La magnífica película de Reitman sirve como analogía para presentar un caso de la clase dirigente española y andaluza del postfranquismo. En la película, Ryan Bingham, existe sin raíces desplazándose continuamente, prestando un servicio a las empresas mediante la aplicación de un mecanismo persistente: la reducción de los efectivos. En el caso que nos ocupa, también se trata de un gerente fluido , que vuela sobre las empresas públicas andaluzas, huyendo de sus raices y fascinado por la perspectiva desde el aire, desde la que los efectivos organizacionales se ven diminutos, y donde el movimiento circular incesante de la puerta giratoria entre lo público y lo privado, ejerce una fascinación visual incuestionable. En ambos casos lo fundamental es fluir y volar sin tocar tierra
Me crucé con él en 1988, cuando fui contratado como sociólogo por la Escuela Andaluza de Salud Pública en Granada. La escuela había sido fundada en 1985 por un grupo de incipientes salubristas, que compartían un proyecto referenciado en la salud colectiva, entendida desde las coordenadas de la época. El contexto en que se produce esta nueva organización, puede representarse mediante la concurrencia de la expansión de la salud pública, la reforma de la atención primaria y la consolidación del novísimo estado democrático. Este contexto tan singular, proporcionaba energía al proyecto naciente y a su grupo fundador. Era entonces el único centro asociado a la OMS en España. La animosidad y la voluntad fundacional se contraponía con su ingenuidad. La percepción del contexto político, articulada en torno a la idea celestial del "cambio", minimizaba las amenazas de los poderes políticos, los feudos profesionales,los mandarinatos universitarios y la industria, que se hicieron presentes los años siguientes de modo manifiesto.
La tierra desde la que parte nuestro héroe es una unidad de cuidados intensivos de un hospital público de Málaga. La vida profesional en una organización así, no representa incentivos incitantes, en tanto que el techo de la carrera profesional es bajo. El trabajo exigente, las guardias cíclicas, las situaciones de emergencia, las sesiones clínicas, la formación permanente y el reciclaje tecnológico acelerado e incesante en este medio profesional. El perfil de intensivista no suscita emociones estimulantes. Parece preciso huir de esa vida en la que la relación entre el esfuerzo y las compensaciones, se encuentra equilibrada de modo inevitable. Así se entiende que esta tierra sólo puede ser una plataforma desde la que saltar hacia arriba, abandonando a sus colegas, carentes de auténticas ambiciones, para emprender un viaje fantástico hacia la cima político-gerencial.
El primer salto le ubica en la dirección de su propio hospital, donde desarrolla una gestión en coherencia con sus preceptos. Las duras medidas organizativas y la ausencia de diálogo con los profesionales, terminan en climas de malestar manifiestos, que llegan a generar pintadas en las paredes contra su persona. Su gestión evoca la de aquellos gobernadores coloniales que eran respetados por las élites locales más bien por el temor que produce. Dialogar, conversar, y no digamos, negociar, se entiende como un síntoma de un director blando. Lo importante es saber mandar. Este es el vínculo más nítido con el pasado. Mandar como los propietarios de la tierra, como los señores que lo llevan incorporado genéticamente. Estos ejecutan con precisión el precepto de "ponerlos firmes".
La Escuela Andaluza de Salud Pública es su siguiente estación. Se encarga de la dirección del máster de gerentes de hospitales. Los alumnos de ese curso son el primer grupo de gestores de hospitales andaluces, así como cuadros del más alto nivel de la administración sanitaria, incluso de ahí sale un consejero. El tipo de dirección que ejerce es el mismo que en su hospital. Recuerdo que los alumnos-gerentes ocupaban las mismas posiciones en el aula, y que cada uno estaba identificado con su mombre delante de su sitio. La movilidad de los decisores contrasta con la inmovilidad de los gobernados, que son marcados con sus tarjetas de identificación. Con posterioridad extendió esta pauta, tanto a la escuela, como a las demás empresas públicas que dirigió en su ascenso hacia la cima del magma.
El autoritarismo en la dirección del grupo era patente. Es el primer grupo al que impartí clases de sociología en la escuela. Nunca conversó conmigo acerca de los contenidos o para darme información general que facilitase ensamblar mi sesión con otras. Lo gobernaba como un cortijo. Como salía bien en las evaluaciones, no necesitaba hablar. Supongo que si hubiera salido mal me hubiera eliminado sin conversar, al estilo de su colega Ryan. Esta es una situación muy común en la formación de médicos y personal directivo. Pero este caso no es la excepción, sino que en Andalucía, con el paso de los años se ha conformado un estilo autoritario-cortijero de dirección, muy intenso. Se combina un intercambio con los intereses de los distintos colectivos, con una ausencia de diálogo y deliberación en la toma de decisiones absoluta. Nuestro héroe, es un pionero de la dirección fundada en el precepto " Esta tierra es mía y aquí mando yo". Desde la perspectiva de un sociólogo como la mía, me parece fascinante la concurrencia de los comienzos de la producción inmaterial y el capitalismo cognitivo, con este tipo de autoridad y poder cuya arqueología es inequívocamente rural.
En la escuela de la época coexistían dos grandes cosmovisiones e intereses, que en la vida organizacional se representaban en los términos de "los de primaria y los de hospitales". Pero las diferencias existentes, no suscitaban discusiones públicas ni reflexiones. Cada sector se proyectaba sobre los decisores políticos externos a la organización. La confrontación se llevaba a cabo en Sevilla, que en este caso también tiene un color especial, que es muy oscuro. Nuestro prohombre, mostraba sus prodigiosas competencias para moverse en esos territorios de sombra. No participaba en discusiones internas, se limitaba a construir un territorio que conectaba con el cielo político-decisorio ubicado en las orillas del Guadalquivir. Recuerdo en una ocasión, en uno de mis cursos al que invité, que en una controversia sobre el cambio, frente a los entonces aguerridos profesionales de la atención primaria, sentenció que "al reino de los cielos iremos los de siempre". Esta frase sólo se puede entender en las coordenadas de los vínculos existentes entre los usos de poder convencionales, de los señores y las grandes instituciones permanentes españolas, y los poderes emergentes que en los años de democracia, terminan reapropiándose los significados, los rituales y las prácticas de uso del poder características de tan ilustres antepasados.
Nuestro héroe cumplió estrictamente el precepto de la movilidad. Partió hacia la nueva generación de empresas públicas de emergencias, en las que las máquinas, los objetos tangibles y los intercambios con verdaderas empresas, desempeñan un papel más relevante que en una empresa productora de conocimiento, como es la easp. Así, arribó al emergente conglomerado de empresas postfordistas completas, en las que la imaginería comunicacional alcanza su máximo esplendor, así como los vistosos uniformes de sus empleados y sus contratos precarios, que hacen más sencilla la gestión de los recursos humanos. Las fronteras entre lo público y privado se difuminan en un sistema fluido de contratos, en el que termina por no saberse muy bien quién es la parte contratante de la primera parte.
Perdí de vista sus vuelos sucesivos, pero tuve noticias de que había conseguido abandonar el pantanoso terreno de la salud, en el que las corporaciones profesionales amparan la réplica al poder gerencial, para arribar en el corazón del sistema, que en la época presente es la conserjería de innovación. Desde esa plataforma se ejerce el control sobre la tecnología y las empresas. Allí se configuró como escolta del consejero Vallejo, que tan bien encarna el estilo de dirección cortijera-autoritaria, articulada en el precepto "come y calla". Cuando su patrocinador fue reemplazado por los sucesivos reajustes entre las familias políticas en la cima del magma, nuestro gerente concluyó su vuelo por el sector público.
Una vez abandonó la easp, habiendo ascendido su posición, volvió a una reunión con el equipo de profesores e investigadores, donde ejecutó el guión de la gestión en la versión más dura. Yo no estaba en la escuela, pero me han contado varias versiones sobre esta reunión. En el curso de la misma, intervino para explicar las directrices. Cuando alguno de sus, antaño compañeros, pretendió intervenir, les dijo en un tono duro y tajante que "no me interesan vuestras opiniones". Este es uno de los componentes esenciales del modelo autoritario-cortijero, humillar. La humillación es un ingrediente que refuerza las relaciones y las asimetrías del poder. Manejar bien la sencilla ecuación premio-castigo es una cuestión fundamental, para conseguir el silencio y la obediencia. Soy devoto de Bataille, al que me imagino contemplando el ritual de la ceremonia de degradación de los profesores de la easp.
Para ilustrar este tipo de dirección rural posmodernizada, voy a contar una de las muchas anécdotas que puedo relatar. Como fui el profesor de sociología del grupo fundacional de gerentes hospitalarios, me reconocían cierto estatuto de autoridad para hablar de usuarios. Hace unos diez años, cuando me encontraba en una actividad, precisamente de usuarios, en el hospital de Motril, una colega psicóloga, con la que compartía la sesión, al despedirnos, me dijo que nos veríamos dos semanas después en el congreso de la sociedad andaluza de calidad. Cuando le dije que ignoraba ese evento, me aseguró que estaba en el programa, como ponente en la mesa de pacientes. Cuando consulté en internet, confirmé efectivamente que allí estaba. Envié un email a los organizadores manifestando mi perplejidad y comunicando que no iba a asistir.
La explicación es muy clara, se habían olvidado de comunicarmelo. Pues bien, dos dias después de enviar el email, recibí una llamada de uno de los gerentes más reflexivos del grupo, con el que había compartido docencia y algún viaje a un congreso. La conversación fue un monumento semiológico del poder cortijero. No me pidió disculpas y me conminó afirmando que no tenía otra alternativa, y, por consiguiente, tenía que acudir. Los tonos, las secuencias y los argumentos de tal conversación, me remitieron al recuerdo del hermano prefecto del colegio de mi infancia, al que llamábamos "Poblet", por su parecido físico con un exitoso ciclista de la época. Por supuesto que no acepté. El castigo del "Poblet" gerencial, fue no volver a ser invitado por este grupo a ninguna actividad. Pero esta sanción es más leve que la de muchos profesionales que he conocido, que han sido devueltos como médicos a sus pueblos de origen, despojándolos así de sus poderes "de vuelo", o siendo desplazados a los lugares lúgubres e insalubres de la administración sanitaria.
El héroe que ha suscitado esta reflexión se integra en lo que he denominado como el magma. Este es un sistema de relaciones en donde lo axiológico queda desplazado. A mediados de los años noventa fui nombrado miembro del Consejo Asesor del entonces consejero que formaba parte del primer grupo de mis alumnos-gerentes de la primera generación. En una conversación de pasillo con una de las personas más influyentes en ese medio, cuando le comenté que me preocupaban las desigualdades en salud derivadas de los entonces incipientes procesos de dualización, me dijo que este tema carecía de interés para él, porque no tenía ideología alguna. Afirmó que estaba allí porque en Andalucía el psoe gana las elecciones.Y punto.
La pregunta que nos hacemos algunas personas, profesionales sanitarios, docentes, técnicos o funcionarios, es la siguiente ¿estamos condenados a existir y desempeñar nuestro trabajo bajo esta dirección cortijera? ¿podremos ver alguna vez el pluralismo, la deliberación, la acumulación reflexiva en las políticas públicas? Porque es duro trabajar en un entorno como el derivado del magma, en el que las definiciones de la situación se agotan en construcciones tan endebles como la de "la segunda modernización". Además, colaborar con un poder que se asienta sobre el miedo a que retornen los verdaderos señores, que detentan el modelo que antepone el "calla" al "come".
No he dado nombres en este post, siguiendo la pauta de este blog hasta ahora. Para los lectores que hagan cábalas acerca de quién será, pienso que no es importante, porque es un elemento frecuente en ese medio. Por eso lo he utilizado para ilustrar el magma. Lo importante son las palabras clave, que son las que sintetizan los contenidos. La más importante es "cortijo".
12 comentarios:
Juan, demoledor
¿Qué debemos hacer?
Rafa: En tu caso debes hacer lo que haces ya. Eso está muy bien. Imprimes a tus proyectos sentido. Eso es muy importante y se nota en tus actividades.
Y ser realistas. Tener una idea clara de quién es quién.Así no nos deprimiremos.
Es seguro que se producirán acontecimientos favorables al cambio. Y que tu y yo estaremos con ellos.
Puesto que lo que usted cuenta yo lo he visto en Cataluña, ¿cuál es mi palabra clave en vez de "cortijo"? Podría poner "masia", pero es mucho más expresiva la suya.
La industria sanitaria es global, así que uno lee "Le livre noire des hôpitaux" y se dice: "¡Coño, esto me suena!"
Por lo demás, Alejandro Nieto en "La organización del desgobierno" y su secuela nos explicaba desde mediados de los 80 lo que remata en los 90:
"Los políticos han entrado a saco en el Estado, rebañando en beneficio propio (personal de ellos e institucional de partidos y sindicatos) hasta sus últimos rincones. El saqueo de España no es sólo el título de un libro de moda: es una realidad manifiesta, de la que la obra en cuestión únicamente describe una pequeña punta. La expoliación de cargos y contratos públicos es muy grave; pero lo que a mí de verdad me preocupa es el deterioro de las instituciones públicas, que han sido concienzudamente demolidas: de la Judicatura, la Administración, el Ejército, los Ayuntamientos, no se ha dejado piedra sobre piedra"
Buenos días Juan y lectores.
Es la primera de tus entradas que leo, me llegó por twitter, y me ha gustado, la comparto en gran medida, por no decir en toda medida.
Me parece una descripción acertada del síndrome, pero... ¿cual es el diagnóstico? ¿cual es el origen de la patología? no lo veo identificado de forma explícita, y sin ello, todo tratamiento será solo sintomático, a lo más, paliativo.
Estoy de acuerdo que lo que cuento es válido para Cataluña o cualquier otro lugar. Se trata de un proceso que va más allá de la discusión convencional público-privado. Las organizaciones públicas son "saqueadas" por los gerentes, siendo desposeidas de sus sentidos y de sus recursos cognitivos y de sus sistemas de cooperación. Así son debilitadas.
Respecto a lo que plantea Manuel , no creo que lo social colectivo pueda reducurse a una enfermedad, en la que el diagnóstico facilita un tratamiento. Vivimos una época en la que no podemos controlar las macrofuerzas que actúan en lo global.
Tanto para Rafa, el colega de Cataluña o Manuel, me gustaría condensar mi visión en el título de un libro reciente de Alexander Trocchi "La insurrección invisible de un millón de mentes". Esto es lo que está ocurriendo y es muy importante.
Lo que sí estoy convencido es que este sistema tan deteriorado, puede subsistir mucho tiempo, a pesar de la ausencia de legitimidad por desconexión de nuestras mentes. Este es el propósito de este blog. Compartir mi crítica y mi convicción de que de estas estructuras no puede salir nada. Este es el poder del grado 0 de legitimidad.
Esta es sólo una de las condiciones para cambiar.
Hola Juán, te sigo a distancia geográfica, que no ideológica. A primera vista tal parece que se estuviera construyendo una red de conocimiento de la realidad en la que se encuentran descripciones semejantes desde puntos de vista distintos, pero que confluyen en el diagnóstico; una sociedad enferma, manipulada por lo que tú llamas magma y otros simplifican con el asalto al poder, a todo el poder, de los aparatos partidarios que se ha dado en llamar la clase política. El reciente libro de Muñoz Molina, Todo lo que era sólido, muestra que la responsabilidad ha sido, está siendo más amplia. Los medios de información, los sindicatos, los intelectuales, prácticamente toda la sociedad española se ha pringado en esa forma degradada de democracia acrítica y ladrona, del tú más y del que no robe es idiota. No vivo en Andalucía, pero en Cantabria, en Santander, el poder es de una estolidez insoportable, no bregan con una sociedad ilustrada, crítica, no cuentan con prácticamente oposición, las ruedas de prensa son ruedas de molino, no podrían ser tan mediocres, tan manifiestamente incompetentes, sin la colaboración necesaria de unos medios manipuladores o idiotas. En fin puede que se generen redes de información donde los interesados encuentren explicación a lo que está pasando. El problema, o uno de los problemas que yo veo es que cada uno lee lo que le conviene (uno es lo que come). No me imagino a un lector de la Razón buscando información veraz en la red o en otros medios ¿A quién le interesa la verdad?
Hola Antonio
Coincidimos en los años setenta contra el tardofranquismo y ahora de nuevo contra esto que todavía no tiene nombre, aunque en el 15 M se cantaba "le dicen democracia y no lo es".
En mi opinión concurren dos factores: el primero es el capitalismo. Ya no es el capitalismo keynesiano que representó muchas ventajas. Ahora es un capitalismo global dominado por lo financiero y que ha creado un conjunto de instituciones intermedias de control e individualización demoledoras. La gestión o la evaluación. Existen muchos autores que plantean la incopatibilidad entre este capitalismo y la democracia política. Me permito recomendarte un autor del presente fundamental: Christian Laval, un sociólogo francés. En un libro reciente, junto a Pierre Dardot, que se titula "La nueva razón del mundo. Ensayo sobre la sociedad neoliberal", publicado por Gedisa, sintetizan muy bien los distintos planos en los que opera este nuevo imperio.
La segunda es la española. Estoy de acuerdo con el diagnóstico de Muñoz Molina que planteas. A mí me parece fundamental la obra de Eduardo Subirats, Después de la lluvia. En este libro se cuenta la génesis de todo esto que es la Transición.
El problema estriba en que a dia de hoy, el presidente Rajoy, se niega a dar explicaciones sobre sucesos que en un pais capitalista avanzado lo hubieran fulminado. Además, cuando dice que va al congreso, es para dar explicaciones "a la nación, no al parlamento". El vínculo con el franquismo es patente.
Pero lo peor es que no existe oposición, pues esta se encuentra totalmente corrompida.
Las energías que coexisten en la sociedad española son la furia de los señores puesta en escena mediática todos los días y la rabia de mucha gente desamparada por la regresión del bienestar.
Cuando comentas lo de la Razón, creo que todo el sistema mediático está intervenido siendo una terminal del sistema. Así el proceso de formación de la opinión pública no es libre. Se trata inequívocamente de una dictadura.
Sobre la izquierda he dado mi opinión en un artículo en una revista nueva, muy fresca y viva, que se llama "Números Rojos". En el número 7 de julio sale un artículo que se llama "Regreso al futuro", en el que planteo el fondo de la cuestión.
La verdad le intresa a todo el conglomerado precarizado y otros sectores sociales víctimas de toda la reconversión neoliberal.
Gracias por tus comentarios.
El texto de Trocchi, publicado 50 años atrás en el número 8 de la Internationale Situationniste, conjuga la pedagogía libertaria, la idea bakuninista de la organización y la concepción marxista (tradicional) basada en la reforma de la distribución y no en la producción. Con estos mimbres, su renuncia a la toma del Estado y su idea de revolución lenta y silenciosa conduce a los pobres resultados del 15M y de las acciones espectaculares de algunos Guy Fawkes de la red.
Ya en las primeras semanas del 15M ninguna de las corrientes de crítica alternativa a la medicina consiguió un grado de organización suficiente, de modo que ha prevalecido la protesta por los recortes, la privatización y las ideas reformistas de los salubristas, en una organización que parece social, pero que en realidad está sostenida por profesionales sanitarios, es decir, la forma actual del sindicalismo. La idea de prevención cuaternaria, publicitada por Gervas, parece tender un puente entre la crítica del sistema y la conservación del servicio público, pero ambas necesitan del Estado.
Parece olvidarse que la descomposición de la idea original de la EASP, la Reforma de la AP o la MBE estaba en sus propios genes. Por lo demás, cualquier asistencial comprueba a diario hasta que punto su práctica se ve obligada a discurrir por el corredor de un toril. Las varas y los gritos que te empujan por un camino obligado no son solamente el dictado gerencial de la pantalla, sino también los propios pacientes, es decir, la sociedad. Se buscan chivos expiatorios sobre los que descargar la propia frustración, pero se trata solamente de la evolución de un sistema que, en los tiempos del escrito de Trocchi, expendía “vitaminas” y otras mercancías, vía médicos de cupo.
El siguiente capítulo del guiño de la política será un “partido” de corte populista. En Cataluña la monja y un cristiano-demócrata “puro” preparan una de las alternativas, sostenida por la izquierda movimentista, pero que ya recibió la visita del coordinador andaluz de los neocomunistas. Han incorporado, como no, el placebo independentista.
Los que buscan soluciones prácticas para vivir fuera del sistema no lo tienen fácil, puesto que el ojo del Estado vigila. La última Reforma del sistema eléctrico ha dejado a pan y agua a las comunidades que querían independizarse energéticamente mediante paneles solares. Las normas sobre el copyright prosiguen su camino represivo y, en general, toda vía alternativa sufre las mismas presiones y la misma cooptación. La descomposición del capitalismo, que se expresa en crisis, corrupción y privatización (captura de rentas, dicen algunos) no abandona su voluntad de dominio.
La Revolución no será televisada, pero tampoco será mañana.
Gracias por tu comentario. Algunas cosas no las he entendido bien, sobre todo la de Cataluña.
Comparto contigo la valoración del cpitalismo actual, que impone "genes" a los proyectos. Tengo muy claro como es la institución de la medicina en este capitalismo.
En este escenario histórico creo compartir también el papel de lo que fue izquierda en el capitalismo industrial, y que trata de sobrevivir pagando cualquier precio.
Tengo muy claro la naturaleza de las oposiciones de las mareas. He participado en las salidas de clases a plazas y me he sentido muy frustrado. La última vez, en tanto que mi intervención estaba dirigida a desvelar el poder que se encuentra detrás de la reforma universitaria, a sólo quince metros, unos estudiantes pedian en tono de limosna que el rectorado les abonase los gastos de la estancia de erasmus, que ellos habían adelantado. En general, las resistencias se nuclean en torno a conservar las conquistas del viejo capitalismo keynesiano.
En coherencia con estas premisas, nadie podía esperar que se articulase una oposición sanitaria el 15 M. En lo que disiento es de tu interpretación del 15M. Se trata de un acontecimiento que expresa un conflicto nuevo en un medio extraño a los términos de este conflicto. Su importancia como señal es fundamental, pero en las condiciones en que se produjo era inevitable su disipación.
En la revista Números Rojos, en el número 7 de julio, he publicado un textillo que se llama "Regreso al futuro". En este hago una analogía con el comienzo del siglo XIX. Sólo quien se proyecte al futuro y proponga algo alternativo a este capitalismo global, puede progresar. Quienes no proponen nada nuevo, sino la vuelta a la década anterior, mediante resistencias cuyo contenido se agoten en la defensa de lo público, están condenados a la derrota estrepitosa.
La noche anterior a lo que se llamó “els fets del Parlament” habían hablado a las masas concentradas los ideólogos puros de la política post-45: Arcadi Oliveras (DC), Vicenç Navarro (SD), M. A. Etxezarreta (PC). Tenían en común soluciones a la crisis que actúan sobre la distribución. Ahora Oliveras y T. Forcades preparan una alternativa electoral.
http://www.guardian.co.uk/world/2013/may/17/teresa-forcades-nun-on-mission
En cuanto a los “genes”, Cochrane discutió con Orwell (ambos del POUM) en Las Ramblas en el 37. El último estaba por priorizar la revolución a la guerra, al contrario que el primero (lo cuenta AC en sus memorias). Expresivo. La Reforma de la AP la diseñaron (en Catalunya) médicos brigadistas de vuelta de Nicaragua y ya sabemos en que devino el sandinismo. Hay que ser un althusseriano jugando al “corte epistemológico” para inventarse dos Marx y de paso recomendar la no-lectura del capítulo I de El Capital, que es, junto a los Grundrisse, donde se haya verdadera chicha. Así se puede separar Lenín de Stalin o la anarquista Federica Montseny de la Ministra de Sanidad corriendo a Barcelona a frenar a los obreros en la Jornadas de Mayo o no ver ninguna continuidad entre el Félix Martí Ibañez responsable de SP de la Generalitat Rapublicana y el celebrado por el establishment cultural norteamericano en los 50. ¿Qué hilo de continuidad hay entre la constatación de Cochrane de la supervivencia de la tropa inglesa en Salónica con una dieta de 500 calorías diarias y sin medicamentos y la actual MBE? En realidad el 19 de julio de 1936 lo ganó “carne de Murcia y Andalucía”, sustituyendo al compañero caído agarrando de sus manos su fusil, y no la CNT, como decía un falangista que los combatió ese día metro a metro.
La cuestión del 15M es fácil si los imaginamos en un verano del 36. ¿Van a ocupar las fábricas para reanudar la misma producción de veneno? ¿Qué van a hacer con la Universidad o los screenings de cáncer de colon? Amsterdam acaba de construir un barrio flotante (Ijburg
) para contrarrestar la subida del nivel del mar. ¿Qué van a hacer estos asambleístas en los próximos 200 años para recuperar en lo posible algo ya irreversible como es el cambio climático? Cualquiera que haya trabajado en una ABS sabe que el 50% o más de la asistencia sirve para poco o nada. Creo que es un buen motivo, entre cien otros, para cagarse en el chico que mendica su Erasmus.
Este debate podría seguir y seguir. Como no te conocía (hace pocos días que te incorporé a mi agregador) me leeré el número 7 cuando lo pongan dentro de unos meses en abierto. También he recogido algunos vídeos de tu conferencia en el Ateneo que tengo pendientes de mirar.
Hace ya años, deambulando a primera hora por Granada, entré en un barucho a tomarme una copa. Había un solo cliente jugando distraidamente con las cuerdas de su guitarra y el dueño. Debían ser amigos. Al cabo de un largo rato apareció el duende. El dueño había cogido también una guitarra e improvisaban los dos a la par. Yo tenía los pelos erizados por la emoción y no me atrevía a mover un músculo.
Impresionante texto sobre el lado oscuro.
Hay una gran sima entre las consultas y los despachos, entre las trincheras y los elegantes edificios donde se toman las decisiones.
Coincido con la pregunta de Rafa Cofiño ¿qué podemos hacer?, yo llevo años tratando de resonder otra ¿podemos comunicarnos con esa forma de entender las cosas?
Algo me dice que las dos Españas, las dos formas de entender la gestión y el poder, las dos formas de ir por la vida buscando el bien personal o el común son irreconciliables.
Habrá que seguir caminando para aportar algo de luz a este tinglado.
Gracias por el post.
Gracias por el comentario Salvador. Sí hay una sima entre las consultas y las direcciones. Pero cada vez más la gestión es una tecnología de poder para subordinar a los profesionales mediante incentivos perversos y otras estrategias.
Así, lo que me preocupa es que cada vez un buen profesional se siente peor en este ambiente, y cualquier gestorcillo se siente mejor.
Los profesionales de Madrid lo describen muy bien cuando afirman que la nueva generación de gestores que aparece ahora, no tiene ni la más remota idea de lo que es la asistencia sanitaria, ni idea. Esto no es casualidad.
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