La ocultación de la realidad constituye una obra de arte en nuestro tiempo. En la Universidad española en el tiempo actual se está procediendo a una precarización intensa, que es uno de los elementos más importantes de su reconversión. En Andalucía, la mentira institucional se combina con una dosis de cinismo insólita. Cuando alguien pone de manifiesto los recortes, la respuesta se inscribe en la racionalidad neoliberal de la época, que consiste en que la significación de un evento se deriva de la comparación con las cifras inmediatamente anteriores, así como con las cifras de otras comunidades autónomas.
De esta operación resulta que hay pocos profesores más o menos, pero las cifras son mejores que en otras comunidades autónomas, en donde los ritmos de la reconversión son más acelerados, intensos y claros. La delegada de Educación de Granada afirmó que se empezaba el curso con diez o doce docentes más. Este es un ejemplo de la ingeniería de las cifras que practica el poder.
Así se pierde la perspectiva de todo el proceso, en el que la educación pública retrocede inquietantemente en su conjunto. El poder económico, político y mediático que impulsa esta transformación, mediante esta comunicación engañosa, contribuye a la desorientación de las personas y su dificultad de entender y orientarse en la realidad. Así, la comunicación que acompaña a las políticas públicas, sólo puede ser calificada como una forma de perversidad institucional, tanto en sus versiones originales, en las que destaca Madrid, Cataluña o Castilla la Mancha, como en sus versiones con máscaras progresistas, como en Andalucía.
La precarización del trabajo cognitivo y, en particular, de la docencia y la investigación, es inquietante. Varias generaciones de docentes, investigadores y profesionales están siendo bloqueadas y derivadas a lo que la ínclita señora Báñez denomina "movilidad exterior". Hago estas afirmaciones desde la perspectiva de una persona que puede asumir las restricciones presupuestarias, pero nunca el engaño institucional. En una situación de emergencia sólo es aceptable plantear claramente la situación y abrir una comunicación pública que haga transparentes las decisiones, en tanto que su ejecución perjudica a colectivos específicos. En este caso a los docentes, investigadores y profesionales que los gabinetes de comunicación de los gobiernos denominan como "la generación más preparada de la historia".
En una situación dramática, de limitaciones de los recursos, nos tratan como a los clientes del Corte Inglés, o los de Tiendas Aurgi, o los del Banco Popular o Ikea. No. Esto no es tolerable. Sabemos que no vamos a crecer como la cuenta de Banco que anuncia Gasol o los productos que aconseja Nadal. Por favor...
Un grupo de profesores de mi universidad han firmado una carta abierta que plantea muy bien estas cuestiones de la precarización salvaje y la transubstanciación mística de la realidad universitaria. Éste es el texto que comparto.
CARTA ABIERTA
A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA EN CUATRO ACTOS
El próximo 27
de Septiembre de 2013 se procederá al acto de inauguración del curso académico
de la Universidad de Granada. Una de las partes fundamentales de dicho acto será
la investidura de nuevos doctores y doctoras. Sobre este particular, debemos
comenzar lamentando que sólo un ínfimo porcentaje de esas personas tendrán la
oportunidad de continuar su carrera investigadora y docente en ésta o en
cualquiera de nuestras universidades. El año pasado se convocaron unas pocas
plazas nuevas con el modelo de profesorado sustituto interino -que constituye
uno de los contratos más precarios que se conocen-, incluyendo en sus términos
dos palabras que significan lo mismo (un pleonasmo), a saber: CONTRATO TEMPORAL
y, por lo tanto, sujeto a las necesidades y/o deseos de quienes gestionen y
apliquen las políticas académicas de recortes en cada momento. Este año aún no
sabemos si se van a convocar esas plazas, ni cuántas. Por esta razón, en lugar
de plantearnos un acto de inauguración del curso, bien podríamos entenderlo como un ACTO DE DESPEDIDA de
quienes han hecho el doctorado en la Universidad de Granada, que a partir de
ahora deberán salir de aquí con muy pocas, si no ninguna, esperanza de volver,
como así está ocurriendo.
Curiosamente,
al solemne acto de apertura del curso 2013-14
también se convoca al alumnado, aunque evidentemente entendemos que de
manera simbólica. Sabemos que en las grandes decisiones no se contará ni con su
voz ni con su voto, pese a ser mayoría entre el conjunto de la comunidad
académica y uno de los elementos fundamentales de esta institución educativa.
Por nuestra reciente experiencia contrastada en estos solemnes actos,
necesitamos advertir: ¡Ay de estas personas si tratan de acceder ni siquiera al
recinto donde se realiza el acto!, pues
se encontrarán con el cuerpo nacional de policía, primero y, después, con las
puertas de acceso a este espacio “de todo el colectivo universitario” cerradas a
cal y canto. En este caso, y vivido lo vivido, bien podríamos llamar a este
solemne acto de inauguración del curso (supuestamente destinado también al
estudiantado), ACTO DE CIERRE, ya que se deja de lado a uno de los sectores que
más están sufriendo las crisis y el desmantelamiento de las universidades
públicas por la pérdida de becas, la subida de tasas, la masificación en las
aulas y, desde luego, por la precariedad laboral a la que se enfrentan. No es
poco lo que tienen encima.
Y, ¡cómo no!,
también se convoca al personal de administración y servicios, aunque, al igual
que el alumnado, tampoco tienen apenas capacidad de decisión. El año pasado
acudieron al acto “en demasía” y también le tuvieron que cerrar las puertas a
este grupo. De nuevo, vemos que el acto de inauguración sería algo más parecido
a un “ACTO DE ESTE AÑO ARRÉGLATELAS COMO PUEDAS CON TUS CONDICIONES LABORALES (Y
PERSONALES)”.
Estamos, por
tanto, ante lo que nos parece más una obra de teatro en la que quienes gestionan
y toman decisiones políticas intentarán que todo parezca normal (fijémonos en el
transcurso de nuestras primeras semanas de “normalidad” académica), aunque lo
que está pasando con nuestra universidad de “normal” tiene muy poco. Incluso nos
parece teatro la tibieza en las pocas críticas que se hacen a la destrucción
paulatina, pero constante, de la Universidad Pública, junto con la aparente
inacción del equipo rectoral más allá de un par de medidas paliativas cuyo
resultado desconocemos -porque no nos rinden cuentas de esto-, o del gesto de
algunas personas de la comunidad académica de organizar el inicio del curso
académico de manera solidaria. ¿Una reunión de rectores para pedir más plazas
cuando la masificación y la sobrecarga son ya insoportables en algunas
facultades? ¿un crédito para aplazar el pago 8 meses cuando ya sabemos de muchos
casos en los que el abandono de los estudios tiene un origen netamente
económico? En este caso, tememos que con un nuevo y normalizado acto de
inauguración estemos planteando un acto de “ESTE CURSO SEGUIMOS CON LOS
RECORTES”.
Son razones
que nos llevan a declarar que este año no vamos a participar en el solemne acto
de apertura; este año no queremos volver a pasar la vergüenza de que nos pidan
la documentación a la entrada de nuestra universidad pública, enfrentados a la
“normal” protección de nuestros agentes antidisturbios. Este año queremos que se
acabe con la apariencia de normalidad y se tomen las medidas necesarias para
terminar con el estado de excepción en el que vivimos. Ahí nos encontraremos
como comunidad académica.
Pedimos con
esta carta abrir los debates prometidos, incluso en acuerdos del propio
claustro, y llevar a cabo las acciones necesarias para terminar con ese mirar
para otro lado que caracteriza a quienes desde sus pedestales parecen no darse
cuenta de cómo está sufriendo la gente a su lado.
Los abajo
firmantes, las abajo firmantes.
Alejandra Acosta Villamil
Juan Antonio Aguilera Mochón
Ana Ballester Casado
María J. Cáceres Granados
Julias Carabaza
Margarita Carretero González
Jorge Casillas
Valentina Genta
Bárbara Grabher
Tony Harris
Yolanda Jiménez Olivencia
Antonio Laserna Gaitán
José Manuel Jiménez López
Jesús De Manuel Jerez
Celia Martínez Hidalgo
Miguel Martínez Rodríguez
Virtudes Martínez Vázquez
Alfonso Masó Guerri
Juan Mata Anaya
Alberto Matarán Ruiz
Rosa Medina Doménech
David Pelta
Pandelis Perakakis
Loles del Pino
Ángeles Quero Gervilla
Victoria Robles Sanjuan
Gerardo Rodríguez Salas
Adelina Sánchez Espinosa
Alicia Sánchez Adam
Concepción Sánchez Adam
Jesús Andrés Sánchez Cazorla
César Augusto Solano Galvis
Aly Tawfik
Comparto éste interesante post de Manuel Erea, Ángeles
ResponderEliminar08 octubre, 2013
Universidades de piedra con campus en la nube
Dónde quedá el aprendizaje ubicuo,...
Saludos
Gracias por la interesante referencia. La comparto, pero tendría que hacer algunas puntualizaciones. Me parece que la enseñanza virtual, que tiene una gran potencialidad, se instaura como una fuga para profesores sobrecargados.
ResponderEliminarTambién en las condiciones actuales hablar de aprendizaje me parece una frivolidad.