En la entrada anterior ponía de manifiesto que la recombinación de distintos cambios sociales determina la prórroga del período de la vida anterior al ingreso en el mercado laboral, y que este tiempo puede llegar, en muchos casos, a los veinticinco años. El período de escolarización se descompone en varias etapas, así como el de inserción laboral. La escolarización implica, en todas sus etapas, una situación de reducción de la autonomía personal y de dependencia institucional. Se puede afirmar que se constituye una marginación social para los afectados.
El sociólogo Enrique Gil Calvo interpreta la transformación de la educación en términos cercanos a la marginación, en distintos trabajos desde principios de los años noventa. Entiende la educación como un proceso de metamorfosis sin final. Con anterioridad, la educación constituye un ciclo en el que un sujeto es sometido a toda una serie de pruebas y exigencias, y que tiene un final o desenlace, que es la obtención del título. Éste le permite iniciar una carrera ocupando una posición social estable. El aplazamiento, e incluso problematización de este final, determina la aparición de distintos acontecimientos críticos en términos de malestares o distintas formas de anomias.
Uno de los factores más importantes de una sociedad o un grupo social es su temporalidad. Ésta se encuentra determinada por los modos de contar el tiempo, que siempre son definidos con relación a acontecimientos sociales. La expansión del período anterior al trabajo, mediante el retraso del ingreso en el mercado laboral, tiene una importancia determinante en la conformación de los tiempos sociales. Se trata de un acontecimiento que modifica la temporalidad del grupo generacional, en tanto que constituye un tiempo cultural desincronizado del tiempo social dominante y también de sus propias temporalidades biológicas.
Desde los años ochenta se producen temporalidades heterogéneas en las sociedades. Un sociólogo tan sólido como Gurvitch enuncia la coexistencia de varias temporalidades en las sociedades industriales predominantes hasta los años setenta. Un tiempo lento, contenido en las comunidades tradicionales; un tiempo errático muy acelerado, determinado por la tecnología; un tiempo cíclico, de las iglesias y organizaciones; y un tiempo explosivo inducido por los movimientos revolucionarios.
Estas categorías pueden ser reformuladas hoy para ser aplicadas a las generaciones que viven simultáneamente varias temporalidades. Un tiempo retenido, lento, vaciado, de espera, predominante en los dispositivos de socialización. Un tiempo vertiginoso en el espacio constituido por la comunicación de masas y las áreas de la vida asociadas a ella. Por último, un tiempo cíclico en las múltiples agencias de inspección y evaluación sobre las generaciones víctimas de la desincronización de temporalidades. Así son moldeados y preparados para adecuarse a la precariedad, que implica también la coexistencia entre distintos tiempos y velocidades.
Cualquier contingente humano sometido a unas condiciones determinadas termina dando respuesta a las mismas, ajustándose a la situación en la que se encuentra. En una situación de larga espera para la integración, los afectados terminan generando unos sistemas de prácticas sociales congruentes con sus condiciones. Las generadas por estas cohortes desde los años ochenta, consisten en distanciarse de las instituciones y crear una tierra de nadie, un espacio y un tiempo en donde vivir la larga espera. La tierra de nadie es un mundo vivido que no tiene la pretensión de constituir una alternativa al sistema institucional. Por eso carece de un discurso articulado o una organización.
Me gusta llamarle tierra de nadie evocando la admirable película de Tanovic, que muestra de forma tan ácida, tierna y divertida las miserias de algunas instituciones fundamentales de la sociedad del crecimiento. La tierra de nadie es un territorio al que se llega mediante la fuga del mundo normativo de las instituciones. Así se produce una multiplicación de las fugas de las instituciones familiares, educativas o políticas que son desautorizadas de facto en términos de no otorgarles validez vivida. Una anécdota que ilustra esta denegación es la de un profesor universitario que en una clase pregunta quién no ha entendido su explicación. No recibe ninguna respuesta. Vuelve a preguntar en este caso, quién ha entendido, y tampoco recibe ninguna respuesta. Entonces decide abandonar el aula diciendo en voz alta “aquí no hay nadie”. Esta anécdota ilustra el distanciamiento de los estudiantes.
La tierra de nadie es la agregación de múltiples y muy diferentes configuraciones sociales, sistemas de relaciones sociales sin finalidad, sociabilidades, subjetividades, sentidos y nuevas matrices comunicacionales. De la suma de todos estos elementos resulta la tierra de nadie, externa a las instituciones desautorizadas. Se trata de un sistema difuso y que se define por su vocación de ser invisible e imperceptible, conformando múltiples contextos cotidianos exteriores a las instituciones.
La emergencia de las tierras de nadie representa un conflicto sin precedentes que excede la capacidad cognitiva del sistema, que consume todos sus recursos en las problemáticas del crecimiento de la producción y la comercialización, así como en el mantenimiento de un orden político subordinado a sus necesidades. Éste es un conflicto difuminado, que no adquiere formas políticas o sindicales. Representa una amenaza latente que emite señales intermitentemente. Es como “Alien, el octavo pasajero” de Ridley Scott. Es un espectro que puede tomar cualquier forma. Pero tanto la larga espera como la precarización constituyen las bases de un nuevo conflicto social, ahora sólo enunciado en potencia.
Las tierras de nadie son múltiples y heterogéneas, y se nutren de diferentes fugas a tiempo parcial, así como de fugas a tiempo total. Entre las primeras se encuentra la explosión del fin de semana, reconquistado por un sistema de sentidos extraño a las instituciones, así como una suspensión del tiempo institucional. La reapropiación de espacios cotidianos en las periferias de las instituciones, como los pasillos, los espacios inmediatos a los centros educativos y los dormitorios domésticos. La reconquista de los conciertos musicales u otros acontecimientos colectivos o festivos. Por último, la creación de un espacio y tiempo compartido en los mass media, internet y las redes sociales, que albergan sistemas de relaciones liberadas de las instituciones.
Las fugas a tiempo total constituyen un conjunto muy rico de automarginaciones, constitución de comunidades basadas en la cooperación, ensayos de nuevas experiencias convivenciales y sociales, nomadismos múltiples y actividades en espacios sociales constituidos según el principio de autonomía y autorganización. También es preciso reseñar los nuevos movimientos sociales modelados por discursos, subjetividades, relaciones y prácticas muy diferenciadas a los convencionales.
La tierra de nadie, poblada por distintos contingentes y flujos que se renuevan continuamente, responde a la lógica de un grupo condenado por la sociedad del bienestar y el crecimiento a esperar un futuro incierto, vaciando su tiempo presente por las instituciones, ahora principalmente de custodia. La tierra de nadie es un volcán, una rebelión muda que no adopta la forma de conflicto convencional, pero que tiene un futuro abierto. En este blog aparecerán los distintos componentes de estas tierras de nadie, sus discursos, sus imaginarios, sus elementos, las personas que las pueblan y los saberes que los inspiran. Frente a las miradas distorsionadas de las ciencias sociales y los medios de comunicación, que entienden a los pobladores de las tierras de nadie como sujetos irracionales y desviados de la norma, desde aquí los rehabilitaremos mediante la comprensión del vínculo inseparable que existe entre sus prácticas y las condiciones de su larga espera, que conforman su marginación.
3 comentarios:
Yo soy una de esas habitantes de la Tierra de Nadie, quizás a caballo entre aquellos prófugos a tiempo parcial y aquellos a tiempo total. A caballo porque el camino hacia la automarginación es difícil y complejo. Implica no sólo renunciar a ciertas cosas, sino ser repudiado incluso entre tus allegados y eso entra dentro del embrollo de la emocionalidad, nada fácil de resolver.
Asimismo, el sentimiento de desorientación es inmenso, al igual que el sentimiento de injusticia, de estafa. Porque hemos crecido en un ambiente de crecimiento, valga la redundancia, hemos sido socializados en el "progreso", y ahora, que ya estábamos tan cerca de ese destino idílico al que nos hicieron creer que llegaríamos, resulta que las "condiciones" han cambiado. Ya no nos ofrecen la estabilidad con la que habíamos crecido. Ahora nuestro panorama es la precariedad, la flexibilidad. Reinventarnos constantemente. Y el choque es tremendo, provocando, como bien dices, un conflicto social aun latente.
Estoy en mi pretendida -hasta hace poco, antes de darme cuenta de la imposibilidad de mis deseos- última etapa del ciclo formativo. Y ahora lo único que afloro es desánimo ante lo que vendrá después. El rechazo a la imposición de estas nuevas condiciones laborales, económicas, sociales... en definitiva, de vida.
Supongo que me quedan dos salidas, a las que igualmente debo enfrentarme con valentía: la aceptación definitiva de este estilo de vida que se me asigna o la automarginación definitiva.
Aun tengo año y medio para resolver mi disyuntiva.
ROM KALÓ
Estimado juan. Lo mas perverso de todo esto es la cara de "gilipollas"que se le queda a uno ante tantos desmanes.
Muchos sociologos nos plantean alternativas basadas en la panacea del informacionalismo, otros en el transito del reconocimiento de los nuevos "derechos culturales" como proceso de cambio inducidos por el desvanecimiento de "lo social", el mas avispado nos lo plantea en terminos de posmodernidad con la ruptura de los metarrelatos pero lo unico que a veces me viene a la cabeza es la pregunta que ya Lyotard planteo y a la que añado el taco ¿porqué "cojones" filosofar?
Gracias.
Rom: No estoy seguro de que alcance el rango de filosofar, pero quiero desde aquí contar el gran accidente que está experimentando este sistema y los indicios débiles de un mundo nuevo que puede estar naciendo muy imperceptiblemente.
Para mí es importante hacerlo.
S:Entiendo tu situación. Lo más que puedo hacer es decirte que no puedan contigo y te puedas sobreponer. En este rincón estareis presentes
Publicar un comentario