía un aparente consenso. Su intervención rompió la uniformidad e introdujo la posibilidad de contrastar entre varias visiones, de pensar en términos de un problema, de intercambiar y discutir. Hace unos años me invitó a los seminarios de atención primaria. Mi impresión sobre el seminario fue magnífica. La metodología y la diversidad de profesionales que participaban lo hacían muy vivo, plural y productivo.
Imparto una asignatura en la licenciatura de sociología de la universidad de Granada, sociología de la salud. En este cuatrimestre se cursa la última edición, pues esta se extingue con la licenciatura. Pero, el campo de la salud y de la asistencia sanitaria se encuentra en mejor situación que en el comienzo de la misma, hace diez años. La razón principal es que, frente a los discursos hegemónicos que acompañan a la reestructuración de los sistemas sanitarios, aparecen nuevas definiciones y nuevas voces heterodoxas que están constituyendo una “inteligencia” médica diferente, que suscita esperanzas en mi persona.
Una de las voces precursoras de estas corrientes es la de Juan Gérvas. Por eso le he invitado a impartir una clase en una sesión de la asignatura. Ha aceptado y lo recibiremos el martes 19, a las seis de la tarde, en el aula magna de la facultad, en un acto abierto, a la que asistirán estudiantes, profesores, profesionales y personas interesadas. Entre ellos, algunos de los médicos renovadores que conforman esa nueva “inteligencia”, que aporta otra visión de la realidad sanitaria y propone otras líneas sugerentes. La sesión pretende ser un acto cargado de futuro, por eso he invitado a un profesional creativo, innovador y con una capacidad incuestionable de definir de un modo diferente a las agencias que impulsan la reestructuración sanitaria
El campo de la salud y de la asistencia sanitaria se encuentra en un proceso de transformación acelerada por efecto de la convergencia entre el cambio tecnológico intensivo, la irrupción de nuevos proyectos y actores, así como la modificación de los entornos sociales. Una de las dimensiones principales es la resignificación del concepto y del valor salud. La era industrial, que terminó constituyendo sólidos programas de bienestar, en la que la salud era un bien de producción y la asistencia sanitaria un factor productivo esencial, toca a su fin. En los últimos años se abre un tiempo diferente, en el que la salud se entiende como un bien de consumo, que tiene la capacidad de generar un mercado con un techo siempre creciente. El valor económico que genera es formidable. Este es el fundamento de la reestructuración de todos los dispositivos asistenciales, procedentes de la anterior situación. Desde las coordenadas de la nueva economía se entiende la asistencia sanitaria por el valor que aporta a la producción y el consumo.
La medicina es reconstituida al servicio de tan poderoso y dinámico sector, modificando los supuestos y los sentidos que han caracterizado a la profesión en tiempos anteriores. Las industrias biosanitarias, junto a la emergente institución de la gestión, impulsan la transformación radical de los sistemas sanitarios. La hegemonía incuestionable de su conocimiento, procedente de los saberes de la nueva empresa y de las ciencias de la comunicación, se impone en todo el campo de salud. El proyecto de la reestructuración sanitaria tiene como finalidad la reprofesionalización de los médicos y las enfermeras, para adecuarse a los nuevos sentidos consumeristas emergentes.
La nueva sociedad emergente, refuerza las barreras existentes entre los sectores sociales resultantes de la descomposición industrial, así como la fuerza de trabajo empleada en las nuevas actividades, que se homologa por la precarización severa, y los sectores acomodados de clases medias sofisticadas en sus consumos y sus usos de la atención sanitaria. Las reformas sanitarias actuales tienden a incrementar la dualización social y las desigualdades sociales y en salud, instaurando un orden asistencial que significa inequívocamente una regresión.
Desde el interior de la profesión médica han surgido otras voces que cuestionan los enfoques derivados de la reestructuración y recuperan dimensiones profesionales que se contraponen a los sentidos consumeristas de la reprofesionalización. Más allá de la defensa del sector público frente a su privatización, se configura una corriente crítica que cuestiona los supuestos últimos y los preceptos que conforman las propuestas procedentes del complejo industrial que impulsa los cambios. En el interior de la profesión se configura una controversia entre distintas corrientes, que se pone de manifiesto en las publicaciones médicas. Este es el contexto en el que se tiene que entender la obra y la aportación de Juan Gérvas.
La cuestión fundamental de la aportación de Gérvas, es el posicionamiento crítico frente a la explosión de la intervención médica, que se expansiona mediante la prevención, generando una intensificación de una renovada medicalización. El título de su reciente libro con Mercedes Pérez Fernández, “Sano y salvo. Y libre de intervenciones médicas innecesarias” sintetiza su crítica a tal expansión. En este sentido se puede establecer una analogía con la idea de decrecimiento, que por encima de la obra de Latouche y otros autores, constituye un elemento subyacente y transversal en el tiempo presente. La aceptación creciente de que el sistema productivo y las estructuras que lo acompañan, producen un exceso que tiene consecuencias negativas, es manifiesta. La asistencia sanitaria se encuentra desbocada. Las propuestas que se producen en torno al concepto de prevención cuaternaria se inscriben en la estela de las dudas sobre el crecimiento.
Pero en los textos de Gérvas aparecen propuestas que se encaminan a la constitución de otra clínica, que recupere el espesor de lo relacional y la presencia del enfermo. En este contexto, se revela la importancia de la medicina general y de la atención primaria. Treinta años después de la reforma de la misma, después del impulso originario, esta se ha hiperreglamentado y mecanizado, disminuyendo la reflexividad y la crítica, que representan la única posibilidad de renovación y adecuación a su dinámico entorno. Las aportaciones de Gérvas significan la generación de una tensión creativa y una problematización imprescindible en este contexto de congelación reflexiva.
Los autores renovadores aludidos con anterioridad, constituyen un conjunto de personas heterogéneas, que mediante sus investigaciones, indagaciones, publicaciones y comunicaciones, producen una reflexividad alternativa a la que procede del complejo del poder. Su capacidad de problematización y enunciación es sugerente y prometedora. Asimismo representan el vínculo con la “inteligencia” médica global, que se hace presente en un conjunto de publicaciones relevantes. Me gusta definirlos como los actores que pueden contribuir a un renacimiento que sitúe la asistencia médica a la altura de los dilemas del mundo que vivimos. En este sentido, los entiendo como algo similar a los enciclopedistas, cuya obra germina en el futuro. En el peor de los casos, significan una resistencia viva e imprescindible frente a la maquinaria del poder industrial.
Pero, más allá de la significación de la obra de Gérvas, su influencia se deriva de su forma de estar en el mundo. Su independencia radical le permite romper la ley de hierro de los poderes de nuestro tiempo, que es la obligación de decir. En sus textos e intervenciones no aparecen los preceptos y enunciados obligatorios, impuestos por el complejo de poder vigente. Su independencia se afirma definiendo las situaciones con originalidad. Su inconformismo sostenido, como el de algunos científicos relevantes, le estimula a desarrollar su inteligencia. Esta es la forma de hacerlo frente al bloqueo resultante de la obligación de decir, que en esta época es repetir.
Por eso, invitar a Juan Gérvas a una facultad de sociología, significa abrir una ventana al futuro. Decía Albert Camus que la verdadera generosidad, en relación al futuro, consiste en dárselo todo al presente”. Porque hay varios futuros posibles es necesario pensar, enunciar, proponer y hacer para acercarnos al mejor posible. Este es inseparable del de la humanidad relegada por la gran reestructuración de los sistemas sanitarios. La medicina del presente tiene que ser apta para todos los públicos.
Este es el sentido del acto del martes 18. Expresar nuestro reconocimiento a Juan Gérvas, a su compañera Mercedes Pérez Fernández, investigadora, autora y coautora de múltiples textos con Juan, así como a los profesionales renovadores que están instaurando un nuevo orden del decir en el sistema sanitario. Bienvenida esa reflexividad, en su ausencia, ningún futuro aceptable es posible.
Un artículo excelente , generoso y justo con personas como Juan Gérvas y Mercedes Pérez , precursores de la medicina del futuro. un abrazo
ResponderEliminarAntoni Agustí
Juan Irigoyen es excelente persona y buen amigo de forma que su juicio positivo es excesivo, mediado por la amistad con nosotros. Sin embargo, lo que dice es cierto, tanto respecto a la rigidez de un pensamiento pacato y sin ciencia como a la creciente respuesta en una España que no es el páramo que fue. En fin. Nos veremos el martes 19. Por citar algunos nombres más jóvenes que nosotros, a bote pronto y pidiendo excusas por las ausencias indebidas: Vicente Baos, Ernesto Barrera, Julio Bonis, Rafa Bravo, Salvador Casado, Josep Casajuana, Rafa Cofiño, Txema Coll, Enrique Gavilán, Javier Gorricho, Mónica Lalanda, Félix Miguel, Sergio Minué, Alberto Ortiz, Javier Padilla, Roberto Sánchez, Elena Serrano, Juan Simó, José Valdecasas,...
ResponderEliminarEntre los de nuestra "edad" (más o menos) también los hay muy destacables, como Joan Ramón Laporte, Mariano Hernández Monsalve, Ricard Meneu, Salvador Peiró, Vicente Ortún,
Industria Farmacéutica /
ResponderEliminarEl SAS adjudica sólo el 16% de lo que subastó y ahorrará 200 millones menos de lo que estimó
http://www.elglobal.net/elglobal/articulo.aspx?idart=791724&idcat=784&tipo=2
Que la salud no sea negocio ni invasión,